Pocos jugadores en esta Selección Argentina la tuvieron tan difícil como él. Si bien es cierto que hay varios muchachos que la tuvieron muy dura, no me refiero al aspecto socio-económico de su familia, hacemos referencia a las probabilidades que tenía de triunfar dentro un mundo cruel y tiempista como el fútbol.
Muchas veces, cuando estas cerca de cumplir la mayoría de edad y te dicen “anda a probarte que la rompes”, las oportunidades de quedar seleccionado para jugar en juveniles son muy pocas. “Necesitamos más tiempo para formarte” o “ya estas grande y no sirve la inversión”, se suele escuchar.
Sin embargo, para Marcos Acuña esto no fue un freno a su sueño… al de su vieja. Tenía 17 años y ya había rebotado en seis equipos de Buenos Aires (entre los que están River y Boca). Respuestas que lo desmotivaron y que lo hacían pensar en dedicarse a otra cosa. Por suerte, para los argentinos, su mamá estaba atrás de él.
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En un último intento, para el año 2008, vino una vez más desde Zapala, Neuquén, hacia Buenos Aires para probarse en Ferro. Quedó. Finalmente ese sueño que comenzaba en 1995 tomaba color y forma, el Huevo iba a tener su oportunidad y ya estaba a un paso de Primera.
Solo tres años después, Marcos tendría su gran debut enfrentando a la CAI en Comodoro Rivadavia. Su vida cambiaría para siempre. Punto destacado de la B Nacional logró algo que pocos pueden: saltar del ascenso a un grande como Racing Club de Avellaneda.
Tenía todo para agrandarse y empezar a formar un rol mediático desde unas nacientes redes sociales. Nada de eso pasó. Siguió trabajando, entrenando y siempre desde el anonimato. Un punto importantísimo que retrata que para el Huevo;siempre el equipo esta por delante.
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Siendo un pilar fundamental en el título Transición que ganó Racing en 2014, Acuña se ganó para siempre el corazón de los hinchas de la Academia. Mucho se sufrió su partida en Avellaneda, sin embargo todos sabían que lo merecía y se entendió su salto a Europa.
Se puso la del Sporting Lisboa y continuó con la misma tónica: sacrificio, templanza y mucho juego. Ya sea de carrilero o como volante, el Huevo fue una figura indiscutible en los tres títulos que ganaron los portugueses con él dentro del equipo. Motivos suficientes para que Sevilla lo busque en 2020.
Antes de esto, cuando apenas partía de Racing, Acuña ya tenía su lugar en la Selección Argentina. Si, 8 años después de quedar en Ferro ya defendía a la albiceleste y en apenas 10 ya jugaba su primer Mundial. Nunca un problema, ni un escándalo…jamas se le escucho la voz.
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El tiempo pasó y poco a poco se ganó el favor de un Scaloni que pensaba a Tagliafico como titular y al Huevo como suplente. Nuevamente; todo desde el verde césped ya que jamás le protestó al DT por su suplencia inmerecida.
Como todos sabemos, Acuña fue uno de los grandes baluartes de la Selección que ganó el Mundial. Sin embargo, son pocos los que conocen o tienen en mente su voz luego de un título que puso a todos en la primera plana. Pero él no necesita eso. Solo necesita una pelota, ponerse la camiseta y hacer feliz a su vieja.
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