Resulta bastante llamativo cómo la vida hace que la gestión crítica y opiniones fuertes aparezcan cuando todo se consumó. La caída de la Selección Peruana, cuando matemáticamente ya está eliminada, no solo es el final absoluto de un proceso lamentable, mal manejo, y debidamente castigado. También es la continuidad de poder pensar por qué lo estamos haciendo tan mal en este preciso instante.
¿Quién es el gran responsable en la Selección Peruana?
Muchos dirán y pensarán que los caminos de la Selección Peruana están destinados al fracaso con este mandato de Agustín Lozano. Posiblemente, piense igual, pero quiero ir un poco más allá. No solo quiero señalar a los jugadores que reflexionaban que metiendo poquito iban a salir vivos ante un Uruguay que se dejó de cosas, pisando el acelerador. La goleada tiene un significado, mucho más que una derrota abultada.
Es también el premio a la poca consistencia a la hora de formar proyectos, darle poder a los entrenadores, y entregar herramientas a los responsables. Quiero creer que Óscar Ibáñez es un entrenador interino que hizo las cosas medianamente bien, como para no irse insultado del equipo de todos. Pero no necesariamente, avalado por los mismos, para continuar en el siguiente proceso eliminatorio.
Porque le faltará muchísimo en todos los sentidos para hacerse dueño de un plantel viejo, aburguesado y que posiblemente ya tocó su techo en lo deportivo. A título personal puedo decir que se debería empezar desde cero todo, imaginarnos que Ricardo Gareca no existió y no se vivieron tantos años de alegría, donde éramos un combinado patrio competitivo. Para volver a las raíces de todo organigrama.

ver también
Marcos López y el dardo a Agustín Lozano tras eliminación de Perú del Mundial 2026: “Ya se tiene que…”
La Selección Peruana se debe fundar nuevamente
Donde exista un entrenador que tenga los suficientes galones para mandar, decir las cosas que se necesitan, y ser el profesor que necesitan los alumnos, en este caso los jugadores. Uno de ellos, para mí, es Gustavo Alfaro. Quien antes demostró con Ecuador haber hecho las cosas perfectamente para clasificar al Mundial de Qatar 2022. Y ahora lo hace, con Paraguay, que estaba en las mismas o peores que nosotros.
A sus espaldas tiene una cantidad de años en la espalda impresionante, experiencia infinita para que esa verborrea sea lo suficientemente valiosa, y así encienda el fuego interior de sus dirigidos. Lo demostró en Paraguay, dejando atrás a nombres como Guillermo Barros Schelotto y el propio Daniel Garnero. Quienes parecían ser buenos prototipos de seleccionadores, pero terminaron siendo grandes entrenadores de clubes. En Perú ya entendimos la diferencia entre ambos conceptos.

Selección Peruana eliminada del Mundial 2026 ante Uruguay. (Photo by Ernesto Ryan/Getty Images)
No es lo mismo tenerlos todos los días, hasta que capten tu idea. A que cada largo tiempo, los puedas dirigir en un máximo de dos semanas, para que representen al país de forma decente. Pasó con Juan Reynoso y su metodología errada ante la cultura del peruano que no confía tanto en el trabajo táctico. También sucedió con Jorge Fossati, que se negó a ver que el planteamiento requería otro tipo de facultades como la libertad para el jugador, aun cuando era el abuelito que cuidaba a los nietos en lo grupal.
El entrenador que nunca llegó a la Selección Peruana
Por eso, menciono una vez más a Gustavo Alfaro, quien debió haber llegado a la Selección Peruana, habiendo clasificado a Ecuador al Mundial. No dándole todas las oportunidades a Paraguay para enmendar su camino. Para que ahora sea casi imposible mirarlo, porque evidentemente con dos citas mundialistas a la espalda, no le interesará mirar al Perú. Quizás para vacacionar, pueda animarse, pero para trabajar es imposible.
No me quiero olvidar de quien en su momento no quiso a Ricardo Gareca porque prácticamente no lo tomaba en cuenta en la Federación Peruana de Fútbol. Aun cuando El Tigre estaba en su apogeo para Rusia 2018, salía a los medios de comunicación a criticarlo porque dicen las malas lenguas que no le devolvía el saludo. Sí, el ahora presidente de la Federación Peruana de Fútbol hasta el lejano año 2030.
Que antes fue el Vicepresidente, que dejó de lado un proyecto de dos Eliminatorias Sudamericanas positivas, para traer sus caprichos personales al equipo de todos los peruanos, curiosamente. Sacando al ídolo con mayor aprobación en la historia del deporte rey, de estos últimos tiempos por lo menos. Los errores se pagan caro, y hoy lo estamos sufriendo. Era Gustavo Alfaro que podía mirar a los ojos a todos y convencerlos de tirarse de cabeza, no Juan Reynoso, ni Jorge Fossati, para después terminar con Óscar Ibáñez. Gracias por tanto Tin, sentenciado ante los ojos del mundo por revender entradas.

Agustín Lozano, presidente de la Federación Peruana de Fútbol. (Foto: X).





