Hace algunas décadas atrás, mientras manejaba un taxi característico de la ciudad de Buenos Aires, después de haber tenido que abandonar antes de lo previsto su carrera como jugador profesional por una lesión, seguramente no habrá imaginado lo que el fútbol le tendría preparado para su vida. A bordo de su Renault 12, José Pekerman pensaba y armaba proyectos para seguir ligado a la actividad.
Tiempo más tarde, gracias a su trabajo como formador, principalmente en las selecciones juveniles argentinas, terminó ganándose el merecido rótulo de maestro. Formador de futbolistas, hacedor de cracks, pero también un DT que supo hacer escuela fuera de los campos de juego. El trabajo, basado en el respeto, la educación y la humildad, daría resultado.
La ilusión de jugar
Aunque nació el 3 de septiembre de 1949 en Entre Ríos, ya de niño José sabía que su futuro estaba en Buenos Aires. Se mudó cuando tenía 12 años, con el firme convencimiento de poder llevar adelante una carrera como futbolista. Algo que concretaría cuatro años más tarde, cuando debutó con la camiseta de Argentinos Juniors. En total, jugó 133 partidos en la Primera División y anotó 12 goles.
Pudo haber sido un futbolista mucho más destacado, tenía buen manejo y criterio. Pero una seria lesión en la rodilla lo corrió del fútbol profesional. Esto ocurrió mientras vestía los colores del Independiente Medellín. Con apenas 28 años, mientras se recuperaba y analizaba su futuro, comenzó un derrotero por varios trabajos, además de estudiar Educación Física y Kinesiología.
José Pékerman: Entrenador y formador
Cuando parecía que sus posibilidades se truncaban, el fútbol volvió a darle la oportunidad de trabajar y desarrollar su especialidad: formador de juveniles. Por supuesto, los inicios también fueron en su amado Bichito de la Paternal. Fue una década en Argentinos y el famoso semillero del mundo dio frutos: Claudio Borghi, Fernando Cáceres, Pedro Pasculli, Fernando Redondo, fueron algunos de los nombres ilustres que aparecieron en ese período.
La carrera como técnico lo llevó a Colo Colo de Chile, donde dejó grandes recuerdos. Hizo un trabajo espectacular con una generación que viajó a Italia y que derrotó a grandes equipos. Pero su destino estaba en la Selección Argentina…
Reconstrucción juvenil
La AFA venía de sufrir el cimbronazo del Mundial 1994 con el doping positivo de Diego Maradona. La selección venía a la deriva y la situación de las juveniles era igual de delicada. No era momento de seguir improvisando con técnicos puestos a dedo y sin experiencia. Había que tener un proyecto. Entre 16 presentaciones, una comisión especial fue la que terminó eligiendo el nombre del DT.
Uno de los candidatos era el histórico Jorge Griffa, de impresionante recorrido en la cantera de Newell ‘s Old Boys. Sin embargo, el proyecto de Pekerman convenció a Julio Grondona. Presentó una completa descripción –72 carillas– de cómo debía ser la etapa formadora de las inferiores, un proyecto global. Finalmente, el 22 de septiembre de 1994 estampó la firma de un contrato que cambiaría la historia del fútbol juvenil argentino, pero también su propia carrera deportiva.
Desde su asunción, hasta el final de su mandato como DT, Pekerman obtuvo cinco títulos con la Sub 20: los Mundiales de Qatar 1995, Malasia 1997 y Argentina 2001. También se quedó con los Sudamericanos de Chile 1997 y Argentina 1999. Los equipos jugaban al estilo de José y deslumbraban por su talento y su corrección. Esteban Cambiasso fue el jugador con más presencias bajo su mandato, pero también brillaron Pablo Aimar, Juan Román Riquelme, Gabriel Milito, Walter Samuel y Lionel Scaloni, entre otros.
Tiempo de los mayores
Cuando Daniel Passarella le anunció al presidente de la AFA que se iría de la Selección, Pekerman fue el elegido de Grondona. Pero José se bajó, argumentando que no estaba preparado y sugirió a Marcelo Bielsa, quien terminó siendo el DT de la Selección Mayor. Ante la salida intempestiva del Loco, en 2004, José ocuparía ese lugar.
Pekerman dirigió a la Selección Argentina en las Eliminatorias para el Mundial de Alemania, en la Copa de las Confederaciones 2005 -fue subcampeón- y en el Mundial 2006. Tras quedar eliminado en Cuartos de Final contra los locales, y fiel a sus ideales, decidió renunciar a su cargo.
Transformando a Colombia
Después de haber transitado por unos años el día a día del fútbol de clubes, a José le llegó la posibilidad de despertar a un gigante que venía dormido: la Selección Colombia. A partir de 2012 se hizo la dirección técnica del conjunto cafetero, lo que representó la consolidación de su carrera, ya que ese año fue elegido como mejor entrenador de América.
Bajó su conducción, Colombia clasificó a un mundial después de 16 años. En la Copa del Mundo 2014, ganó los primeros cuatro partidos -Grecia, Costa de Marfil, Japón y Uruguay- alcanzando los Cuartos de final, donde cayó ante Brasil. Haber llegado a esa instancia es el logro más importante de un equipo colombiano un campeonato mundial.
Esto le permitió extender su proceso, que siguió siendo exitoso hasta su despedida, post Mundial Rusia 2018. Durante su campaña consiguió repotenciar al equipo, devolviéndole su esencia histórica de juego.
Legado, la huella indeleble
Lejos de los flashes, fiel a su humildad, el hombre que revolucionó los seleccionados juveniles pudo disfrutar del espectáculo que ofreció la Argentina en una final épica ante Francia, ubicado en la tribuna del Estadio Lusail de Qatar.
Sin dudas, Pekerman terminó ocupando un rol necesario en la construcción del éxito deportivo que supo coronar el equipo argentino en el último Mundial. Principalmente, porlos valores que supo trasladar a sus dirigidos y que, a través de Scaloni, Aimar y Samuel, también heredan las nuevas generaciones.
Futuro en el banco
Dueño de uno de los currículums más potentes dentro de los entrenadores de la región, las posibilidades de continuar activo profesionalmente son altas para Pekerman. Luego de un breve período de descanso tras dejar el seleccionado venezolano, estaría listo para volver al verde césped. Las ofertas nunca faltan.
Siempre es nombre puesto para las selecciones del continente, aunque también es sondeado por los clubes más poderosos de Argentina. En más de una oportunidad, merodeó la posibilidad que se haga cargo de los destinos de Boca, sobre todo, con Riquelme al mando de los destinos futbolísticos del club.
Lo que sí se ve más claro de cara al futuro, es que la historia futbolística de este padre adoptivo de tantos grandes talentos, tiene más capítulos por escribirse.
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