Clima infernal en el Estadio Libertadores de América – Ricardo Enrique Bochini en el marco de una nueva edición del siempre apasionante Clásico de Avellaneda entre Independiente y Racing Club, en medio de un clima muy tenso y especial.
Es que el Rojo arribó a este partido por la duodécima fecha de la Liga Profesional de Fútbol de Argentina en medio de una severa crisis futbolística, financiera e institucional pero después de haber contratado a Ricardo Zielinski como entrenador.
Por su parte, los comandados estratégicamente por Fernando Gago llegaron atravesando un presente un tanto irregular, con un buen comienzo en la Copa Libertadores pero bastante lejos en lo que tiene que ver con el certamen doméstico.
En ese contexto, el clásico empezó de la forma que se imaginaba: con los dos equipos poniendo pierna fuerte y disputando cada pelota como si fuera la última. Así las cosas, el primero en pegar de forma contundente fue el conjunto local.
Es que, cuando transcurrían jugados 19 minutos del primer tiempo, Martín Cauteruccio recibió la pelota en la puerta del área, la paró de pecho y sacó un remate fabuloso que se coló al lado del palo para que explote todo el estadio.