Cuando el Consejo de Fútbol de Boca, con Juan Román Riquelme como guía, tomó la decisión de dar por finalizado el vínculo con Hugo Ibarra se dijo que era el momento de dejar de apostar al riñón del club e ir a buscar a un entrenador con todas las letras. Quisieron que fuera Tata Martino, pero se quedaron con las ganas.
Entonces llegó Jorge Almirón, se dijo, también, con una caja repleta de herramientas para mejorar el funcionamiento colectivo y el rendimiento individual de futbolistas que estaban convencidos que podían dar mucho más, aunque todavía siguen sin demostrarlo.
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Pero este jueves apareció Godoy Cruz y le propinó la derrota más dura del año, bajo el mando táctico de un Daniel Oldrá que ni siquiera se define como entrenador y remarca que su pasión es mirar futbolistas jóvenes, trabajar como reclutador para las divisiones inferiores.
Oldrá, que es hombre de la casa, conocía bien a Almirón de su paso por El Tomba. Y a partir de ese conocimiento es que comenzó a gestar una victoria histórica: “Lo conozco a Jorge. Sabíamos que teníamos que ir a presionar, pero sin perder la primera línea”, reveló en diálogo con D Sports Radio.
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Además, contó que diseñó un plan específico para neutralizar la posición de Valentín Barco, mucho más adelantado que en partidos anteriores y, en consecuencia, no siempre con la cancha de frente. “A Barco no teníamos que dejarlo dar vuelta. Intentamos romper la conexión entre el pase final de él, que iba a Benedetto”, explicó.