Como si Bruno Valdez necesitara una jugada más para demostrar su flojo presente en Boca, lo sucedido en el final del encuentro con Unión desconcertó a muchos. El zaguero tenía todo para despejar de cabeza, pero se quedó duro en una posición extraña y casi le regala el gol a Claudio Corvalán.

“¿Qué hizo?”, fue lo que se preguntó cualquiera que estuviera viendo el partido. Lo cierto es que esta jugada de muy pocos precedentes en el fútbol mundial tiene una explicación, que no le saca responsabilidad al defensor pero que permite entender un poco más su particular reacción.

Valdez decide agacharse por el grito de Corvalán, a quien el paraguayo confundió con Chiquito Romero. El jugador de Boca pensó que era su arquero quien le pidió que le dejara el balón, pero resulta que era el rival. Se enteró recién cuando había finalizado la jugada.

Cabe aclarar que, en caso de que el jugador del Tatengue hubiera gritado “mía” o “dejala”, Merlos debía sancionar falta técnica, tiro libre indirecto para Boca y amonestar al futbolista. Sólo los arqueros tienen permitidos pedir deliberadamente el balón.