Augusto Batalla se formó en River, el club que le dio la oportunidad de debutar en Primera y con el que festejó siete títulos en el inicio de la era Gallardo. Sin embargo, su consolidación, el momento en que se sintió pleno nuevamente, fue en el arco de San Lorenzo.
Llegó al Ciclón luego de su paso por el fútbol chileno para pelear con un histórico Sebastián Torrico. Se ganó la confianza de Rubén Darío Insúa y se quedó no sólo con el puesto sino que también llevó la cinta de capitán de San Lorenzo. Estaba a préstamo y el club tuvo dos opciones para comprarle su pase a River.
Sin embargo, esa gestión no se concretó y Batalla debió buscar otros rumbos, que lo llevaron a Europa, donde hoy disfruta de un buen momento personal y de su equipo, el Rayo Vallecano que no sólo compite en LaLiga de España sino que también clasificó a la Conference League y se encuentra en el pelotón de los primeros ocho que avanzan directo a octavos de final.
En un extenso mano a mano con Bolavip, el arquero acepta que “se puede decir que encontré mi lugar en el mundo en Madrid”, aunque enseguida aclara que “también podría decir que mi lugar en el mundo lo podría haber sostenido y encontrado en San Lorenzo. Pero las cosas no se dieron para que me quede, el camino me fue llevando y ahora estoy muy cómodo y contento en Rayo Vallecano”.
La del Ciclón fue una etapa que él no hubiera cerrado y se nota cuando habla de ese momento, del club y de su gente, con la que confiesa que “hablo todos los días”. A la distancia, sigue presente. Y no esconde nada ni duda cuando tiene que señalar a Marcelo Moretti como responsable de que no se haya concretado su continuidad en San Lorenzo.
-¿Te hubiera gustado seguir?
-Sí, me hubiera encantado. El club tuvo dos posibilidades para comprarme, dos opciones de compra muy bajas. No lo hicieron, no sé si no tenían recursos o lo utilizaron para otra cosa. No se dio. Yo tenía todo ahí. Estaba muy feliz en San Lorenzo, viviendo en mi casa, cerca de mi familia, cerca de la familia de mi mujer, con mis hijos recién nacidos…
-¿Cómo fue ese momento? Porque hubo muchas versiones.
-Había elecciones y supuestamente los cuatro candidatos querían que yo siga. Ganó la elección la dirigencia actual y no me llamaron hasta el 28 de diciembre. A mí me sale lo de Granada de la mano de Mateo Tognozzi, un manager de la puta madre acá en Europa que estaba en Granada. Me dice “vení a darnos una mano” y agarré Granada por seis meses. Terminamos descendiendo, pero yo tuve un semestre positivo y bueno. Después el Rayo me trajo a préstamo, sin opción también. O sea, era ver cómo salía y el club después quiso que me quede, se puso de acuerdo con River y me dio un contrato de larga duración. Conmigo, el Rayo se ha aportado de maravilla.

Augusto en el Nuevo Gasómetro, en un clásico frente a Boca. (Foto: Getty).
-¿Y San Lorenzo no hizo ningún intento para que vuelvas?
-Yo siempre voy a decir la verdad y tengo los mensajes acá (señala la pantalla de su teléfono). Yo no miento nunca. Yo salgo en Radio La Red un día a las 6 de la tarde contando que ya había firmado el contrato con el Rayo Vallecano, yo seguía esperando, pero en un momento me pusieron un ultimátum: “O venís o no venís”. Yo había hablado con Moretti 10 días antes y le decía “mandame el contrato, mandame el contrato, mandame el contrato”. Una hora después de esa entrevista con Marcelo Palacios, a las 7 de la tarde, me manda el contrato y le digo “mirá, yo ya di mi palabra, no puedo decirle esta gente que ya me sacó el pasaje que no voy”. No, no es así. Yo no me manejo así en la vida. En el mercado anterior también estuve esperando hasta el último día. Yo estaba de vacaciones en Costa Esmeralda y no me llamaba nadie. El 26 de diciembre me llamó Mateo Tognozzi y jugué el 2 de enero. O sea, hasta ese momento no me la llamaba nadie y antes de las elecciones me querían todos, me decían que quería venir a mi casa a tomar un café. Yo nunca acepté por respeto a la dirigencia que estaba, a todos les dije que gane quien gane, al otro día de las elecciones lo recibía en mi casa. No vino nadie, no me llamó nadie y después tuve que decidir sobre mi futuro.
-¿Te sorprende la situación actual de San Lorenzo?
-No.
-¿Te tocó vivir situaciones como las que están pasando ahora?
-No tan extremas, pero no me sorprende que hoy esté el club viviendo esto con las personas que están al frente. No me sorprende.
-¿Y te duele aunque ya no seas jugador de San Lorenzo?
-Duele. Hablo con gente de San Lorenzo, cuerpo médico, gente del staff, compañeros… Yo tengo grupos que hablamos literalmente todos los días, no es que hablamos una vez cada tanto. Todos los días. A mí me parte el alma ver al club así. Ahora con un pedido de quiebra, que si no ponen la plata, que van a apelar, que… Me parte el alma. Me parte el alma ver compañeros, amigos míos que… que cuesta mucho todo cuando de arriba está todo muy mal. Cuesta mucho todo el día a día. Nosotros, gracias a Dios, en ese año Rubén blindó el vestuario. Lantarón fue una persona que se ha portado muy bien. Lammens apareció cuando tenía que aparecer. Nosotros ese año lo pudimos encaminar, pero es un club que te requiere estar. Estar, luchar, pelear, estar… Ojalá que levanten. Ortigoza fue una persona que a mí me ayudó muchísimo. Cuando llegué me dijo “vení, sentate acá, mirá esto, mirá lo otro”, me ayudó muchísimo. A mí me duele en el alma la situación que está viviendo el club.
-¿Y ves una solución? A la distancia parece un panorama muy complicado.
-Eso no lo sé. También me pasa que al estar afuera lo único que puedo decir es que no me sorprende. Ahora, si hay una luz al final del túnel, creo que eso lo saben más que nada los que están adentro. Hay que tener cuidado cuando uno está fuera y hablar con tanta soltura de algunos temas. Deseo con toda mi alma que mejore por la gente de San Lorenzo, por mis amigos, por la gente del club que son una laburantes de puta madre. Yo pasaba todos los días con la gente electricidad, con Willy, con el Hormiga… A mí no me van a contar nada. Yo lo vivía.

En San Lorenzo se había transformado en líder y capitán del equipo de Rubén Insúa. (Foto: Getty)
-¿Te pasó, por ejemplo, tener que poner plata para algo que se necesitaba en el club?
-Me pasaron mil cosas, pero no voy a… Yo siempre digo que las obras benéficas por fuera de la cámara.
-¿La primera vez que te llamaron de San Lorenzo dudaste en ir?
-Después de River, Atlético Tucumán y Tigre, yo necesitaba cambiar de aire y encontré a Unión La Calera, un club que estaba surgiendo. Nos fue bien, jugamos Copa Sudamericana y la verdad que tuve un buen año. Ahí conocí a mi psicólogo, conocí a mi segundo profe y empecé a entrenar mucho, a trabajar mi cabeza. Después de ese año me voy a O’Higgins, que también tuvimos otro buen año. Y a la mitad del 2021 me surge la posibilidad de volver al fútbol argentino, a San Lorenzo. Fue una decisión difícil de tomar porque tenía una lupa muy grande sobre mi nombre y tenía que hacerme mi lugar con Seba Torrico, que no era nada fácil porque él era una eminencia. Tuve que luchar el puesto hasta que Rubén Darío (Insúa) me dio la posibilidad de jugar y gracias a Dios pude devolverle la confianza con rendimiento.
-¿Y ahí te liberaste un poco de la presión que te generabas vos mismo? Porque fue una buena etapa.
-Las primeras 10, 15 fechas estaba muy observado. Yo sabía que el primer centro que salía mal ya era la debacle total. “Volvió a Batalla, es un desastre”, ¿viste? Lo típico del periodismo del fútbol argentino, la gente… Y, bueno, las primeras 10 fechas fueron de tomar confianza, consolidarme, demostrar que era otro tipo de arquero, que estaba más formado. Hubo personas que me ayudaron mucho: Juan Carlos Docabo, el entrenador de arqueros de San Lorenzo, Gastón Rojas, el preparador físico, y Rubén Darío, que me dio la posibilidad de jugar, que me confió en mí. El equipo estaba en zona de descenso, lo sacamos, lo llevamos a Sudamericana, después competimos en la Sudamericana y lo llevamos a Libertadores. La verdad que fue espectacular. Como te dije antes, si esa sensación de entrar al predio de la AFA es la más linda, entrar a la cancha de San Lorenzo con mi hijo en brazos, siendo capitán, con la gente es un momento inolvidable.

Rayo Vallecano le compró su pase a River y le firmó contrato hasta 2030. (Foto: Prensa Rayo Vallecano)
Trayectoria y títulos
- 2014/2017: River
- 2018: Atlético Tucumán
- 2018: Tigre
- 2019: Unión La Calera (Chile)
- 2020/2021: O’Higgins (Chile)
- 2021/2023: San Lorenzo
- 2024: Granada (España)
- 2024/2025: Rayo Vallecano (España)
Con River fue campeón de la Copa Sudamericana 2014, Recopa 2015, Copa Libertadores 2015, Suruga Bank 2015, Recopa 2016, Copa Argentina 2016 y 2017.
También fue campeón con la Selección Argentina Sub 17 del Sudamericano 2013 y con la Sub 20, del Sudamericano 2015.

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