Los caminos de Juan Román Riquelme y Juan Sebastián Verón siempre estuvieron en veredas opuestas.
Ya en el Mundial de 1998, cuando Passarella llevó a Verón y no a Román a Francia inició una historia marcada por el distanciamiento. En el Mundial 2002, ahora con Bielsa, la Selección Argentina incluyó a la Brujita en la lista de Coreo a Japón y, grave error, dejó a Román en Buenos Aires.
En 2006, cambio de técnico y cambio de postura. Esa vez fue el jugador del Villarreal el que estuvo en la lista y afuera se quedó Verón, después de aquel controvertido partido entre Inter y Villarreal. En 2010 fue el turno de Diego Maradona, pero se enfrentó con Riquelme y volvió a citar a Verón a la Selección Argentina para el Mundial de Sudáfrica.
Todo esto nos trae hasta hoy en día, en el que ambos son presidentes de los clubes que aman. La Brujita dio el golpe más fuerte del mercado con ayuda de capitales privados al cerrar a Cristian Medina, la joya de Boca por 15 millones de dólares.
Este round fue para Verón. Pero, la pelea que no va a poder ganar es el de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD). Es que mientras Claudio Chiqui Tapia esté al frente de la AFA, no parece haber posibilidad alguna de que el proyecto prospere.
Si en vez de profundizar la pelea, se acercan las partes y negocian, tal vez una figura como la del gerenciamiento tome fuerzas. Pero las SAD que quiere Verón y otros en el fútbol argentino, hoy no tienen vida.
Lo lamento Bruja, pero la batalla de privatizar el fútbol argentino no la vas a ganar.
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