La Bombonera latió diferente. Se vistió con sus colores de siempre, pero el sentimiento que une a cada hincha de Boca fue otro: el del adiós a Miguel Ángel Russo. En el primer partido en casa desde su fallecimiento, las tribunas no cantaron solo por el partido contra Belgrano por el Torneo Clausura, sino para su entrenador, en un homenaje que unió al club, al plantel y a su gente en un mismo sentimiento.
El primer gran símbolo de la jornada se vio con la llegada del plantel. Por primera vez, el equipo arribó al estadio en un micro ploteado con una imagen gigante de Russo en el frente, acompañada de su frase inmortal: “A Boca no se le puede decir que no“. En simultáneo, las inmediaciones del estadio se vistieron con pasacalles con el lema “Miguel, siempre en nuestros corazones“.
Sin embargo, la esencia del sentimiento nació desde la tribuna. Dentro del estadio, y con la familia de Russo ya presente, el homenaje continuó desde el palco del presidente. Allí, Juan Román Riquelme colgó una bandera personal con una foto abrazando a Miguelo y un mensaje conmovedor: “Siempre te recordaré con una sonrisa, amigo“. En sus alrededores, también se destacaron dos banderas más: una con la imagen de Miguel y la Copa Libertadores, desplegada en la popular, y otra con un mensaje directo: “Eternamente gracias Miguel, fuerza a la familia. El jugador Nº 12”.

La bandera que Riquelme le dedicó a Russo (Fuente: Emiliano Raddi).
La tarde sumó un conmovedor momento 15 minutos antes del inicio del partido, cuando desde la pantalla del estadio se transmitió un video con sus mejores momentos como entrenador de Boca, el cual provocó que desde las tribunas resuene sin cesar: “Muchas gracias Miguelo, vos nos diste la Copa, vos nos diste alegrías, lo que hiciste por Boca no se olvida en la vida“.
Cuando los jugadores finalmente salieron a la cancha, el homenaje sumó otro detalle conmovedor. Además de portar el esperado brazalete negro, el plantel lució en el centro de su camiseta un logo circular con la silueta de Miguel besando la Copa Libertadores, la imagen que lo inmortalizó en el Xeneize.
El clímax del homenaje tuvo su epicentro en el círculo central, donde se desplegó una gigantografía con imágenes de Miguel y una frase que resumió el sentir de todo el estadio: “Amor con amor se paga“. Antes del minuto de silencio, Leandro Paredes, acompañado por el DT Claudio Úbeda, llevó una camiseta de Boca hasta el centro del campo y, en uno de los momentos más conmovedores de la tarde, la soltaron al cielo junto a unos globos, bajo el aplauso cerrado de toda La Bombonera.
Tras ese gesto, y con el rostro de Russo también gigante en las pantallas LED, el estadio ahora sí se sumió en un silencio respetuoso que se rompió con otra ovación para darle el último adiós a un héroe que, desde esta tarde, se hizo eterno en el corazón de La Bombonera.

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