Por desgracia, es más fácil perder el hábito de correr que recuperarlo. No se necesita ningún esfuerzo para llevar una vida atada al sillón y la TV, pero para ejercitarse hay que recurrir a la motivación (y otras herramientas).

Muchos runners, cada cierto tiempo, abandonan la rutina que tanto les costó lograr (por vacaciones, calor o frío extremo, cuarentena, agenda completa, etc.). Saltearse una corrida está bien cada tanto, pero cuando una salida se vuelve una semana y luego un mes, es conveniente volver al casillero de partida y no retomar desde el teórico estado atlético en el que se abandonó la actividad. No se pierde del todo el trabajo pero en vez de caer en la desmotivación corresponde tomar consciencia.

Hay una buena noticia: en los deportes de resistencia (running, ciclismo, natación) lo trabajado perdura mucho más tiempo que en los deportes de fuerza y velocidad. Se trata de un proceso paulatino. Cada persona es diferente y el grado y rapidez con los que se pierden las cualidades dependerá de muchos factores individuales  (años en el deporte,  alimentación, genética, forma física. etc.). A partir de las dos semanas el estado de forma decrece.

La progresión de pérdida de musculatura, resistencia, velocidad, flexibilidad, etc. desde el momento en el que se abandona el running (o cualquier otra práctica deportiva) se puede medir, en líneas generales, de la siguiente manera:

·         Dos o tres días sin correr: Prácticamente no habrá ningún retroceso, incluso se puede mejorar la condición física porque se favorece el descanso y la asimilación del entrenamiento.

·         Una semana sin correr: Más hinchados o torpes que al momento de dejar pero sin perder condición física.

·         Un mes sin hacer ejercicio: La capacidad respiratoria será muy inferior y el sistema cardiovascular será menos eficiente. A esto se le suma la pérdida de masa muscular.

Los especialistas confirman, que de aquí en adelante, cualquier forma física ganada pasa a ser un simple recuerdo y tocará empezar con nuevos aires para no interrumpir el proceso de mejora.