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ENTREVISTA EXCLUSIVA

Fue campeón con Boca y River, pero el fútbol argentino le cerró las puertas y ahora es DT en Estados Unidos: "Disney es mi cable a tierra"

Villita tiene 58 años y en charla con Bolavip recordó cómo sufrió los agravios de la hinchada de Boca, su anécdota con Maradona y su vida en Norteamérica.

José Luis Villarreal vive actualmente en Miami
José Luis Villarreal vive actualmente en Miami

José Luis Villarreal tomó su auto y se dispuso a recorrer el país en búsqueda de clubes que acepten su proyecto. Sus años como futbolista de River, Boca, Belgrano y Atlético de Madrid, sumados a la experiencia como ayudante de Omar Labruna y su paso por la Selección Argentina parecían suficientes como par que un equipo lo contrate como entrenador. Pero no fue así y cansado de los “no” se subió a un avión rumbo a los Estados Unidos para encontrarse con los “sí”.

Desde Miami, Villita habló en exclusiva con Bolavip y recordó su carrera, rememoró anécdotas y habló de su presente en donde tiene su propia academia de fútbol mientras se desempeña como director técnico.

Villita, de Argentina a Estados Unidos

-José, primero saber por qué estás viviendo en Miami ¿hace cuánto tiempo te fuiste y por qué?

-En enero voy a cumplir cinco años acá. El motivo es que yo presenté muchos proyectos como entrenador para poder dirigir en algún lugar que yo consideraba que lo podía a ser, como en la Primera División, B Nacional, B Metropolitana o Argentino A. Pero, lamentablemente, durante 4 años y medio me recorrí gran parte de la Argentina y no tuve esa suerte. Entonces empecé como a descapitalizarme de lo que yo había ganado en el fútbol y bueno, me di cuenta como que ya me estaba prácticamente comiendo todos mis ahorros. La decisión de irme la tomé en 2019, de armar una agenda de viaje acá a Miami porque yo a este país entro desde el año 89 de cuando estaba en Boca y bueno nada…Me armé una agenda de reuniones y me junté con gente de la televisión, con algunos equipos que se proyectan para en un futuro jugar una liga profesional, Universidad y eso fue lo que me trajo a vivir a este país ya que en la Argentina no conseguí ese espacio.

-¿Intentaste en otros lugares también o solamente dijiste si no es Argentina me voy para Miami?

-También lo intenté en Chile, yo tuve un paso con Omar Labruna en Audax Italiano. Estuvimos un año trabajando en Colo-Colo y ahí surgió la posibilidad de dirigir un equipo de segunda división de Estados Unidos, que fue Jacksonville Armada. Eso fue en el año 2014 o 2015. Y bueno, cuando yo dirigí ese equipo, que en ese momento se llamaba North American Soccer League, era la NASL, ahora se llama USL Championship, la segunda división de este país. Después de haber estado un año ahí me volví a la Argentina y con todo el bagaje de haber jugado 20 años, de haber sido asesor deportivo en Belgrano, de haber trabajado dos años y medio con Labruna y de haber estudiado el fútbol, creí, entendí y confié en que podía plasmar todo eso en un equipo en la Argentina. Pero bueno, lamentablemente eso no se dio hasta que en el enero 2020 tomé la decisión de venir para acá.

Es así que en la actualidad dirige un equipo semiprofesional y a la vez administra su propia academia de jóvenes talentos en donde entrenan más de 70 niños, por lo que su labor es de “lunes a lunes”.

“Por eso cuando aparece un fin de semana libre, la gente de Miami, en mi caso personal, se escapa, ¿no? A parte que mi lugar favorito siempre ha sido Disney World y a pesar de mis 58 años, casi 59 que voy a cumplir en marzo del año que viene. Es como mi cable a tierra, es el lugar donde yo prácticamente me olvido de una pelota de fútbol y de lo que es la parte formativa y entrenar en equipo que es lo que me apasiona. Mi cable a tierra es Disney“.

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Villita se ha desempeñado también como analista en TV.

Villita se ha desempeñado también como analista en TV.

Su etapa en Boca, el salto a River y las críticas que recibió como futbolista

Son más de 100 los futbolistas que a lo largo de la historia han vestido las camisetas de River y Boca, pero uno de los más resonantes es sin dudas el de Villita, quien era muy querido en el Xeneize, donde jugó entre 1987 y 1992 y ganó el Apertura del 92, para romper una sequía de 11 años sin títulos.

De allí, el volante central se fue al Atlético de Madrid, pero en 1993 ya estaba de nuevo en Argentina, a donde volvió para jugar en River. Aquel fichaje le hizo padecer la hostilidad de la hinchada de Boca que pasó de aplaudirlo a repudiarlo en cada oportunidad.

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-¿Estás conforme con la carrera que hiciste?

-No me puedo quejar, al contrario, soy un agradecido a Dios y a la vida porque tuve la suerte de jugar en los clubes más importantes de la Argentina. Terminé mi carrera en el club que yo amo, Belgrano de Córdoba, tuve la suerte de jugar en Europa. Cumplí el sueño de jugar en la Selección Argentina, lo único que me faltó obviamente fue jugar el Mundial de 1994. Pero creo haber cumplido con todos mis sueños.

-¿Y te arrepentís de algo que hayas hecho? ¿O de alguna decisión?

-No, tampoco soy de mirar para atrás. Siempre mi esposa me dice, ‘Si hubieras sido mudo, José, serías millonario’. Y esto lo digo porque cuando yo fui al Atlético de Madrid me peleé con Gil y Gil, que era el presidente del club. Y si yo me hubiera quedado en Atlético de Madrid hubiera ganado muchísimo dinero. Y a lo mejor, no sé si hoy estaría viviendo aquí en Miami. No soy una persona de arrepentirme de lo que hice o lo que dejé de hacer. Creo que lo que hice ya está. Y si lo hice bien, bienvenido sea. Si lo hice mal, lamento en el alma, pero no me gusta mirar mucho para atrás porque las cosas ya se dieron así. A ver, mucha gente te dice ‘¿Por qué hablaste mal de (Carlos) Babington cuando estabas en River?’ (NdR: hizo gestos contra el DT en un partido porque lo sacó de la cancha y le rescindieron el contrato). ‘Si te hubieras callado la boca, te hubieras quedado muchos años en River’. ‘¿Por qué te fuiste de Boca saliendo campeón?’. Me fui de Boca porque apareció el Atlético de Madrid, me fui de River porque de verdad yo hablé mal de un entrenador que para mí no era un buen entrenador en ese momento. Pero siempre fui una persona que dijo lo que sentía, yo no soy una persona que dice lo que la gente tiene ganas de escuchar.

-¿Creés que se te castigó de más ese pase de Boca a River si bien en el medio estuvo la Atlético de Madrid?

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-A nivel folclore, creo que sí, la gente se extralimitó un poco. Después, a nivel sentimental y emocional, con el tiempo me fui dando cuenta de que realmente la gente de Boca me quería. Esto me lo hizo reflexionar una vez René Houseman. Me invitaron a jugar un partido en la cancha de Boca, mi esposa me dijo, ‘No vayas porque te van a insultar todo el tiempo’, pero yo acepté el desafío de ir a jugar a La Bombonera y ahí me cantaron toda la tarde. Fue el partido homenaje a Ángel Clemente Rojas, el técnico era (Roberto) Perfumo, que ya no está entre nosotros, y me dijo, ‘Villita, voy a tener que sacarte porque la gente en vez de corear el nombre de Rojitas te está insultando todo el tiempo a vos’. Y ahí Houseman me dijo, ‘Villita, no te vayas amargado’. Digo, yo vine acá, jugué cinco años y medio en Boca, le cumplí el sueño a mi padre de jugar en Boca porque mi papá era muy hincha de Boca, pero no me imaginé que la gente me iba a insultar así. Vine para jugar un partido de fútbol y me sacan porque me están insultando. Entonces, me dijo él, ‘Mirá, Villita, yo me iría preocupado a tu casa si vos hubieras pasado desapercibido hoy acá en La Bombonera, pero si la gente gritó en contra tuyo, si te inventó un canto, es porque algo dejaste en el club’.

En aquel partido en homenaje a Rojitas, la 12 cantó: ‘Villa, Villa, compadre…. Parecés prostituta que en la calle patina, por un poco de plata, vos te hiciste gallina’. Pero ese doloroso cántico hizo reflexionar a Villita: “Con el tiempo entendí que para el hincha de Boca eso fue como una traición, entonces… Yo no puedo generalizar, no puedo decir que todo el hincha de Boca no me quiere, sino que hay una parte que quedó dolida y eso lo entiendo”.

-¿Ahí es donde te presentaron como “nadie” en vez de decir tu nombre?

-Sí. Cuando por los altoparlante dijeron: ‘Con la 7 Houseman, con la 10 Bochini, con la 5, nadie’. Ahí es donde la gente se olvida que detrás de un futbolista o detrás de un personaje o detrás de una persona medianamente pública está el ser humano digamos, que tiene mamá, que tiene hermanos, que tiene esposa, que tiene hijos y por ahí la gente no mide de qué manera te lastima. Pero bueno, a veces termina golpeado el entorno tuyo es familiar, pero bueno, eso forma parte del folclore del fútbol y lo entiendo, pero bueno, hay que eceptarlo como tal.

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-¿Hoy lo volverías a hacer o no?

-Yo de reciente decía que no me gusta mirar mucho para atrás, pero quizás lo pensaría un poco más. No sé si me expondría tanto al insulto. Hoy me está pasando con Belgrano de Córdoba. Cualquier cosa que yo diga de Belgrano está utilizado a favor de los hinchas que te quieren y está utilizado en contra de los cinches que no te quieren. Si en la Argentina somos capaces y hemos sido capaces de criticar a Messi. Imaginate si no me van a criticar a mí. Uno tiene que aprender a convivir, digamos, con esto de las redes sociales y aceptar, digamos, que no te puede querer todo el mundo. Hay alguien que no te quiere. Y bueno.

-¿Y qué recuerdo crees que dejaste en River?

-Cuando yo llegué a River decían, ‘Este negro hay que bañarlo con creolina, viene allá de los bosteros’. Pero en el cuarto partido empezaron a corear mi nombre y creo que eso tenía que ver con la forma de jugar que tenía River y con la que tenía yo. Yo siempre digo, River en esa época venía de volantes de contención, por ejemplo, Mostaza Merlo, el Tolo Gallego, el Negro Astrada que para mí fue uno de los mejores volantes tácticamente parado en la cancha. Entonces mi forma de jugar, yo fui como un volante desobediente, yo era un volante que me gustaba jugar de contención pero me gustaba romper líneas hacia adelante, por eso es que yo terminé mi carrera con 24, 25 o 26 goles siendo un volante de contención. Es lo que yo le reclamo al futbolista de hoy, esa desobediencia que tiene que tener un futbolista dentro del campo de juego, esa rebeldía que por ahí no se ve. El futbolista de hoy cuida mucho la posición que le pide el entrenador, yo no. Yo era un desobediente. A mí, cuando me preguntan de qué jugaba, yo era un volante desobediente y me parece que eso hizo de que la gente de River me quisiera. Pero lamentablemente no jugué muchos partidos porque me lesioné mucho en River (NdR: jugó 12 partidos en casi dos años).

Villita en River y Boca como tapa del gráfico.

Villita en River y Boca como tapa del gráfico.

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Los entrenadores y compañeros que más lo marcaron

-Jugaste con grandes jugadores, de hecho ya nombraste a algunos. Si me tenés que decir los tres más destacados son los que jugaste, ¿quiénes son?.

-Me quedaría corto diciendo tres, pero Enzo Francescoli fue uno de ellos. Fue un tipo que primero no se lesionaba nunca, jugaba todos los partidos. En Boca, a ver, qué sé yo, no sé, yo tuve un arquero como Navarro Montoya, y no porque sea mi amigo, para mí fue uno de los mejores arqueros de la década del 90. Y después… Me tocó jugar con Ariel Ortega, en la Selección Argentina me tocó jugar con Redondo, me tocó jugar con Caniggia, con Batistuta, me tocó jugar con Ruggeri.

Y también tuviste técnicos muy importantes de cada club como puede ser Maestro Tabares, Coco Basile, Daniel Passarella… ¿Había similitudes entre ellos?

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-No, no había similitudes entre ellos. Basile se basaba mucho en el ojo, no trabajaba mucho en lo táctico. No sé si se estudiaba tanto al rival en ese momento, no lo sé, pero el Maestro Tabarez fue el mejor entrenador que tuve. Pero, por ejemplo yo aprendí muchas cosas con Passarella, aprendí muchas cosas con el Negro Marcheta, con el Coco, con el Cai Aimar, lo tuve al Piojo Yudica en el Pachuca de México. Es decir, tuve muchos entrenadores que obviamente al día de hoy es como que fui sacando los positivo de cada uno de ellos y lo negativo obviamente lo deshecho. Por ejemplo, cuando yo tuve un entrenador como Babington que decía, ‘Villita tiene unas condiciones bárbaras’, pero siempre el primer cambio era yo. Hasta que un día hablé con Babington y dije lo que dije y eso me costó mi salida en River. He tenido muy buenos entrenadores y es sacador mejor de cada uno de ellos.

-¿Qué me podés identificar de lo que hayas rescatado de lo humano de ellos?

-Con Tabarez, por ejemplo, yo no lograba firmar contrato con la dirigencia de Boca y el Maestro dijo ‘Mientras Villarreal esté dentro del platel, para mi va a ser titular, va a jugar’. De hecho jugué prácticamente todo el campeonato del 92 que ganamos. Después Claudio Benetti tiene la suerte de hacer el gol con la camiseta mía y todos recuerdan ese momento. Después de Passarella, recuerdo que en mi segundo año en River, él dijo, ‘Mientras yo sea técnico en River, vos vas a seguir siendo jugador de River’. El Cai Aimar se jugó una pasada complicada conmigo porque en ese momento yo peleba el puesto con Marangoni y un día el Cai dijo ‘El 5 de boca va a ser Villita’. Y ganarle la pulseada a Claudio en ese momento era complicado. Entonces, de cada entrenador uno va sacando cosas. Marchetta, que también ya no está entre nosotros, él te hacía sentir que hubieras Maradona. Él era muy gracioso porque hablaba mal del rival pero te hacía sentir a vos como si vos realmente fueras el mejor de todos. Entonces yo creo que la parte emocional, la parte psicológica de un entrenador juega un papel muy importante más allá de lo táctico y de todo el trabajo que pueda desarrollar en la semana.

Arriba: Basualdo, Altamirano, Fabián Vázquez, Goycochea, Ruggeri y Redondo Abajo: Caniggia, el Cholo Simeone, Batistuta, Leo Rodríguez y José Luis Villarreal

Arriba: Basualdo, Altamirano, Fabián Vázquez, Goycochea, Ruggeri y Redondo Abajo: Caniggia, el Cholo Simeone, Batistuta, Leo Rodríguez y José Luis Villarreal

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Sus anécdotas en el fútbol y su historia con Maradona

-Tengo entendido que también fueron a Cuba, ¿no? con Boca.

-Sí, claro.

-¿Y qué es esa experiencia en Cuba? Que Cuba de fútbol poco y nada…

-Para mi fue buena, el único amistoso que jugamos ganamos 1 a 0 con gol mío, contra un seleccionado cubano que se armó. Claramente Cuba su fuerte nunca fue el fútbol, sino que su fuerte fueron los atletas. Pero sí, sí, sí, yo me recuerdo épocas complicadas, difíciles de Fidel Castro como presidente, donde la gente de Cuba me llamó poderosamente la atención que la ropa y las gaseosas no tenían marca y todas esas cosas existían para los extranjeros, digamos, no para la propia gente de su país. Muy triste realmente. Horrible.

-¿Y por qué fueron a jugar a Cuba?

-Fue una pretemporada también, así como hicimos pretemporada en Japón. Y después se desarrollaron unos amistosos en Los Ángeles, fuimos de pretemporada a Cuba. Fuimos a correr literalmente, nos llevó el Cai Aimar o Pastoriza, no recuerdo. Pero bueno, fue una buena experiencia. En esa época los equipos salían a ser pre-temporadas fuera del país.

-Viste que cuando a un equipo le va mal, aparecen las amenazas, los aprietes de las barrabravas. ¿A vos te pasó? ¿Tuviste alguna situación así incómoda con alguna barra o con algún dirigente de haber recibido alguna apretada?

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-Mirá, me pasó una sola vez el Mar del Plata jugando para Boca, que estaba El Abuelo. Me acuerdo en esa época el Cai Aimar era un entrenador muy resistido y bueno, nada, yo… Es ese partido, un partido Boca-San Lorenzo, Copa de Oro, yo me desgarro, me vengo al micro y ahí me vienen a buscar, que El Abuelo quería hablar conmigo. Pero no pasaba de ahí, era como que, ‘Mirá, cordobés, mirá, Villita, tenemos que salir campeón’. Y cuando vestiste esas camisetas, yo te digo que salir segundo es como un fracaso, entonces, como que estás obligado siempre a salir campeón con Boca, con River. Pero nunca se extralimitaron, digamos, no pasaba de ahí, era como una charla que uno podía tener con el jefe de una hinchada. Yo, por ejemplo, con la barrabrava de Belgrano, obviamente, fue el club prácticamente donde yo nací, tenía relación con ellos, pero siempre una relación clara: ellos hinchas y yo futbolistas, nada más. En River no me pasó, en Estudiantes de la Plata no me pasó, en All Boys no me pasó. En Montpellier de Francia ni hablar. En el Atlético de Madrid sí, por ejemplo, cuando llegué, se presentó el jefe de los ultras, y me dijo, ‘Nosotros somos más que la hinchada de Boca’. Yo lo miraba como diciendo, ‘Está bien, dale, dale’. Y después yo los escuchaba cantar a ellos, ‘Este juez de línea es un niño malo’. Entonces ahí hacés una comparación, decís, miércoles, qué diferencia hay entre una barrabrava de un pueblo español y una barra de Argentina, ¿no?.

-Cuando hablamos de fútbol y sobre todo en esa época, todos tienen un encuentro con Maradona. Contame qué fue Maradona para vos y contame si tuviste algún encuentro.

-No, bueno a ver, Diego no llegó a ser compañero mío nunca, porque cuando yo estaba en Atlético de Madrid él estaba en Sevilla. Me acuerdo que cuando yo recibo el contrato con Atlético de Madrid, Diego dice, ‘Ojalá Sevilla contrate a Villarreal’. Y yo me acuerdo que con ese recorte de diario fui al fútbol francés y jugué dos años. Y me ponían como ‘el favorito de Maradona’. Después, jugué todos partidos a beneficio con Diego, pero hay uno puntualmente que me marca a mí en mi vida, que él juega para Belgrano de Córdoba, 15 días después que él gana la Copa del Mundo en México. E increíblemente, meses antes de que Diego empezara con su enfermedad, que ya termina con su deceso físico, él levanta una foto conmigo en su Instagram, recordando ese partido que él jugó a beneficio de un hospital, porque me acuerdo que él jugó para Belgrano y José Luis Cucciufo jugó para Vélez. Y me acuerdo que ese día mi teléfono explotaba que en Miami, no entendía qué había pasado y era que Diego había levantado en su Instagram esa foto.

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Villarreal con Maradona

Villarreal con Maradona

“Todos cuando eramos jóvenes queríamos ser Maradona, Diego usaba el pelo de esa forma y todos usábamos el pelo de esa manera, claramente ninguno jugaba como Maradona. Y después, una anécdota que siempre cuento también, entrando a un teatro yo conocía mucho a Miguel Del Sel, a Dady y al Chino Volpato, que conformaban los Midachi. Entonces un día habló con Miguel porque quería ir a verlos, pero quería entrar al teatro y que no me reconozca nadie. Me acuerdo que fui con mi esposa y aparece una persona gritando sacando la mitad del cuerpo de un palco ‘Villita, villita’. Y yo dije, ‘la puta madre’, yo no quería que me conociera nadie… Pero esa persona era Diego. Tardé mas en llegar a saludarlo a Diego al palco, que lo que duró la obra de los Midachi. Pero bueno, Diego tenía esas cosas que hacía que, para él, un futbolista de la B, de la C, de la B, de la A, de la J, para él era lo mismo, digamos. Y eso, para los que somos de esa época, por eso es que lo queremos tanto a Diego, ¿no?.

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