Protagonizando un cotejo que desde sus primeros minutos ya presentaba distintas batallas en un ambiente caldeado, el partido entre Olympique de Marsella y París Saint-Germain terminó en un gran escándalo con un total de cinco expulsados.
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Ya culminado el encuentro, la tormenta continuó con una dura acusación de Neymar contra Álvaro González: mediante las redes sociales, el atacante de Brasil disparó contra su rival y manifestó que el español emitió palabras racistas en su contra.
Lanzando una serie de tuits, ambas partes reactivaron un nuevo y viejo debate en torno a la preocupante situación que el fútbol aún vive al día de la fecha y los problemas de que el racismo aún siga presente en los campos.
Este lunes, mediante sus canales de comunicación y luego que el PSG emita un comunicado apoyándolo, Ney publicó una extensa carta en la que habló con el corazón y llevó una gran relexión sobre la situación protagonizada el pasado domingo.
+ La carta completa de Ney:
Ayer me rebelé. Ayer fui castigado con una tarjeta roja porque quise golpear a alguien que me ofendió. Creí que no podía irme sin hacer algo porque me di cuenta que aquellos a cargo no harían nada. Durante el partido, como siempre, quise contestar jugando al fútbol. Quedó demostrado que no pude, y me rebelé…
En nuestro deporte, las agresiones e insultos son parte del juego, de la disputa. En parte entiendo a este hombre (Álvaro González). Todo es parte del juego, pero el racismo es intolerable e inaceptable.
Soy negro, hijo, nieto y bisnieto de personas negras. Estoy orgulloso y no me veo diferente de nadie más. Ayer quise que aquellos a cargo del partido (árbitros y asistentes) se pongan en una posición imparcial y entendiesen que no hay más lugar para actitudes de dicho tipo.
Viendo lo sucedido, me entristece el sentimiento de odio que podemos provocar cuando reaccionamos en un momento de enfado.
¿Debería haberlo ignorado? Todavía no lo se… Hoy, con la mente en frío, digo que sí. Pero en el proceso mis compañeros y yo pedimos ayuda a los árbitros y fuimos ignorados. ¡Ahí está el punto!
Una acción llevó a otra acción y todo terminó donde terminó. Acepto mi castigo porque debería haber seguido el camino limpio del fútbol. Espero, por otra parte, que quien ofendió también sea castigado.
El racismo existe, pero tenemos que detenerlo. ¡Basta!
Él fue un tonto. Yo también fui un tonto por involucrarme… Todavía tengo el privilegio de mantener mi cabeza en alto al día de la fecha, pero tenemos que relexionar que no todas las personas negras y blancas están en la misma condición. El daño del cruce puede ser desastroso para ambas partes, seas negro o blanco. Tampoco quiero mezclar temas: el color de piel no se elige. Ante Dios, todos somos iguales.
Ayer perdí en el juego y me faltó sabiduría. Estando en el centro de esta situación o ignorar un acto de racismo no ayudará, lo sé. Pero generar paz en torno a este movimiento ‘anti racismo’ es nuestra obligación para que el menos privilegiado naturalmente reciba su defensa. Nos veremos de nuevo y será a mi manera: jugando al fútbol. Tu sabes lo que dijiste, yo sé lo que hice. Más amor para el mundo.