Lewis Hamilton parece no hacer pie en el Campeonato Mundial de Fórmula 1. Aunque estuvo cerca del cuarto lugar en la clasificación para el GP de Australia, el piloto británico, siete veces campeón del mundo, estuvo lejos de poder mostrar su mejor versión en las primeras dos carreras del año, disputadas en Bahréin y Arabia Saudita. El año no pinta demasiado bien para Mercedes en líneas generales.
Por su propia jerarquía dentro de la Fórmula 1, siempre se espera ver a Lewis Hamilton entre los primeros puestos de cada Gran Premio. Pese a que logró un podio en la apertura de la temporada, a la semana siguiente, el británico terminó en un decepcionante 10° lugar, luego de pasar un mal fin de semana también en las jornadas de clasificación, donde no logró avanzar a la Q3.
Aunque reconoce el trabajo de su equipo para realizarle mejorar a su monoplaza, Lewis Hamilton también deja entrever las dificultades que siente al conducir. De todas formas, se mostró más optimista que en ocasiones anteriores: “En comparación con ayer y con la última carrera, hoy ha sido un buen día para mí. Estoy muy agradecido por el trabajo de la fábrica para dar la vuelta al coche. Casi consigo ser cuarto, lo que habría sido genial, mañana lucharemos por esa posición”, analizó tras la clasificación.
De todas formas, el británico, siete veces campeón del mundo, explica los detalles que percibe arriba del coche: “La peor parte es el ‘porpoising’. Cuando giras, nunca sabes en qué posición lo vas a coger y el coche puede sobrevirar o subvirar dependiendo de dónde lo cojas, así que conducirlo es un verdadero reto”, afirmó Lewis Hamilton.
La comparación del británico
El piloto de Mercedes insistió en lo difícil que se le hace tener el control del coche en algunos momentos: “Cuando empujas, el coche es bastante rencoroso, es como una víbora o una serpiente de cascabel. Tenemos que encontrar un nivel de rebote en el que no se nos salga el cerebro del cráneo”, bromeó para graficar la situación.