A la gente le digo que confíe, este grupo no la va a dejar tirada”. La frase que había dicho el capitán Lionel Messiseguía retumbando con el correr de los días. La inesperada derrota en el debut había generado una situación que nadie podía imaginar y había eclosionado en un país futbolero que llegaba al Mundial con la ilusión firme de ver a un equipo protagonista.

La Selección Argentina sabía que no había vuelta atrás: solo un buen resultado ante México le permitiría seguir adelante y soñar con alcanzar la etapa decisiva de Qatar 2022. Por eso, fueron noventa y pico de minutos donde se vivieron toda clase de sentimientos: angustia, miedo, nervios, esperanza y una explosión de alegría y euforia a partir del silbatazo final.

La leyenda de la bandera, casi un presagio de lo que iba a suceder (Getty Images)

La leyenda de la bandera, casi un presagio de lo que iba a suceder (Getty Images)

¿Fue el mejor partido del equipo de Scaloni en el torneo? Claro que no, pero sin dudas se trató del encuentro que logró desbloquear al equipo y consiguió despejarle el camino que lo llevaría a ese título tantas veces soñado y anhelado. Por eso, es un buen momento para repasar ese Argentina 2-México 0, el triunfo más necesario en el recorrido hacia el campeonato del mundo.

Nervios en la previa

Los dos equipos en la presentación oficial del partido (Getty Images)

Los dos equipos en la presentación oficial del partido (Getty Images)

Increíblemente, todo se había puesto patas para arriba de forma muy rápida. La confianza y la expectativa bajaron por completo y las dudas sobre las posibilidades comenzaban a rondar por las mentes de todos. Tras el fallido debut con caída frente a Arabia Saudita, quedó decretado que a partir de ese momento el equipo nacional ya no tendría margen de error.

“Argentina va a clasificar y va a salir campeona del mundo”, decía Hervé Renard, el entrenador de la selección saudí, después de haber el golpe que había impactado al mundo deportivo. La frase parecía utópica en ese momento. Es que, fueron días duros y difíciles de digerir para un equipo que llegaba con un largo invicto, actuaciones solventes y, de golpe, veía como la gran ilusión podía llegar a durar tan solo cinco días. Puertas adentro, se juramentaron que eso no iba a suceder.

Mucho roce, poco fútbol

Un primer tiempo muy táctico, con mucho roce y bastantes faltas (Getty Images)

Un primer tiempo muy táctico, con mucho roce y bastantes faltas (Getty Images)

El Tata Martino, DT de los aztecas, planteó un partido incómodo para contrarrestar las mayores fortalezas rivales. Decidió embarrar la cancha. ¿Cómo? Presionando la salida argentina desde el arranque, tapando a De Paul y no dejando jugar a los mediocampistas, evitando que entren en contacto con Messi, Lautaro Martínez y Di María. Por eso, el seleccionado nacional se fue al vestuario sin haber generado situaciones claras de gol.

Estaba claro, era una dura batalla táctica, con más roces que juego. Un trámite muy cerrado en el que el principal perjudicado era Argentina, por ser el más necesitado de los dos para quedarse con el triunfo. Era hora de patear el tablero y apostar, intentar cambiar el rumbo. Si el equipo quería seguir adelante, tenía que modificar fichas y arriesgar algo más.

Cambiar a tiempo

Scaloni decidió cambiar, utilizando nombtres que terminarían siendo claves en la copa (Getty Images)

Scaloni decidió cambiar, utilizando nombtres que terminarían siendo claves en la copa (Getty Images)

Arrancaba el complemento y se respiraba un aire muy tenso en el Lusail Stadium. Quedaban solo 45 minutos para tratar de enderezar el barco y llevarlo a un buen puerto. Argentina había tenido la posesión de la pelota, pero le había faltado juego y profundidad. Por eso, Scaloni entendió que era hora de cambiar, sacar a algunos de los nombres que eran habituales en el equipo para que ingresen otros que terminarían siendo decisivos en el desarrollo del torneo.

Durante el cuarto inicial de ese segundo tiempo, el DT argentino hizo ingresar, primero a Enzo Fernández -por Guido Rodriguez- y después a Nahuel Molina y Julián Álvarez -en lugar de Gonzalo Montiel y Lautaro Martínez. Desarmaba buena parte de su columna vertebral, buscando nuevas opciones y apostando a fortalecer la estructura ofensiva. Con el correr de los partidos, estas modificaciones se volverían trascendentales.

Otra vez el 10

Zurdazo de Messi, para abrir un partido que se había puesto muy complicado (Getty Images)

Zurdazo de Messi, para abrir un partido que se había puesto muy complicado (Getty Images)

Cuando no. Como tantas otras veces que la selección lo necesitó, Messi iba a dar la cara por el equipo y se iba a convertir, nuevamente, en el jugador vital para acomodar esta historia que venía torcida. No habían pasado demasiado minutos desde que el equipo se empezaba a ubicar en el terreno de juego, cuando llegaría la primera gran explosión de la noche en Doha.

La “ofrenda” del diez a los hinchas que llenaron el Estadio Lusail (Getty Images)

La “ofrenda” del diez a los hinchas que llenaron el Estadio Lusail (Getty Images)

Con México cada vez más cerrado atrás, apostando principalmente a conservar el empate, los pesos pesados del equipo armaron la jugada que quebraría tanta monotonía. Iban 18 minutos, cuando Di María habilitó a Lionel, que de frente al arco remató cruzado para poner el 1-0 para la albiceleste. Momento de grito fuerte, para soltar tanta angustia contenida.

Asegurar el resultado

REl rmate de Enzo Fernández que se mete en el ángulo para liquidar el partido (Getty Images)

REl rmate de Enzo Fernández que se mete en el ángulo para liquidar el partido (Getty Images)

De ahí en más, el desarrollo se modificaría. Porque Argentina empezó a jugar con la diferencia a su favor, el DT reacomodaría las posiciones con más cambios y el rival, ahora sí necesitado de un gol, por primera vez intentó plantarse con más firmeza en campo contrario. Aunque sus limitaciones y el buen nivel defensivo del elenco nacional, casi que no le permitieron contar con oportunidades claras de gol.

Enzo casi sorprendido, después de marcar un verdadero golazo (Getty Images)

Enzo casi sorprendido, después de marcar un verdadero golazo (Getty Images)

Pero los nervios se mantenían en el ambiente. La diferencia era exigua y cualquier error podría echar por tierra tanto esfuerzo colectivo. Hasta que llegó el minuto 41: Enzo Fernández, que hasta ese momento apenas había tenido lugar en el equipo, armó una acción individual en la puerta del área, que definió con un disparo cruzado, clavando el remate en el ángulo del arco defendido por Memo Ochoa.

Volver a respirar

Tanta tensión contenida, tanto nervio acumulado, vieron su explosión con el triunfo confirmado. La imagen televisiva de un Pablo Aimar buscando aire en el banco de los suplentes después de uno de los goles del equipo, son el fiel reflejo de lo que se vivía en ese momento.

Celebración final, Argentina se recuperaba y conseguía una victoria clave (Getty Images)

Celebración final, Argentina se recuperaba y conseguía una victoria clave (Getty Images)

Partido muy complicado para levantarnos porque México juega bien, tiene un buen técnico. El primer tiempo lo jugamos con mucha intensidad y el segundo, cuando nos calmamos y empezamos a jugar la pelota, volvimos a ser lo que somos nosotros y cayeron los goles”, decía Messi tras el partido, en una precisa síntesis de lo vivido en la jornada.

La Selección Argentina ganaba su primera final en QatarFue un triunfo que valió mucho, porque supo trabajar el partido sin desesperarse para llegar con vida al encuentro con Polonia, donde otra vez estaría obligada a ganar para poder clasificar. Pero claro, esa es otra historia.