El Clásico volvía al Bernabéu tras dos años de ausencia y estuvimos ahí para conocer en primera persona lo que significa vivir un auténtico Real Madrid vs Barcelona. Hubo fútbol, goles, emoción y un choque de estilos que se transpira desde el primer minuto. Había hasta nerviosismo entre los medios presentes.
Bolavip dijo presente en el encuentro que marcó un antes y un después en la historia de las rivalidades del fútbol español. Hablar del Clásico es hablar de pasión, televisores prendidos a lo largo del planeta y una ciudad que se detiene durante varias horas para sacarle hasta la última gota de provecho a todo lo que envuelve un Real Madrid vs. Barcelona.
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Veníamos de uno de los choque más espectaculares del año y de un recibimiento al bus de Merengues que marcó la remontada ante el PSG, por lo sobra decir que el listón se encontraba más que alto. Real Madrid vs. Barcelona en todo lo que fueron las horas previas, cumplieron nuestras expectativas.
No veríamos las camisetas blancas y blaugranas de los duelos más épicos, pero esta rivalidad se encuentra realmente en las aficiones que desde varias horas antes al Clásico se cantaban y divertían en un ambiente en los aledaños del Bernabéu donde se respiraba fútbol. Nos quedó claro desde el minuto uno que no íbamos a ver otro encuentro más de LaLiga.
Como si fuese otra noche europea
El recibimiento de los hinchas al bus del Real Madrid volvió a colapsar la avenida Concha Espina y una plaza de los Sagrados Corazones donde no cabía un alfiler. Los cordones de seguridad realizados por la policía unas horas antes de choque en las inmediaciones del Bernabéu confirmaron nuestra teoría tras la vuelta contra PSG: la hinchada Merengue se transforma en las noches de etiqueta.
Si bien se echó en falta que ambos equipos hubiesen llegado en la lucha por LaLiga, la realidad es que un Real Madrid vs. Barcelona va más allá de los puntos. Su propia ideología queda ejemplificada cuando le preguntas a la gente. De un lado quieren ganar a cualquier costo y del otro por un estilo que todos conocemos. A todo esto por supuesto, le suman factores políticos que han avivado la rivalidad desde hace décadas.
Fue goleada de un Barcelona que dominó a su rival como hace mucho no lo conseguía, que se gustó en un Bernabéu que vivió su partido en las tribunas y que sueña con poder luchar por LaLiga. Así se vive un Clásico que pese a no contar con las estrellas del pasado, enamora por su color e intensidad.