Corriendo el mes de febrero, Boca sentenció su destino en la Copa Libertadores 2025 luego de ser eliminado por Alianza Limaen la Bombonera por la fase preliminar. De esta manera, se consuma un año más en el que el Xeneize no puede lograr el título que lo obsesiona desde la última vez que levantó el trofeo en 2007.
Como si fuera poco, durante esta sequía apareció la mejor época copera de la historia de River de la mano de Marcelo Gallardo, que conquistó la Copa Libertadores en 2015 y 2018 eliminando a su clásico rival en ambas ediciones.
Esta realidad dista de la que vivió toda una generación de hinchas de Boca, la cual creció con el glorioso ciclo de Carlos Bianchi y se acostumbró a afrontar los distintos objetivos apelando a la mística que alguna vez supo tener el Xeneize, desde el carácter de sus jugadores hasta un entorno que contribuía a la narrativa.
El cambio de paradigma de River y Boca en la Libertadores
Después de pasar el momento más trágico de su historia con el descenso, River cortó una racha de seis años sin jugar la Libertadores (2009-2015) en la misma edición con la que pudo volver a la cima de América. En esa misma Copa se forjó una identidad que caracterizó al ciclo Gallardo durante sus mejores años y la sombra de aquel Boca de Bianchi siempre estuvo al pie del cañón para todas las comparaciones.
Mientras tanto, el Xeneize no se quedó de brazos cruzados. Si bien no participó en 2017, el club de la Ribera alcanzó la final en tres oportunidades y no pudo ganar ninguna (2012, 2018 y 2023). Pasaron distintas gestiones, futbolistas, entrenadores, pero el objetivo no se cumplió y la pesadilla continúa.
¿Será esta la generación que vivirá lo que vivió la camada anterior en la vereda de enfrente? Por lo menos, hay diferencias que invitan a pensar que no. Boca, luego de su época dorada, elevó la vara y nunca la movió de allí, de ser protagonista en cada serie y tener la final entre ceja y ceja, aunque siempre costó llegar hasta ahí. River llegó a ese punto en esta década, donde sí fue superior a su clásico rival en la Libertadores y lo demostró en los mano a mano.
Desde 2015, año en el que River volvió a jugar la Copa, tanto el Millonario (111 PJ) como el Xeneize (89 PJ) ocupan el podio de los equipos con más partidos en el torneo junto a Palmeiras (94 PJ). En promedio por encuentro, Boca se impone en tantos recibidos (0.7 contra 0.9 de su clásico) y la cosa se invierte en los convertidos (1.7 contra 1.4), según los datos de OPTA. El protagonismo siempre estuvo ahí, pero los resultados fueron distintos.
En esta década, en Núñez festejaron dos títulos de América y uno justamente contra Boca, dejándole a Gallardo una imagen de superioridad a la hora de disputar los Superclásicos importantes. Lejos quedó esa semifinal de 2004 con la que el Xeneize supo sacar chapa desde entonces, dándole paso a un nuevo paradigma en la máxima rival del fútbol argentino.

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