El fútbol mundial se paralizó este sábado cuando Cristiano Ronaldo soltó una bomba inesperada al confesar: “He recibido llamadas del fútbol argentino para jugar el Mundial de Clubes”. Esa frase bastó para que el mundo del deporte se paralizara. Y con el correr de las horas, la verdad salió a la luz: el que levantó el teléfono fue Marcelo Gallardo para llevarlo a River.
Sí, el Muñeco fue quien se animó a soñar. Cristiano atendió, escuchó y agradeció. Pero rechazó la propuesta. Parecía un intento utópico, aunque en el trasfondo conlleva cierta lógica. Porque detrás de ese llamado hay una historia que revela que Gallardo y Ronaldo ya eran viejos conocidos.
El origen de ese vínculo hay que buscarlo en enero de 2023, cuando Gallardo, recién alejado de River, fue elegido para dirigir al Riyadh Season Team (un combinado de figuras de Al-Nassr y Al-Hilal) en un amistoso histórico frente al PSG de Messi. ¿La gran figura de ese equipo árabe? Cristiano Ronaldo. Bajo las órdenes del Muñeco, el portugués no solo fue titular: fue el capitán, marcó dos goles y compartió entrenamientos, charlas y momentos que marcaron el comienzo de una relación de respeto mutuo.
Fue en ese breve paso por Arabia Saudita donde Gallardo y Cristiano se conocieron cara a cara. Y en medio de ese evento, hubo un gesto inolvidable: tras el partido, que terminó 5-4 a favor del PSG, Cristiano Ronaldo se acercó a Santino Gallardo, hijo del entrenador argentino, y le regaló la camiseta con la que había marcado su doblete. El joven, emocionado, publicó una foto. “Te amo, Cristiano”, escribió en redes sociales, acompañado de un corazón.
Además del regalo, aquel día hubo abrazo entre Ronaldo y Gallardo al final del encuentro, además de sonrisas y fotos que, en su momento, pasaron desapercibidas. Sin embargo, hoy cobran un nuevo valor al haber sido las semillas de una relación que dos años más tarde motivó a Gallardo a intentar lo imposible.
La IA expuso los motivos por los que Cristiano Ronaldo encajaría mejor en River que en Boca
Cristiano, a sus 40 años, se mantiene como un goleador puro. Ya no es ese extremo desequilibrante. En un equipo como River, que genera volumen ofensivo constante, él sería la frutilla del postre”, explicó la IA.
El veredicto, entonces, fue directo. “River le hubiese ofrecido a Cristiano un ecosistema más favorable, más juego asociado, más volumen ofensivo y un equipo que juega para el ‘9’. En Boca, con un estilo más físico, no siempre priorizando el juego vistoso y donde se exigen rendimientos inmediatos, el encaje hubiese sido más forzado”, sentenció la IA, cerrando su análisis.
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