Mucho antes de la colosal existencia de Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic, el tenis estuvo dominado por Australia. Sin ir más lejos, tres de los mejores ocho jugadores del mundo eran australianos. El país oceánico se dividía como quería los Grand Slams y sometía a su antojo en la Copa Davis. Desde los orígenes del tenis, Australia fue un país fuerte, pero en la década del ‘60 hizo lo que quiso.

Un vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos era el país que manejaba en el mundo del tenis, tanto en la rama masculina como en la femenina.

Pero la nueva era llegó cuando comenzó a abrirse la década del ‘50, porque empezaron a surgir una serie de muy buenos talentos que fueron imponiendo su nuevo juego, en todos los campeonatos, ya no solo en el Abierto de Australia, en el torneo que siempre los jugadores locales sacaban un gran rendimiento.

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Con Harry Hopman, el inicio:

El gran artífice de la época de oro del tenis australiano fue Harry Hopman, un antiguo tenista. Hopman llegó a ser finalista en tres ocasiones del Abierto australiano y también se hizo reconocido por ser un buen doblista junto con su esposa Nell Hall. Para el año 1939 fue el elegido para llevar el rumbo de la selección australiana de Copa Davis.

Desde el arranque, los entrenamientos fueron distintos. Hopman mezclaba disciplina combinada con un compañerismo que comenzó a mostrar sus frutos. Hoy en día, es una de las claves de los equipos para triunfar en el deporte, hacer concentraciones y vivir momentos juntos como comidas, salidas, etcétera

En sus orígenes ilusionó con las victorias de Ken McGregor, Mal Anderson, Mervyn Rose y Frank Sedgman. Este último resultó ganador de cinco Grand Slams, entre 1949 y 1952. Esto fue solo una pequeña muestra de lo que se venía para Australia en los años posteriores. Ken Rosewall sorprendió con su estilo de juego desde 1953.

Lew Hoad estuvo a nada de ganar el Grand Slam en 1956, le faltó solo el US Open. Pero no fue el único que casi logra la hazaña, Ashley Cooper en 1958 y Neale Frase en 1960 también se quedaron cerca de lograr este logro.

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Dominio total:

Pero en la década del ‘60, el dominio pasó a ser total con las estrellas Roy Emerson y Rod Laver como líderes de una generación. El primero llegó a tener en sus manos el récord de Grand Slam con 12 títulos y Laver conquistó el Grand Slam calendario en un mismo año en dos temporadas (1961 y 1969). Además de ellos hubo otras figuras como John Newcombe, Fred Stolle o Tony Roche.

Como si fuera poco, Australia conquistó 15 Copas Davis entre 1960 y 1977, nadie les podía hacer frente. Pero no solo dominaron en el plano masculino. Entre las mujeres estaban Margaret Court y Evonne Goolagong.

Luego de esta generación, la llama por el tenis en Australia se fue apagando y surgieron menos talentos, algunos de ellos fueron Pat Cash, Patrick Rafter, Lleyton Hewitt, Ashleigh Barty y Nick Kyrgios. El cambio fue notable, el talento continuó apareciendo de menor manera y con menor durabilidad en el tiempo. Pero la historia queda, por supuesto.

Lejana y casi ajena a un presente con otros nombres que buscan ser los predecesores del Big 3 (Federer, Nadal y Djokovic). Sin embargo, Australia, con su Grand Slam, sigue en el candelero del tenis global. Lejos, muy lejos, de aquella época dorada en la que maniataba el tenis con un estilo que cambió la forma de entrenar y jugar.