“Cuando tienes dinero es cuando tu vida puede cambiar”, dijo Anjelina Nadai Lohalith en la previa de los Juegos Olímpicos de Río 2016. Allí, en tierra brasileña, la sudanesa fue parte del flamante Equipo de Atletas Refugiados creado por el Comité Olímpico Internacional (COI) y la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), en su intención de generar conciencia en torno a la difícil situación de las personas refugiadas y para enviar un mensaje de esperanza al mundo.
Si en Río fueron 10 deportistas, en Tokio 2022 el número aumentó a 29. Ese índice creciente no fue un síntoma positivo, sino que, como dijo Thomas Bach, presidente del COI, “en un mundo ideal, este equipo no debería existir, pero, desafortunadamente, las razones por las que creamos este equipo antes de Río 2016 todavía persisten”.
A partir de Río 2016, la vida de Anjelina Nadai Lohalith dio un vuelco. Claro, en 2002, con tan sólo 7 años, huyó de Sudán del Sur, un país devastado por la guerra. Como pudo llegó al campo de refugiados de Kakuma, en el norte de Kenia, junto con su tía. “Todo estaba destruido, no podíamos seguir allí pasando hambre y temiendo por nuestras vidas”, contó horas antes de su debut olímpico en los 1500 metros (quedó 40° lugar, con un tiempo de 4m47s38).
Desde ese momento no volvió a ver con sus padres, y su principal motivación es una sola: reunirse de nuevo con su familia. “Si llego lejos y tengo éxito, mi sueño no es otro que ayudar a mis padres, darles una casa”, explicó la atleta que, cinco años después, finalizó 14° en su serie, con un tiempo de 4m31s65 para completar los 1500 metros de Tokio 2020.
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Anjelina solía participar en distintas competiciones de atletismo en la escuela secundaria hasta que fue detectada por los entrenadores de la Fundación para la Paz Tegla Loroupe (creada en 2003 por la maratonista keniana del mismo nombre), quienes le propusieron unirse a un campo de entrenamiento en Ngong, en las afueras de Nairobi, la capital de Kenia. Le vieron condiciones, no se equivocaron.
You are looking at the first-ever refugee in athletics to win an international race, at the 2023 European Championships Clubs Cross Country. 😍 Congratulations, Anjelina Nadai Lohalith. 👏 @EuroAthletics
Nadai Lohalith entendió que el atletismo, verdaderamente, era una opción plausible para buscarse un futuro mejor. “Cuando era chica lo hacía por diversión, hoy es una oportunidad”, precisó más tarde.
Ahora, en el Campeonato de Europa de Cross por Clubes que se disputa en Oropesa del Mar, en el club Playas de Castellón, en España, Nadai Lohalith logró el primer triunfo internacional para una atleta refugiada. Lo hizo en la prueba de cross sobre 8,7 kilómetros y con un tiempo de 27m55s. La escoltaron la española Irene Sánchez-Escribano (28m) y la keniana Fancy Cherono (28m09s). Nadai Lohalith compitió en Castellón como invitada del Alley Runners Club de Tel Aviv, donde se encuentran otros miembros del Equipo de Atletas Refugiados.
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La atleta de 28 años (1 de enero de 1995, según Wolrd Athletics, aunque no se tiene precisión) es la corredora más experimentada del Equipo de Refugiados y, como parte del mismo, además, compitió en el Campeonato Mundial de Londres 2017 y en 2022 participó en el Campeonato Mundial Indoor de Belgrado, en el Campeonato Africano y en el Campeonato Mundial de Atletismo de Oregon en su prueba principal, los 1500 metros, que pronto estará discontinuando para pasarse a los 5000 y 10.000 metros.
“Después del Campeonato Mundial en Oregon, regresé a Kenia y comencé a trabajar más duro para lograr mi objetivo de mejorar como corredora de larga distancia. Este triunfo es un incentivo muy importante”, contó. Y añadió: “Entreno duro toda la semana, solo entreno y duermo. Incluso durante la Navidad, cuando todos los atletas del campamento viajaron de regreso a casa, me quedé en el campamento solo para entrenar. No veo a mi hijo y a mis padres con demasiada frecuencia porque tengo el objetivo de mejorar aún más en los Juegos Olímpicos de París el próximo año”.