Comenzaron a disputarse las semifinales de la presente edición de la Copa de la Liga Profesional de Argentina. Lo hicieron bajo la soleada tarde del Estadio San Juan del Bicentenario, donde chocaron frente a frente dos grandes del país como Racing Club y Boca Juniors. Promesa de buen espectáculo, y, fundamentalmente, de grandes emociones.

En ese contexto, la primera jugada del partido no tuvo nada que ver con el buen fútbol que prometían los comandados tácticamente por Juan Antonio Pizzi y Miguel Ángel Russo. Muy lejos de eso, la acción destacada se tradujo en un terrible topetazo por parte de uno de los jugadores de la Academia frente al contrincante de turno. Muy doloroso.

Es que, cuando transcurrían jugados apenas dos minutos del primer tiempo, Aníbal Moreno, volante de Racing que llegó desde Newell’s Old Boys de Rosario, perdió por completo los papeles y le metió un manotazo infernal en el rostro a Alan Varela. El árbitro, probablemente por el poco tiempo de juego, solamente le mostró la tarjeta amarilla.

Como no podía ser de otra manera, el joven y prometedor mediocampista del equipo Xeneize quedó tendido en el suelo, envuelto en dolor y tomándose el rostro. Al mismo tiempo, los compañeros de Varela arrinconaron a Darío Herrera, máxima autoridad del compromiso, para reclamarle la determinación de no sacar la tarjeta roja.

Clima tenso entre los de Avellaneda, que acudieron a esta instancia tras eliminar por penales a Vélez Sarsfield en el José Amalfitani del barrio porteño de Liniers, y los campeones vigentes del fútbol argentino, que dejaron en el camino a River Plate en el Superclásico, también desde la vía de la definición desde los doce pasos.