La crisis de San Lorenzo no es nueva. Pero sí es nuevo lo profundo que esta crisis está llegando , ya que ni el equipo ni el club levantan vuelo y siguen en caída libre. Sin competencias internacionales, casi sin chances en la Copa de la Liga y eliminado de la Copa Argentina en 32avos de final ante Racing de Córdoba que milita en tercera división.
A eso se le suma la ausencia institucional de los dirigentes y la salida de Pedro Troglio como entrenador luego de solo haber dirigido solo 10 partidos. Además, el hartazgo de los hinchas del Ciclón ya superó cualquier barrera y se lo hicieron saber a los mandamáses del club, a quienes también le reclamaron en más de una manifestación pública el pedido de elecciones anticipadas.
A nivel futbolístico, las riendas del club de Boedo las agarró de manera interina Fernando Berón, a quien le garantizaron que hasta el final de la Copa de la Liga sería él el entrenador y no se descartaba a priori que pueda continuar para la etapa de la Liga Profesional del segundo semestre del año, pero fue el propio Berón el que bajó el pulgar ante esta posibilidad.
“El interinato uno sabe que es una etapa corta, hay que ser lo más simple y sencillo. Hacerle entender al jugador que esto continúa, que están en un equipo grande y que meter un buen resultado sirve para trabajar de otra manera, con tranquilidad y ahí el jugador gana confianza.Yo llegué a San Lorenzo para hacer otro trabajo, si vienen a decirme que me quede con la Primera les digo que no“, afirmó Berón en diálogo con “¿Cómo te va?”.
Ante esta sorpresiva y temprana negativa, el internino explicó el motivo por el cual ya descartó la posibilidad de seguir como técnico principal de San Lorenzo: “Las divisiones inferiores son lo que me gusta, lo que me apasiona y sigo en ese camino“, aunque no descarta en el futuro dar el volantazo y agarrar algún plantel profesional. Con esta negativa confirmada, otras posibilidades latentes son Matías Almeyda y Juan Ramón Castillo, pero el Ciclón se tomará su tiempo para decidir un DT que pueda hacer despegar de una vez por todas al Cuervo.