No tiene redes sociales. La cuenta de Instagram que lleva su nombre es apócrifa. En realidad, es un homenaje a un hombre que le escapa al ojo público. El único de su familia que mantiene un perfil abierto en redes es su hijo Federico, pero jamás da una pista sobre la actualidad de su círculo íntimo.
Fernando Carlos Redondo le escapó siempre a los flashes, desde su época de estrella de la Selección y del Real Madrid. Hoy, a sus 55 años, mantiene sus convicciones y su estilo de vida. Y, lamentablemente para aquellos que sueñan con verlo alguna vez del otro lado de la línea de cal, también está alejando del mundo del fútbol. Lo vive, si, como un espectador que ama y analiza el juego, como siempre lo demostró con la pelota en los pies.
Estampa de crack. Campeón e ídolo del Real Madrid. Getty Images.
Lo poco que se sabe de su vida tiene que ver con el respeto que le tienen aquellos que comparten el día a día con él. Sus cercanos saben que no disfruta de contar su vida y por ese aprecio que se ganó con los años es que intentan no dar a conocer ningún detalle que abra esa puerta que el mantiene cerrada bajo 20 llaves.
De hecho, apenas se conocen un par de fotos con su mujer Natalia Solari -con quien se casó en 1992- y pese a ser parte de un clan extremadamente ligado al fútbol como los Solari, y por esa razón bastante expuestos, poco se sabe del matrimonio.
La actualidad del Príncipe
Seis veces campeón con el Real Madrid, dos con el Milan y dos con la Selección (Copa Rey Fahd 92 y Copa América 93), Fernando Redondo anuncio su retiro del fútbol profesional el 25 de noviembre de 2004, con apenas 35 años. Con su ciclo en el equipo italiano finalizado, tomó la decisión pese a sentir que ya estaba recuperado de su lesión en la rodilla.
“Seguir jugando también me gustaría, pero hay que ser realista. Mi etapa en el Milán estaba terminada, al Madrid no podía volver y en España no quería jugar con otra camiseta que no sea la del Real”, dijo en aquel entonces. También que había recibido una oferta para seguir su carrera en Qatar, pero que eso implicaba el traslado de su familia “y hubiera sido un sacrificio”.
Desde el 2007, entonces, volvió a Buenos Aires con Natalia y sus tres hijos: Fernando, Federico y Luciana. Los dos varones se dedicaron al fútbol. El mayor, nacido en septiembre de 1994 (post Mundial de Estados Unidos y en tiempos en los que su papá comenzaba a marcar la historia merengue) y quien ahora tiene 30 años, fue el primero en tomarle el gustito al fútbol.
Fernando y Natalia, hija de Jorge Solari, se casaron en 1992. Foto Archivo.
Fernando (h) pasó por las Inferiores de Argentinos Juniors, igual que su papá, para luego llegar a All Boys y más tarde a Tigre, donde llegó a debutar en el 2016. Sin embargo, las constantes lesiones en ambas rodillas -mal que también padeció su padre-, lo obligaron a un temprano retiro con apenas 22 años. Desde ese momento se volcó a los estudios en Administración.
Federico, nacido en Madrid en 2003, también siguió sus pasos. El menor de la familia Redondo comenzó en las Inferiores de Argentinos, donde debutó en el 2022, pero el salto llegó rapidísimo. En febrero del 2024 fue presentado como jugador del Inter Miami. Si, es compañero de Lionel Messi. Es el único de la familia con un perfil más expuesto y quien se animó a romper esa barrera y hablar de su papá públicamente.
“Es una persona muy discreta. El fútbol tiene mucha exposición y él prefiere estar más con nosotros en casa, y poder disfrutar lo que no tuvo cuando jugaba: tiempo con sus hijos. Pero, ahora, ya somos mayores y no tengo dudas de que va a ser entrenador, y creo que puede aportar mucho. Tiene muchas ganas de hacerlo, ama el fútbol, tiene mucho conocimiento y entiende la profesión. Si se anima, lo hará bien“, dijo Federico en Marca en el 2024.
Sin embargo, y pese a haber finalizado el curso de entrenador UEFA Pro en la misma camada en la que se recibió Lionel Scaloni (también Javier Saviola estuvo en el mismo curso), el inicio de su carrera como técnico parece lejana. Le encantaría dirigir, alguna vez se habló de reuniones con Juan Román Riquelme para asumir en Boca aunque nunca se confirmó la veracidad del dato.
Sin embargo, sus intenciones se fueron diluyendo con el tiempo. Y aunque no lo descarta, hoy no está en su mente. Aunque mira mucho fútbol (especialmente los partidos del Inter Miami de su hijo, Real Madrid e Independiente, equipo del que siempre se reconoció fanático) está dedicado a las empresas familiares: sus emprendimientos inmobiliarios y la fábrica de chacinados que siempre tuvo la familia Redondo. Su hijo Fernando lo ayuda en esa tarea.
Una vida normal, de una persona que intenta mantenerse alejado de la exposición pese a haber tenido cientos de flashes encima. Una persona normal que en su escritorio guarda sus trofeos y medallas conseguidos con el Real Madrid, según contó.
Sin embargo sí tuvo una chance para tener su primera vez como entrenador: hace un tiempo le ofrecieron ser DT de Talleres de Córdoba. El exvolante agradeció la propuesta pero declinó de aceptarla. Hubiese sido su debut desde el banco… Quizás algún día exista la propuesta que lo tiente tanto como para dar ese paso.
Quienes más lo conocen saben que podría ser un gran entrenador, director deportivo o hasta conferencista. Las cualidades las tiene para cualquier función que le propongan. Como cuando jugaba, se adapta a las situaciones con una enorme versatilidad. Sin embargo, por el momento prefiere mantener ese perfil bajo que lo caracterizó siempre. Y que algunas sucesos particulares durante su explosiva carrera lo llevaron a incorporar.
Federico, el heredero
“Necesito que él me dé su punto de vista porque es un referente del puesto”. Volante como lo fue su padre, Federico habla con su papá después de cada partido. Es su modelo y su máximo consejero, pero no su manager ni su representante. Su relación no trasciende el plano familiar.
Federico ya dio sus primeros pasos en la Selección sub 20 y luego en la sub 23, de la mano de quien es hoy su entrenado en el Inter: Javier Mascherano.
Federico, el menor de los Redondo, con Leo Messi. Foto IG.
El Real, Milan y la rodilla
Fernando Redondo nació en Adrogué, el 6 de junio de 1969. Comenzó en Talleres de Remedios de Escalada para dar su primer salto en Argentinos Juniors, donde tuvo una aparición rutilante: debutó con apenas 16 años, en septiembre de 1985. Cinco años pasó en el club de La Paternal antes de dar un paso que cambiaría su vida en varios sentidos.
En la temporada 90/91 pasó al Tenerife de España, donde fue dirigido por Jorge Solari, padre de Natalia, quien en 1992 se convertiría en su esposa y luego en madre de sus tres hijos. Fue su primera experiencia europea, la que le abrió el camino a la gloria. Allí en la isla también conoció a Jorge Valdano, quien lo recomendó después al equipo blanco, donde conoció la gloria.
Capitán y campeón. Foto Web.
Fue un acierto del equipo merengue quedarse con el elegante volante zurdo que ya mostraba sus cualidades de conducción, visión de campo y trato de pelota. Con la camiseta del Real Madrid alcanzó su máximo potencial: logró dos Champions League (en la segunda, en el año 99/00 fue elegido el mejor jugador del torneo) y dos Ligas, en los seis años que vistió sus colores. Además de haber llevado la cinta de capitán.
El público lo aclamó de tal manera que hubo manifestaciones en el Santiago Bernabéu cuando Florentino Pérez decidió venderlo tras haber ganado las elecciones y con la obligación de cumplir su promesa de llevar a Figo. Se lo ofreció al Milan, que tenía a Berlusconi como presidente, quien llamaba constantemente a Redondo para llevarlo a Italia, según él mismo contó.
En el Milan no le fue bien en un comienzo: jugó sus primeros partidos dos años después de fichar por una lesión en la rodilla derecha durante un partido de pretemporada (vivió un calvario entre cirugías, tratamientos y viajes en busca de soluciones). Cuando volvió a jugar le tocó nada menos que visitar su vieja casa: el Bernabéu. La gente decidió homenajearlo y Raúl fue quién le entregó una plaqueta.
“Uf, creo que jugué mi peor partido, fui un desastre, se la daba a los de blanco (risas). Fue un reconocimiento que no esperaba y me pegó fuerte: estábamos para empezar el partido y todo el Bernabéu empezó a gritar ‘Redondo, Redondo’, y yo miraba para los costados y aplaudían mis compañeros, y también aplaudían los jugadores del Madrid, algo espontáneo, inesperado. Me superó, la verdad, tomé ese instante como el homenaje que me hizo el Real Madrid siendo jugador activo”, contó en 2019 para La Nación. Ese año además fue nombrado embajador de La Liga.
Redondo se dedica a sus emprendimientos familiares. Foto archivo.
La Selección y el pelo largo
La historia de Redondo y la Selección tuvo varios desencuentros pero también encuentros que dejaron su huella. Primero porque en 1990 no aceptó formar parte del equipo que dirigía Carlos Salvador Bilardo. Para continuar sus estudios, como dijo en aquel tiempo, o por sus convicciones futbolísticas, lo cierto es que regresó cuando Alfio Basile tomó el mando, a fines de 1990.
Con la Selección logró una Copa América, la del 93 (la segunda el ciclo del Coco) y fue al Mundial de Estados Unidos con aquel equipo que parecía destinado a ser campeón pero que se quedó en octavos tras el doping de Diego Maradona y la derrota con Rumania. Con él manejando la pelota desde la mitad de la cancha, la Selección parecía haber encontrado a un jugador para disfrutar muchos años.
Pero la llegada de Daniel Passarella y sus estrictas reglas frustraron esa posibilidad. En realidad, fueron los dimes y diretes los que quebraron una relación que no había comenzado bien. El Kaiser asumió en la Selección y quiso dar una imagen de disciplina y organización, anunciando -entre otras cosas- la prohibición del pelo largo entre sus jugadores.
Redondo, en la foto con Simeone, brilló con el Coco Basile. Foto IG
Sin embargo, en la reunión con Redondo, el entrenador había asegurado que reevaluaría su situación en caso de aceptar la convocatoria, aunque luego ante la prensa declararía que la negativa del zurdo tenía que ver con una cuestión posicional. Para el madridista fue una traición y le cerró la puerta definitivamente.
Volvió a ponerse la celeste y blanca bajo la conducción de Marcelo Bielsa y hasta logró brillar nuevamente, especialmente en un amistoso ante Brasil. Pero esta vez las lesiones fueron las que impidieron que Redondo pudiera sostenerse en el equipo.
Tras su retiro profesional, se lo vio jugar algunos partidos más. En el 2012 jugó un partido de Leyendas del Real ante el Manchester y fue el autor del gol de la victoria 3-2. Y en el 2015 se dio el gusto de jugar algunos partidos para el Senior de Argentinos.
Redondo jugó en el Senior del Bicho en 2015. Archivo.
Por el momento, Redondo es tan sólo un espectador más del fútbol de acá y de allá. Un habitante más de la ciudad de Buenos Aires (pese a que se habló de que podría instalarse en Lobería, cerca de Necochea, donde se lo vio en alguna oportunidad con la idea de desarrollar negocios inmobiliarios), y un entrenador en potencia que aunque tiene el sueño en stand by, quizá algún día se decida a pararse allí en la línea de cal para volcar esa calidad y esa mirada del juego con el buzo puesto.
