Hernán Jorge Crespo fue el invitado de esta semana en Clank!, el podcast de Juan Pablo Varsky. En ese contexto, el inolvidable ex delantero que hoy busca seguir pisando fuerte como director técnico no esquivó ninguna de las consultas y tocó un abanico de temas realmente importante.
Luego de una extraordinaria carrera como futbolista y de su reciente experiencia como entrenador en Emiratos Árabes Unidos, “Valdanito” está listo para un nuevo desafío. Tras alejarse de Al-Ain, el argentino no solamente se refirió a su futuro como estratega: al mismo tiempo, efectuó un repaso desde sus inicios hasta los tiempos que corren.
Los difíciles primeros pasos de Crespo en el fútbol
“Yo sufrí mucho en inferiores, mucho. Desde todo lugar: lo deportivo y lo personal. En un ambiente picante, difícil, venir de un colegio privado, era casi bullying, porque intentás hablar correctamente y no sos del palo. Encima no jugaba. Yo me desarrollé tarde. Era el chiquitito, pero siempre me inspiró el seguir por el placer de jugar, yo quería jugar y seguir. Yo veía a River como el colegio, que das la materia y te dicen que el próximo año volvés, por eso seguí insistiendo”, comenzó narrando.
Y, luego, amplió: “Siempre fui un chico que respetaba al técnico y al profe, no era el que se escondía. Siempre hacía lo que decían y de repente exploté, aprendí a desmarcarme para sobrevivir, a que no me paguen, a tocar de primera, a amagar ir para un lado y salir para el otro. Pero todo eso para que no me peguen porque yo era chiquitito y cuando me desarrollé hice de ese problema una virtud futbolística”.
“En sexta división empiezo a jugar y se unió todo lo anterior, de ir derecho, seguir y no bajar los brazos. Empecé a ser imparable: en quinta hice 23 goles en 21 partidos, no pasé por Reserva y fui derecho a Primera. Todo en el mismo año, fue muy fuerte. Ahí fue que me llama Sabella, que era el técnico de Reserva, y me dice que tengo que ir a entrenar con ellos. Fue un viernes. Termino y no sabía qué tenía que hacer. Él me agarra y me dice: ‘Tenés que ir a concentrar con Primera. Hoy a la noche’. En el medio hay una anécdota muy graciosa que es que el Tolo Gallego llama a mi casa, atiende mi mamá, que no tenía ni idea de fútbol, y él le dice: ‘Soy Gallego, señora, de River’. Y mi mamá cortó. Llegué a casa, me dijo que llamó un tal Gallego y que tenía que concentrar con Primera. Me presenté, llegué con un bolsito y en el bar esperándome tenía a Goyco y Fernando Gamboa. No me salió ni decir buenas noches, dije buenas tardes. Me puse todo rojo”, completó.
Passarella: de hacerlo debutar a truncar su regreso a River
Luego llegó el debut profesional de Crespo con la camiseta de River. Y fue de la mano de Daniel Passarella, quien se encontraba al frente de la dirección técnica de la institución Millonaria. Sin embargo, no todo fue positivo en dicha relación con el Kaiser ya que, varios años más tarde, después de una larga estadía en Europa, el delantero quiso volver y se encontró con un panorama complicado.
“A Passarella primero tengo que decirle gracias porque él me enseñó cómo ser jugador de fútbol, cómo tiene que vivir un jugador de fútbol, qué tenés que hacer para ser jugador de fútbol fuera de la cancha y eso es un agradecimiento eterno. Después, creo haberle retribuido. Siempre fue alguien especial para mí y los de nuestra generación. A mí me llevó a la Selección Argentina y jugué mi primer Mundial. Después, en la vida, uno va creciendo, la gente también se equivoca y puede cometer errores, pero ya está”, comenzó reconociendo.
Passarella, el DT que hizo debutar a Crespo.
Y, luego, fue al hueso: “Tengo un problema con Daniel, el problema de la vuelta, que a mí me generó muchísimo dolor. Él, cuando yo tengo pensado volver, River todavía estaba luchando. Fue en 2011, cinco fechas antes del descenso. Yo hablo con Parma, que me ofrece renovar, pero yo hasta viajé a despedirme de Parma porque me quería retirar en River. Me lo encuentro a Daniel en un shopping y en vez de proponerme quedarme me pide el dinero para un fideicomiso. Eso fue bastante doloroso, duro de asimilar y también de callar. Entonces no, volví a Parma y pasó todo lo que pasó”.
“Cuando vuelvo, el presidente de Parma me pregunta qué arreglé con River. Le dije que nada, duré seis meses en Parma y ya no quería más. Yo quería retirarme en River. Primero no quería hablar, decía cualquier cosa y hasta hablaba de la seguridad en Argentina, pero porque dentro de mí quise cuidar a Daniel por el amor y el afecto por él, pero pasó el tiempo y decidí contar mi verdad. Todo el silencio fue muy doloroso y lo que fue pasando, sobre todo estando lejos, por el amor que le tengo a River”, argumentó.
“Yo llegué con siete años a River, entonces, no poder volver, no poder decir adiós… Entiendo que se confundió, no le veo mala intención. Incluso después pasó algo realmente muy lindo cuando llega el Mundial 2018 y él ya era vicepresidente de Parma. Voy al lugar de las leyendas de FIFA y estaba ahí. Me aparece Daniel Bertoni, un tipo con grandeza, y me viene a hablar a mí. Me dice: ‘Hernán, pará de contar lo de Daniel porque le hace mal’. Y yo le digo: ‘Sí, no te olvides que él me enseñó a defenderme, pero me parece que el paso lo debería dar él’. Y quedó ahí. Después nos vimos con Daniel, nos pegamos un abrazo, me dijo una cosa al oído y para mí terminó ahí”, concluyó.
La etapa de Babington y la llegada de Ramón Díaz
Después de ser dirigido por Passarella y por el propio Gallego en River, Crespo vio pasar a alguien ajeno a la casa como Carlos Babington. Luego, tiempo más tarde, fue protagonista del inicio de una era dorada: la primera aventura de Ramón Ángel Díaz como entrenador del conjunto Millonario. Y así lo recordó de forma detallada y hasta ambigua.
“Voy a la Selección Argentina y, cuando vuelvo, Babington fue muy simple conmigo. Me llamó un día a la habitación, año 1995, y me dijo: ‘Mirá, Hernán, a mí como jugador no me gustás. Solamente te voy a poner cuando los dirigentes me digan que alguno de Europa te viene a ver. Bueno, listo, duro pero leal. Fuerte y al medio. Y yo se lo reconozco y está bien”, recordó.
Luego, continuó: “En diciembre de ese año, vamos a un partido que me acuerdo solo yo: cancha de Atlanta, Argentinos vs. River, con un calor impresionante. Me llama el Tolo Gallego y me dice: ‘Mirá, hablé con Ramón y que te haga jugar porque empieza el Preolímpico y quiero saber cómo estás’. Ramón, amigazo, partido horrible, 0-0, en el entretiempo me saca. A la noche, Gallego me dice: ‘Hablé con Daniel y está re caliente con Ramón. ¿No quiere que te lleve a la Selección? Ahora te llevo a la Selección porque te lo hizo para que no vayas'”.
Crespo, héroe de River en la Copa Libertadores 1996.
“En el mismo momento llega River y me dice: ‘No te queremos más, queremos que te vayas a préstamo al Yokohama Marinos’. Yo le digo: ‘Yo de River no me voy, yo me quedo’. Bueno, me rompieron el contrato y en esa época se jugaba por el 20%. Yo en ese momento no jugaba por el dinero. Me dicen: ‘Mirá que te colgamos’. En enero me voy a la Selección y no paro de hacer goles en el Preolímpico de 1996. En un partido con Colombia hago tres goles y el vicepresidente de Parma estaba en la tribuna. Va, le dicen a River que me quieren y River pide 4 millones de dólares. River dice: ‘Sí, llevate al paquetón’. Parma dice que sí pero para junio”, profundizó.
Y él respondió de la manera que sabía, rompiendo redes: “No paré de hacer goles. Vuelvo a River y todo el mundo hablaba de mí y de cómo no jugaba en River. Ahí sale Davice -presidente del club- en la tapa de ‘El Gráfico’ y dice: ‘Ramón no lo ve porque está ciego’. Yo jugaba en el torneo local y hacía goles, jugaba la Libertadores cuando me ponía y hacía goles. Llega Sporting Cristal allá por la Copa, nos comemos un baile terrible y yo sentado en el banco. Ramón me mete, la agarra Lombardi, la paro medio de pecho y la clavo: 2-1. Vamos al vestuario, viene Francescoli y dice: ‘Muchachos, si pasamos esta noche, ganamos la Libertadores’. En la vuelta juego de titular, hago el primer gol y después el de chilena. Y ahí empecé”.
La final soñada contra América de Cali
Tras dejar en el camino a San Lorenzo de Almagro en octavos de final, a Sporting Cristal en cuartos de final y a la Universidad de Chile en semifinales, River tuvo que medir fuerzas con América de Cali en la gran final de la Copa Libertadores. El objetivo era ponerle punto final a una sequía de 10 años en dicho certamen continental. Y Crespo fue la figura indiscutida de la serie.
“En la final contra América de Cali, ataja un penal Burgos, perdíamos 1-0, yo hago un gol en clara posición on side pero era una época difícil de Colombia, año 1996, muy picante. Veníamos de lo de Andrés Escobar en 1994. Gracias a Dios no pasó nada, pero te garantizo que entrar en ese contexto en Colombia era muy áspero. Bueno, perdimos 1-0 a la vuelta pasó lo que pasó: el 2-0 en el Monumental que fue impresionante”, narró.
“Recuerdo que me agarré la cabeza y pensé: ‘¿Qué hice?’ En el segundo gol, primero miro a la gente y quería abrazar a todo el mundo. Me pasó de todo: siete años yendo a River, no jugar, maltratado por técnicos, por algunos compañeros. Pude curar eso, fue mi fuerza para demostrarles a todos que estaban equivocados y entonces siempre fui para adelante. Tenía 20 años, arranqué como suplente esa Copa Libertadores. Ramón no me quería y me pasó todo eso en River. ¿Cómo lo convencí? Con goles”, señaló.
Por último, repleto de emoción, recordó las palabras de su ídolo: “Yo no sabía qué hacer, no sabía ni que había que levantar la Copa. En eso Enzo me esperaba abajo de las escaleras. Imaginate: Enzo, mi ídolo. Me dice: ‘Graciás, Hernán, me hiciste ganar la Copa Libertadores. Imaginate que a un pibe de 20 años le diga gracias su ídolo. Entonces, River para mí es todo ese recorrido: el olor del vestuario, de los pasillos. Ahora está hermoso, pero entonces eran las goteras.
La transferencia que lo convierte en el jugador más caro del mundo
En el año 2000, después de maravillar a propios y extraños en Europa con la camiseta de Parma, Crespo se mudó a un por entonces peso pesado de Italia y del continente en general como Lazio. Los capitalinos desembolsaron nada más ni nada menos que 55 millones por sus servicios, una cifra escalofriante para la época.
Más tarde, Crespo recaló en Chelsea.
“Cuando River me vende a Parma por 4 millones, se queda con un 10% de plusvalía para calmar un poquito el ambiente porque quedaba mal. Después llegan los 55 millones de Lazio y digo le dijo a mi viejo que vaya a River con el papel del contrato porque River se tenía que llevar plata de eso. Fue mi papá a la administración diciendo que River tiene que llevarse 4,5 millones más y nadie tenía un papel. Ahí van a reclamar a FIFA. ¿Por qué hicimos eso? Porque era River, pero ellos no sabían. La realidad es que le hice ganar 4,5 millones más a River. Un chico que se iba a préstamo a Yokohama Marinos”, explicó.
Enzo Fernández, descartado por River y campeón con Defensa y Justicia
Cuando Crespo era el entrenador de Defensa y Justicia, Enzo Fernández, posteriormente campeón del mundo con la Selección Argentina en Qatar 2022 y protagonista de una transferencia histórica de Benfica a Chelsea, no tenía lugar en la consideración de Marcelo Gallardo en River. Por ello, “Valdanito” lo cobijó y terminó armando un equipo fabuloso que gritó campeón en la Copa Sudamericana.
“Juan Branda, mi colaborador, que tiene pasado en River, me dice: ‘Hernán, Gallardo dejó afuera de la pretemporada a Enzo Fernández. La rompe. Hay que traerlo a Defensa’. Lo traemos y fuimos armando el equipo. Se construyó un clima espectacular. Antes de Defensa yo sabía que era entrenador, pero después de la Copa Sduaemricana todos supieron que Crespo era entrenador”, indicó.
Y, luego, se deshizo en elogios hacia el volante: “Era un todocampista. Nosotros jugábamos con 3-5-2 y, en el medio de los cinco, él podía jugar por todos lados. Yo creo que lo mejor que le puede pasar a un entrenador me pasó ahí, que tiene que ver con el trabajo y con cómo los jugadores entienden las necesidades del partido. Jugamos un fútbol de altísimo vuelo y Defensa ganó invictó la Sudamericana”.
Crespo quiere volver a River.
La chance de dirigir a River
Lógicamente, el sueño de Crespo sigue siendo volver a River. Ya no como jugador pero sí como entrenador: “Ahora no, primero porque el lugar de mis sueños está ocupado por el señor Marcelo Gallardo. Todos estamos contentos de que haya vuelto, pero es un lugar al que queiro volver por todo lo que hablamos, por lo que significa el Monumental para mí, River y volver a un lugar que tiene que ver con todo, con mi infancia. Es el lugar donde todo es familiar. A mí nadie me va a explicar cómo es River y me gustaría volver a vivir experiencias, a luchar juntos por cosas, pero bueno, hay tiempo que respetar y entiendo que en algún momento va a pasar”.
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