Sin dudas aquel fue un equipo revolucionario. Era la primera vez sin Diego Maradona en más de 10 años. Pero además sin César Luis Menotti ni Carlos Bilardo. Después de los títulos del 78 y del 86 y de la final de Italia 90, la Selección tenía la vara altísima. Conquistar a un público que se había acostumbrado a los buenos resultados, con dos estilos completamente diferentes. Y llegó Alfio Basile. Y con el Coco, una nueva camada de jugadores. Y el público se enamoró.
Leo Rodríguez sabe (y supo en aquel momento) que con Maradona en actividad -en aquel tiempo estaba suspendido por doping- sus chances de ser titular en ese equipo hubiesen sido muchas menos. Pero, también lo sabe, aprovechó esa chance del destino y la rompió. Fue figura en un equipo que marcó una época y qué, según aquel 20 pelilargo, tuvo muchas similitudes con la de Scaloni.
“Fue una Selección con la que la gente se sintió identificada. Los chicos que habían hecho el Mundial 86, el Mundial 90, habían llegado a la final pero jugando de una manera distinta a la nuestra, ni mejor ni peor, de otra forma. Y nosotros representábamos lo que era el gusto sudamericano, el fútbol de la Selección Argentina en el 91 fue un fútbol dinámico, de mucha técnica individual, de mucha precisión, y de jugadores muy carismáticos, con los que la gente se sentía identificada”, dice en Glorias de Selección, para BOLAVIP.
“Es una Selección muy recordada porque esa Copa América -la 91- se vio mucho, estaba la moda del pelo largo, muchos de nosotros jugábamos con el cabello largo, vino la moda de las gorras…”, dice el ahora representante, quien en sus filas tiene nada menos que a Nahuel Molina, campeón del Mundo.
-Los partidos invictos, dos Copa América al hilo….
-Ganamos la Copa Confederaciones, ganamos la Copa Kirim en Japón, le ganamos a Alemania la revancha del Mundial 90, le ganamos la Finalissima (NdR: Copa Artemio Franchi) contra Dinamarca. Ganamos mucho. Nos golpeó después el 5-0 con Colombia, pero el proceso fue de mucho éxito. Te diría que después de éste, el de más éxito de todos. Se dio algo parecido a esta Selección. Esta Selección Argentina tiene muchos jugadores que son muy queridos por el público. Porque muchas veces a vos te toca ganar…
-Pero no hay onda por ahí con la gente…
-Exactamente, el resultado es netamente deportivo y no trasciende en otros factores. Hay equipos de fútbol, como esta Selección que ganó la Copa del Mundo, que trasciende fronteras. Que los chicos quieren ser como los jugadores que juegan en esa Selección, que compran la camiseta de sus jugadores, que se hacen los peinados como el jugador, todos quieren ser el Goycochea y todos quieren ser el Dibu. Muchas similitudes, con muchísimo respeto porque estos chicos salieron campeones del mundo y nosotros no. Selecciones que han tenido características muy símiles.
La entrevista completa a Leo Rodríguez en “Glorias de Selección” para BOLAVIP:
Revolución 90’s
Era la época del pelo largo y los claritos (Leo Rodríguez, Caniggia, Batistuta, también Claudio García, Antonio Mohamed, entre otros). También de las gorritas con publicidad. De Videomatch con un joven Marcelo Tinelli y Fútbol de Primera. También de la primera presidencia de Carlos Menem. De eso se acuerda el exvolante de San Lorenzo y la U de Chile, entre otros.
“Llegamos a la Argentina después de ganar la Copa y te sentís el dueño del país. Ese éxito que no deja de ser un poco vacío después. Me acuerdo que yo llegué y fue una locura, no podía caminar por Argentina. Una cosa que es difícil de explicar. Te invitaban a todos los programas de televisión, te llamaba Menem y te invitaba a comer una picada, era una joda total. Un día estaba en casa y me suena el teléfono y era el Secretario de Carlos y me dice: ‘Dice Carlos si podés venir a tomar algo a la tarde’. El Presidente de la Nación. Estamos todos locos. Voy, preparé una camiseta, se la llevé, me esperó con una picada, me hizo mil preguntas de fútbol”, relata.
-¿Vos solo fuiste?
-Solo fui.
-Ah, no es que iba el plantel.
-A mí me invitó. Me invitó a mí. Fui solo. Y le llevé la camiseta. Un año después, cuando volví de Europa, lo localicé yo, fui a verlo también y le llevé una camiseta, creo que ese año fue de Toulon o el Olympique de Marsella. Futbolizado él, mil preguntas, y muy afectuoso, te daba un abrazo y se te quedaba en el abrazo. Pero son las cosas que te da el fútbol.
-Y la Selección.
-Y el haber ganado. Porque el ganar te posiciona de diferentes maneras. Fue una época… Fue linda la época.
El 5-0 y el Maradó, Maradó
Era todo maravilloso. La Selección había logrado su primera Copa América en 32 años y no sólo eso, había ganado dos seguidas. Comenzó las Eliminatorias para USA 94 con un invicto que llegaría hasta los 31 partidos (se jugaron dos partidos ante Resto del Mundo y Resto de América que no se contabilizan como oficiales). Muchos de los campeones del 91 habían sido vendidos a grandes equipos. Era todo fiesta, alegría, fútbol show. Un Coco que con su vozarrón era pura motivación. Pero chocó contra un Tren. El de Valencia y compañía.
-Fue un golpe duro ese 5 a 0. Sí. La tapa negra del gráfico. ¿Cómo viviste eso? Porque venías de la gloria máxima y de repente eran los peores del mundo.
-Sí, yo creo que eso te hace crecer. El ganar, el que te alaben, el que te feliciten, que te digan que todo está bien, te hace entrar en una burbuja que no está buena. Cuando vos ganás y te va bien, no reflexionás tanto, estás subido arriba al caballo y vas galopando con ese caballo y de repente un cachetazo te invita a un montón de cosas. Yo tengo una anécdota muy buena para contar del 5 a 0, refleja un poco el exitismo del argentino o del fútbol en general y qué decepcionante es en la derrota. Nosotros salimos del predio de Ezeiza para jugar con Colombia, que había que ganar, o incluso, empatar.
-Argentina había ganado todos los partidos, venía invicto y pierde el invicto en Colombia, 2-1. Y esta era la revancha.
-Esta era la revancha, el partido de vuelta. Para quedar afuera del Mundial había que perder por mucha diferencia de gol. Salimos desde Ezeiza al estadio de River y la gente no solo acompañó al micro, al costado de la Ricchieri y todo General Paz hasta el estadio estaba toda la gente al costado con banderas, papás, hijos, familiares, todos, esperando que pase el micro. Nosotros saludando por la ventanilla. Perdimos 5 a 0, fue un golpe terrible, me acuerdo como si fuera hoy. Yo fui uno de los pocos que me fui en el micro…
-Porque se iban cada uno con su auto.
-Te podías ir con tu auto o podías volver con el micro a Ezeiza. Terminó el partido, Le comuniqué a mi familia que se fueran, habíamos perdido 5 a 0, qué sé yo. Éramos tres o cuatro en el micro, nada más. Me bajé en Figueroa Alcorta y me tomé un taxi y me fui a la casa de mi vieja en Lanús. Una tarde que era soñada, clasificar al Mundial, fiesta preparada, miles de personas al costado del micro, terminé yéndome solo a mi casa en un taxi, vacío, como estábamos todos, derrotados, con un repechaje por delante. Fue una triste, pero que te ubica.
-¿Te reconoció el tachero?
-Yo creo que sí, ¿sabes?
-¿No te dijo nada?
-Creo que sí, pero yo en ese momento estaba… bloqueado. Estábamos viviendo una situación a la cual no estábamos acostumbrados. Estábamos en un estado de shock, no estábamos preparados para ir a un repechaje. La gente tiene poca memoria, recuerda el 5 a 0 pero no recuerda el cómo. Hasta el minuto 41 íbamos 0 a 0. Nos hacen el primer gol a los 41 minutos, y después empieza el segundo tiempo y nos hacen a los 4, a los 8 y a los 12. En 15 minutos perdemos 4 a 0. Fueron 15 minutos de un tsunami que te pasó por encima. No es normal que a un equipo del nivel nuestro le hagan cuatro goles en 15 minutos.
-¿Y a qué lo atribuís?
-Podría decir muchas cosas. El 1-0 nos golpeó. A Colombia le dio tranquilidad. Colombia era muy adepto a jugar contra nosotros porque nosotros atacábamos, teníamos posesión de la pelota y te agarraba el Tren Valencia y el Tino (Asprilla) de arranque y corrían 40 metros a 300 kilómetros por hora, las características del partido jugó a favor de ellos. Éramos un equipo que jugaba muy bien y que era contundente en ataque, pero para retroceder no éramos el mejor equipo. Nos pasó en el Mundial también.
-La Selección en el 2022, el golpe llega en el primer partido del Mundial contra un equipo que Argentina intuía o pensaba que iba a ganar y ellos hablan de que ese cachetazo a tiempo les terminó haciendo bien.
-Perdieron el partido que tenían que perder, dando el mérito a los chicos, porque en algún momento perdés. Ganaron, ganaron, ganaron, en algún momento el fútbol te invita a la derrota. Ese partido Argentina no lo mereció perder, hubo tres goles de Lautaro (Martínez) que los offside fueron una nariz, un dedo. Pero la derrota vino bien, te invita a la reflexión y los chicos pudieron sobreponerse.
El regreso y el adiós de Diego
“Vergüenza”, título la revista El Gráfico. Sanfilippo atacó a Goycochera en un programa y lo acusó de “comerse todos los amagues”. Maradona, que había estado en el Monumental esa noche oscura, empezó a ser aclamado por los hinchas. Podía volver, ya no había sanción. Y se venían dos partidos ante Australia para llegar al Mundial 94. El retorno de Diego implicaba para Leo Rodríguez, dejar su lugar en la cancha.
-El “Maradó, Maradó”, se escuchó como grito de guerra. Hasta ese momento no se lo había extrañado. Y vuelve Diego. ¿Cómo fue eso?
-Primero cómo lo veía en ese momento y cómo lo veo hoy. Había jugado más de 30 partidos en la Selección, en el puesto de Maradona, un milagro de Dios. Los jugadores pasaban 20 minutos en ese puesto y yo había jugado 30 partidos, era un montón. Sabía que a partir de ese momento iba a ser muy difícil para mí encontrar un lugar en el equipo. Y yo con la inmadurez típica de un pibe de 24, 25 años, mirás eso. Hoy, me siento orgulloso de haber jugado en la Selección Argentina con Maradona, haber jugado un Mundial con él, haberlo reemplazado en el Mundial, haber compartido habitación con él en dos ocasiones, haber tenido la posibilidad de estar al lado de un tipo histórico, un prócer. Que nos representa a nivel mundial, no hay palabras para describirlo, en lo bueno y en lo malo. Porque la realidad es que Diego, así como tenía un montón de cosas que eran positivas, era una persona que, convivir con él, compartir con él y llevar adelante el día a día con él, con su estado de ánimo, con sus altos y bajos… Hace ruido decirlo, pero Diego era una persona que estaba enferma. Esa parte cuesta transmitirla porque uno trata de evitarla, pero Diego tenía una enfermedad y él convivía y luchaba permanentemente con esa situación. En un momento lo miraba de una manera, hoy lo miro orgulloso de todo lo que viví.
El regreso de Maradona dio lugar también a cambios profundos en el equipo. Se sumaron nombres, otros finalmente se quedaron afuera de la lista definitiva para instalarse en el Babson College, en las afueras de Boston. Darío Franco, fracturado en la Copa del 93, se quedó afuera y se sumó un joven Ariel Ortega. Finalmente, Rodríguez fue confirmado con su clásica camiseta 20.
-¿Cómo fue de manera interna todo lo que generó ese doping sorpresivo de Diego, cuando el equipo estaba bárbaro?
-Es difícil dar una respuesta, lo que se vivió fue una locura. No estábamos preparados para la suspensión de Maradona. Y nos llegaba un mensaje equivocado, de que era muy probable que le levantaran la suspensión. Entre el partido que lo suspenden hasta el partido siguiente, hasta 24 horas, estábamos esperando se pudiera dar. Para mí fue muy complicado, Basile no me decía nada. El día anterior al partido, yo me entrené con los que no iban a jugar. Hice una parte física que no era la adecuada para un futbolista que al otro día a las 12 del mediodía tenía que jugar 40 grados. Llegué al partido con Bulgaria no bien físicamente. Yo siento que Basile estaba esperando, eso no lo sé. Y fue duro, nos dolió mucho la salida de Diego. Le dolió mucho a él, y nos hizo mucho daño a nosotros porque perdimos la tranquilidad. Nos revolucionó, había mil periodistas en la puerta del hotel, se querían meter por los ascensores. Y la verdad es que nosotros no sabíamos nada. Para nosotros fue una película nueva, que nos desayunamos ahí, no entendíamos nada ni de Efedrina, ni de esto, ni de lo otro. Nada, totalmente fuera de contexto. Estábamos metidos en un Mundial, sabíamos que teníamos equipo para ganarlo, cada uno quería dar, la convivencia era buena y de repente explotó una dinamita en en la Selección Argentina: Maradona suspendido por doping, afuera del Mundial en dos minutos, y a las 72 horas tenés que jugar. Cambiando de ciudad. Nosotros nos fuimos de Boston a Dallas y dejamos gran parte de nuestra, porque con el empate volvíamos. Perdemos por diferencia de dos goles, y ahí la sede que nos toca es Los Ángeles, no volvimos nunca.
-Y encima se lesionó Caniggia…
-Se lesionó Caniggia, a los 20 minutos, casi se cae el avión, tuvimos un disgusto grande, la han contado ya… Cuando íbamos de Dallas a Los Ángeles, se movió. Nos dio un rayo en el medio del avión, voló todo por el aire. Yo me acuerdo que tenía a Fernando Redondo atrás mío. Estábamos tomando mate, café, nos quemamos, voló todo, todos a los gritos. Hicimos una parada y me acuerdo que, sin dar nombres, algunos de los chicos no querían volar, estaban con miedo, en cuatro días a nosotros, en cinco días fue un cúmulo de situaciones… Para competir a ese nivel donde la diferencia entre ganar y perder es mínima, tenés que estar bien alimentado, bien descansado, con un clima de tranquilidad.
Y a nosotros nos pasaron muchísimas cosas. Perdimos a Maradona y a Caniggia. O sea, ancho de espada, ancho de basto. En 72 horas.
-Ese Mundial era ganable…
-En semifinal nos metíamos.
La Scaloneta
Aquel 3 de julio de 1994 fue su último partido con la camiseta Argentina. Pero le quedan miles de recuerdos. Y sobre todo un amor por la celeste y blanca. A poco de iniciar una nueva Copa América para la Selección, los recuerdos afloran. Y la esperanza de que, así como en el 2021 se cortó la racha de 28 años sin ganarla -como ocurrió en aquel 1991- ahora, entre tantas similitudes, pueda haber nuevamente un bicampeón.
-Hasta el 2021 Argentina había perdido muchas finales de Copa América y no se daba, parecía una maldición.
-Por suerte se le dio a un grupo de jugadores que se lo merece. Este cuerpo técnico de la Selección me encanta, siempre digo que Scaloni está haciendo un trabajo superlativo, me encanta la gente que trabaja en la Selección, me encantan los jugadores, tengo admiración por ellos, respeto, les tengo cariño, así que creo que estamos representados por un grupo de jugadores que nos representan como corresponde.
-¿Y cómo la ves a la Copa América?
-Soy más que optimista, tenemos un plantel y unos jugadores bárbaros, después el fútbol puede tener un montón de imponderables, pero estamos bien defendidos, con un plantel súper competitivo, con un cuerpo técnico que tiene los pies sobre la tierra, me encanta Scaloni como declara, con su tranquilidad, cómo declaró en la derrota. Estamos en manos de futbolistas y de un cuerpo técnico que podemos confiar en ellos.