Boca Juniors y Talleres aburrieron a todos en la final de la Copa Argentina. Tras empatar sin goles en los 90 minutos, fueron a penales y El Xeneize mostró mejor puntería. Por eso, y la intervención de Agustín Rossi, se consagró campeón. Nada más.
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Había expectativa. El conjunto de Sebastián Battaglia no llegaba con un nivel regular pero las figuras de Boca suponían un mejor rendimiento a nivel colectivo. Por el otro lado, La T, segundo en la Liga Profesional, llegaba ilusionado a su primera final pero tampoco hizo méritos para festejar. De las peores finales existentes en los últimos años.
Si nos detenemos en lo hecho durante el tiempo regular, ambos equipos solo acertaron al arco en una oportunidad. Sí, Rossi y Herrera participarón solo una vez. Malas decisiones constantes y poca convicción para asumir riesgos. Un bodrio total.
Un dato revelador de lo que fue el encuentro es el que aportó Opta: el tiempo efectivo de juego fue de 42 minutos y 42 segundos sobre un tiempo total de 99 minutos y 27 segundos. Es decir, la pelota estuvo sin acción a lo largodel 57% del partido. Poco y nada.
Otro dato interesante para reflejar la carencia de juego es la cantidad de infracciones existentes: 32 en total, repartidas en ¡16 por lado!Entrega no faltó, está claro…
