Este martes, Sergio Maravilla Martínez se presentó en el Luna Park por primera vez en su carrera y terminó con su actuación incluso antes que muchos fanáticos pudieran acomodarse para disfrutarlo. En un minuto y veintisiete segundos del primer asalto, noqueó con el jab al colombiano John Teherán, quien desde que sonó la campana no había hecho más que cubrirse y recibir golpes contra las cuerdas.

Finalizado el combate, el argentino volvió a pedir por la oportunidad de pelear por un título mundial en el peso mediano este año, resaltando que ocupa la segunda posición del ranking de la Asociación Mundial de Boxeo que actualmente tiene a Erislandy Lara como su campeón Regular y vacante el cinturón de súpercampeón que dejó Golovkin.

En relación a los deseos de Maravilla, sin negar que es probable que la Asociación se los conceda tarde o temprano, hay que saber separar las aguas. Que sea capaz de pelear de manera profesional a los 48 años es admirable. Que está muy bien entrenado y que es dueño de una técnica que supera la media, innegable. Pero que esté listo para pasar de un rival como John Teherán a uno como Lara o Golovkin, de ninguna manera.

De hecho, la elección del oponente parece haber respondido a la lógica de que Sergio Martínez no podía correr ningún riesgo de perder en la que era su primera presentación en Argentina desde que salió del retiro, además de la primera en el mítico Luna Park de toda su carrera. 

En las redes sociales, por ejemplo, no fueron pocos los que se permitieron dudar de las aptitudes del colombiano John Teherán, quien no quiso levantarse después de recibir una serie de golpes de Maravilla, que nunca fue un noqueador y que ante rivales de máxima jerarquía apenas hubiesen servido para lucir su depurada técnica y marcar distancia.