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Entrevista exclusiva

Fue la gran promesa de Vélez, jugó en el fútbol de Eslovaquia y reveló la importancia de Miguel Russo en su carrera: “Confió en mí”

Sebastián Ereros dialogó en exclusiva con Bolavip y repasó su carrera, además contó que creó un club para ayudar a los demás.

Sebastián Ereros
© Rodolgo Vacarezza - BolavipSebastián Ereros

Sebastián Ereros recibió a BOLAVIP en el CEDEM de Tres de Febrero, allí está prácticamente todos los días para dar lo mejor de sí y ponerse al servicio de otros. De fondo juegan unos 20 chicos de no más de ocho años al fútbol, lo hacen en una cancha de primer nivel, con profes y la atenta mirada de Ereros, quien les da sus consejos y los ayuda a mejorar la técnica.

El objetivo es claro: darles a los chicos del barrio una herramienta para el día de mañana, acercarlos al deporte y alejarlos de la calle. Le gusta lo que hace, tiene mucho que enseñar y sabe cómo hacerlo, no solamente por haber tenido una gran carrera como profesional o mismo que tenga hecho el curso de director técnico, sino porque le gusta, porque lo apasiona y quiere dar sin recibir nada a cambio.

Surgió en el Vélez de Miguel Ángel Russo en sus comienzos, tuvo un muy buen paso por Tigre, luego su carrera se convirtió en un en un cambio permanente: llegó a jugar en el fútbol griego, de Eslovaquia y también alternó entre la Primera División del fútbol argentino y en el Ascenso. Ahora los desafíos pasan por otro lado, fundó un club que se llama Elroi -que significa el Dios que me ve- que se ubica en Asamblea 4467, Santos Lugares, aunque por el momento realizan sus actividades en el CEDEM de Tres de Febrero.

Sebastián Ereros recibió a Bolavip en Tres de Febrero. (Foto: Rodolfo Vacarezza – Bolavip).

Sebastián Ereros recibió a Bolavip en Tres de Febrero. (Foto: Rodolfo Vacarezza – Bolavip).

-Gracias por recibirnos tan bien. Contanos, ¿dónde estamos y cómo describirías tu carrera deportiva?
-Gracias por venir. Estamos en el predio municipal de Tres de Febrero, Caseros. Agradezco a Diego, Ezequiel, Maxi, Fer y a todos los que nos abrieron las puertas. Mi carrera fue una experiencia increíble, con momentos muy destacados, especialmente en Vélez, donde me formé, y en otros clubes importantes como Tigre y Talleres.

-Estamos viendo chicos de 5, 6, 7 años jugando al fútbol. ¿Qué recuerdos te trae esa imagen? ¿Cómo eras vos a esa edad?
-Verlos me hace desear volver a esa etapa. A esa edad, disfrutás sin tanta presión. Con la experiencia, uno entiende mejor lo que significa jugar y quizás tomaría decisiones diferentes, pero es parte de la vida. A los 6 o 7 años, el fútbol debe ser diversión. Hoy veo mucha competencia en los chicos, y desde este lugar intentamos que aprendan coordinación, a usar ambas piernas y perfiles, pero siempre disfrutando, porque no dejan de ser niños.

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-Fuiste un jugador de gran técnica. ¿Se nace con eso o se trabaja?
-Es una combinación. Siempre tuve técnica, pero la desarrollé con práctica. Por ejemplo, aprendí a patear córners con ambas piernas, algo poco común. En Instituto, con Kudelka, practicábamos jugadas de pelota parada aprovechando esa habilidad. La repetición y el trabajo diario perfeccionan lo que traés de base.

-Tu escuela futbolística fue Vélez, un club reconocido por su formación. ¿Qué tiene de especial?
-Vélez prioriza el desarrollo del jugador para llegar a Primera, no solo ganar en Inferiores. No te imponen la victoria como obligación, sino como consecuencia de un buen juego y crecimiento. Eso te prepara para resolver situaciones en Primera División sin sorpresas. Muchos chicos de Vélez llegan a la élite porque se enfocan en formarte integralmente.

-Tu papá, Carlos Ereros, fue un futbolista reconocido. ¿Sentiste presión por seguir sus pasos?
-Al principio, por inocencia, no lo sentía tanto. Con el tiempo entendí la magnitud de sus logros, como jugar una final del mundo. Éramos diferentes: él era más veloz, yo más técnico. Nunca me sentí en desventaja, y eso me ayudó a no compararme. Cada uno tenía su estilo, y eso me dio tranquilidad.

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-¿Cómo fue tu debut en Primera con Vélez, en un equipo campeón?
-Siempre vi el ascenso a Primera como un proceso. Hubo dudas cuando compañeros de mi categoría debutaron antes, pero mi familia me mantuvo enfocado. Tener un padre futbolista me hizo ver el fútbol como algo alcanzable. Debuté en un Vélez campeón, lo que facilitó todo: el equipo sabía a qué jugaba, y yo solo debía cumplir mi rol. Eso hizo que mis primeros partidos fueran más naturales, sin tanta presión.

Sebastián Ereros con la camiseta de Vélez. (Foto: Gentileza Sebastián Ereros).

Sebastián Ereros con la camiseta de Vélez. (Foto: Gentileza Sebastián Ereros).

-¿Qué referentes te ayudaron en ese momento?
-En ese Vélez había compañeros de inferiores como Marcelo Bravo, Mauro Zárate y otros, lo que hacía el vestuario muy familiar. Entre los referentes, Lucas Castromán fue clave. Su sinceridad y personalidad me marcaron, y hasta hoy mantenemos una gran relación.

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-Recientemente falleció Miguel Ángel Russo, tu técnico en Vélez. ¿Qué recuerdo tenés de él?
-Miguel fue mi primer técnico en Primera, el que confió en mí. Era sincero, te hablaba de igual a igual, algo valioso en el fútbol. Como jugador joven, no tuve tanto diálogo con él, pero siempre sentí su apoyo. Como persona, generaba confianza, y su pasado como jugador lo hacía entenderte mejor.

-Pasaste a Tigre, un equipo que marcó una época. ¿Cómo fue esa transición?
-Fue un cambio grande. Venía de Vélez, con una estructura de élite, a un Tigre que recién ascendía y aún estaba adaptándose. Al principio, las comodidades eran básicas, pero el grupo humano era excepcional. Esa unión, junto con buenos jugadores, nos llevó a pelear un campeonato en el primer año. Fue un equipo que dejó huella.

Ereros en Tigre. (Foto: Gentileza Sebastián Ereros).

Ereros en Tigre. (Foto: Gentileza Sebastián Ereros).

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-Tu paso por Eslovaquia fue curioso. ¿Cómo llegaste ahí?
-Estaba en Grecia y me ofrecieron ir a Holanda, pero no se concretó. Cuando el libro de pases estaba por cerrar, el representante me propuso un equipo en Eslovaquia donde era el dueño. Era una solución temporal, ya que volver a Vélez, que era campeón, iba a ser complicado. Estuve cuatro meses en una ciudad pequeña, con mucho frío y nieve. El idioma no fue tan duro porque venía de Grecia, pero la liga era menos competitiva. Había argentinos, y eso facilitó la adaptación.

-Entre 2009 y 2019, pasaste por varios clubes. ¿Por qué no te afianzaste en uno?
-Nunca estuve más de un año en un club, salvo en Vélez. A veces, los cambios parecían positivos, como ir de Gimnasia a Cerro Porteño para jugar Libertadores. Pero con el tiempo, los movimientos constantes no me dejaron hacer base. Buscaba algo mejor, pero no siempre resultó. Hoy veo que quedarse en un lugar pudo haber sido más beneficioso.

-Estuviste en clubes de ascenso como Chacarita, All Boys, Defensores, San Miguel. ¿Cuál te marcó más?
-Chacarita y Tigre me impactaron por la pasión de su gente. Jugar en el Monumental con Tigre, con la tribuna llena, fue inolvidable. Talleres, en el ascenso, con 6 o 7 mil personas en un partido común, era increíble. Instituto también me encantó por la comodidad y el ambiente. No logré un ascenso, pero fueron experiencias muy ricas.

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Sebatián Ereros en Instituto. (Foto: Gentileza Ereros).

Sebatián Ereros en Instituto. (Foto: Gentileza Ereros).

-¿Cómo viviste el rigor físico del ascenso?
-El ascenso es más físico, con más roce. Tenés un poco más de tiempo para decidir, pero la intensidad es menor que en primera. En clubes como Talleres o Instituto, que estaban casi a nivel de primera, no lo sentí tanto. Hacia el final, en equipos más físicos, sí me costó más.

-Retirarte joven debe ser duro. ¿Cómo tomaste esa decisión?
-Es difícil. A los 30 y pico, cuando empezás a entender el fútbol, ya no “servís”. Darte cuenta de que no vas a volver a jugar profesionalmente choca. En mis últimos años, veía que mi carrera no progresaba, y el estilo de juego no me favorecía. Decidí cerrar esa etapa y prepararme como técnico, estudiando periodismo para mejorar la comunicación. Fue una decisión dura, pero necesaria.

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-¿Crees que el fútbol argentino debería preparar mejor a los jugadores para el retiro?
-Totalmente. Muchos chicos no llegan a ser profesionales y no están preparados para eso. En una clase de periodismo, de 40 alumnos, 38 estudiaban porque no pudieron ser futbolistas. Eso me hizo valorar mi carrera, pero también ver que los clubes deben apoyar más a los que no llegan, porque el retiro, por lesión o falta de oportunidades, puede ser devastador.

-Ahora que te formaste como técnico, ¿cómo sería tu equipo ideal y qué querés para tu futuro?
-Mi equipo ideal propone, es protagonista y tiene clara su forma de jugar. Quiero que los jugadores sepan qué hacer en la cancha y que yo sea una guía para su crecimiento. Más allá de ganar, mi objetivo es ayudar a los futbolistas a mejorar y avanzar en sus carreras, quiero ser una ayuda para el jugador. En el futuro, quiero seguir ligado al fútbol, porque nada se compara con estar en la cancha.

-Hoy en día estás al frente de un proyecto formando chicos, ¿cómo surge eso?

-Nada se compara como jugar, lo que le sigue es como técnico, pero hoy estoy más en la formación con un club y creo que Dios decide, nosotros tenemos que servir en el talento que él nos dio y ponerlo al servicio de otro. Creo que tomé muchas decisiones en mi carrera y la mayoría fueron equivocadas, así que ahora dejo que las tome él. Estamos con un club que se llama Elroi, que significa Dios que te ve, que está presente y un poco es eso, es dar lo mejor de uno sin esperar recibir nada a cambio.

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Mirá la entrevista completa a Sebastián Ereros

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