Tras consagrarse campeón de la Copa Argentina con Independiente Rivadavia de Mendoza, el lateral derecho Luciano Abecasis se retiró profesionalmente del fútbol a los 35 años. En total, fueron 14 años de carrera, en la que pasó por clubes como River, Rosario Central, Lanús, Banfield, Godoy Cruz y Libertad de Paraguay.
En diálogo con Bolavip, Abecasis hizo un repaso sobre su carrera, los momentos claves que vivió. Recordó su ascenso con River, el debut de la mano de Matías Almeyda y cómo vivió la campaña de la temporada 2011/12. Además, explicó cómo tomó la decisión de dejar el fútbol.
Los inicios en Rosario Central y la llegada a River
Oriundo de Rosario, Abecasis inició su carrera como futbolista en Central, en donde llegó al plantel de la Reserva. Hincha del club, lo siguió por todas partes y tuvo una particular anécdota con su padre, debido a un inconveniente en un clásico frente a Newell’s.
-¿Qué fue Rosario Central en tu carrera?
-Yo me crié ahí, o sea, tengo amigos que están en agrupaciones, tengo un montón de anécdotas de chiquito en las concentraciones. Una de las últimas fue cuando mi viejo me preguntó en mi casa qué quería hacer, me dijo: “¿Qué querés, ser profesional o ser barra?”. Traía colación de que yo llegué a mi casa con un balazo de goma en la espalda porque había ido a la cancha de Newell’s de visitante, un clásico, y yo me entretenía con 16 años, casi 17. Cancha de Newell’s, de visitante, un clásico… y no, vamos con la hinchada, que entrábamos sin entrar, en esa época, viste, que entraban por la ventana, bueno… yo tenía un balazo de goma en la espalda y mi papá me dijo: “¿Vos querés seguir así? ¿Futbolista profesional o barra-brava? ¿A dónde vas a ir? ¿A la platea popular o al vestuario?”.
Luego del descenso del Canalla en la temporada 2010, el lateral fue transferido a River para sumarse a la Reserva. Además, solía compartir entrenamientos con el plantel del elenco de Núñez.
-¿Con qué River te encontraste?
-Yo llegué a un River que era fantástico. Después se transformó en otra cosa realmente distinta. Nosotros íbamos de pretemporada a Chapadmalal y nos cambiábamos en un vestuario con sillas de kiosco de plástico cuando estábamos en el CeNARD… pero bueno, era el momento.
-¿Viviste de cerca el descenso?
-Todavía no había debutado oficialmente cuando River desciende porque estaba en Reserva. Si entrenaba alguna vez con ellos, no era como ahora. Yo entraba al vestuario tres horas antes, me cambiaba y desaparecía. No estaba en el barrio como ahora que los pibes están con el celular. Me daba una vergüenza terrible estar ahí: Almeyda, Ortega, Carrizo… ¿qué hago yo acá? Saludaba “buen día”, me cambiaba y salía corriendo. No levantaba ni la cabeza. Así que de eso no sé nada, no lo viví tan de cerca.
El debut en la B Nacional y la campaña del ascenso
De la mano de Matías Almeyda, en el primer partido de la B Nacional fue titular en la victoria ante Chacarita por 1 a 0 en el Monumental. Este además fue su debut como profesional con la camiseta del Millonario, en un contexto más que difícil al jugar en la segunda división argentina.

Luciano Abecasis en su paso por River. (@luchoabecasis).
-¿Cómo fue tu debut en River?
-Tengo una anécdota con el Lobo Ledesma que siempre cuento: mi primer partido llovía muchísimo, nunca había usado botines mixtos, siempre jugaba con tapones bajos. En el vestuario alguien dijo “fíjense los tapones”. Yo no sabía qué hacer, tenía los mixtos puestos y sentía que eran pesadisimos. Le digo al Lobo: “No sé qué hacer, nunca jugué con mixtos, me da miedo trabarme el gemelo”. Y él me responde: “Preferible que te saque a los diez minutos porque te calambraste el gemelo, que te saque para siempre porque te resbalaste y te hicieron un gol”. Me quedé con esa frase toda la vida. Me puse los mixtos y jugué. Fue contra Chacarita, viernes a la noche, muchísima lluvia. La primera pelota que toqué fue una disputa en velocidad con el wing izquierdo. Tenía 20 años, tenía una polenta y lo tiré casi afuera de la cancha, enganché y cuando voy a tirar el pase se me cruza Carlos Sánchez, le pego en la espalda y se va lateral, ja. Fue como “bienvenido a Primera”, pero me la acuerdo siempre.
-¿Sentiste presión en esta temporada?
-Años después me di cuenta lo que realmente había vivido, en el momento no. Eso se lo atribuyo a la grandeza de los referentes que teníamos: arrancaron Fernando Cavenaghi, el Chori Domínguez, después se sumaron Leo Ponzio, David Trezeguet, el Lobo Ledesma… el Lobo era fundamental. Ellos se encargaron de absorber toda la presión. Yo no sentí la presión que había afuera. Gracias a eso pude jugar medianamente suelto.
-¿Sintieron que se podía escapar el ascenso?
-Durante la B Nacional hubo partidos que se sufrieron muchísimo: perdimos con Boca Unidos y con Patronato en Santa Fe. Hubo un momento que no lo podía ni mirar. Fue un domingo a la mañana contra Central, que si ganaba nos pasaba. Dejé el celular en casa, me subí al auto con la radio apagada y di vueltas como un loco porque no aguantaba la ansiedad. Central terminó perdiendo un partido insólito y ahí resurgimos.
-¿Cómo vivieron el ascenso?
-El día del ascenso contra Almirante Brown en el Monumental, con los dos goles de Trezeguet, fue terrible. Primero alivio puro porque uno carga un peso enorme, después euforia. Cuando pasan cosas que te cuestan tanto, la primera sensación es “menos mal, ya está”. Después viene la fiesta. Pero lo primero que se me cruzó por el cuerpo fue el alivio, porque inconscientemente uno también juega para la gente, para la expectativa de todos.
-¿Qué te dejó River en tu carrera?
-Me da mucho orgullo y me reconforta que, ya empezando a mirar la película de nuevo sin ego, sin tener que demostrar nada, empiezo a re-disfrutar cosas que en su momento no tuve la capacidad de hacerlo. Porque uno se abruma con la vorágine del día a día. Hace bastante que no voy al club, pero me ha pasado de ir seis, siete, ocho años después y tener las puertas abiertas. No me van a recibir como a Enzo Francescoli ni me van a hacer una estatua, pero sé que hoy llamo y digo “che, me gustaría ir a ver un partido” y tengo las puertas abiertas de un club inmenso. Sin la necesidad de ser una persona súper mega reconocida por el club.
El aprendizaje en Italia
Luego de su paso por River y Quilmes, a mediados de 2014 Abecasis tuvo su primera experiencia en la Serie B de Italia para jugar con Pescara. Si bien su rodaje no fue el esperado, formó parte del plantel que perdió la final contra Bologna por el tercer ascenso a la Serie A.
-¿Cómo fue la experiencia en Italia?
-Cada fútbol tiene su complejidad. Si no te adaptás al lugar donde vas, lo sufrís. Acá, en Inglaterra, en Paraguay, en Japón, en Finlandia, no podés ir vos a imponer lo que vos querés. Eso yo lo aprendí cuando fui a Italia. Tenía un entrenador que hacíamos mucho táctico, mucho táctico: 11 contra 0, todo predeterminado. Después hacíamos fútbol y bueno, algo característico mío que fue siempre, no sé, en los laterales yo lo hice mucho en mi carrera: el enganche para adentro y salir por dentro. Un día me paró la práctica el entrenador y me dijo: “Mirá, si nosotros entrenamos esto: el volante agarra, le da al otro volante, el volante le apoya con el 5, el 5 cambia de punta. Si vos vas a enganchar, procurá terminar en el arco y hacer el gol. Si no vas a hacer eso, jugá lo que jugamos nosotros”.
-¿Te tomaste bien esa charla?
-Me lo dijo bien, no me lo dijo mal. Me abrió la cabeza: “Acá es diferente”. Yo enganchaba, cuando enganchaba no tenía pase porque el volante ya había venido a recibir, el 5 estaba posicionado para lo que estábamos entrenando. Entonces eso me marcó: si no te adaptás, va, fuera.
El buen paso por Godoy Cruz
Después de su paso por Italia, el lateral regresó a Argentina para vestir la camiseta de Godoy Cruz. En el Tomba estuvo durante cuatro temporadas, y en una de ellas peleó mano a mano con Boca por el título de la Superliga Profesional 2017.

Luciano Abecasis en su paso por Godoy Cruz. (Getty).
-¿Qué análisis hacés de tu paso por Godoy Cruz?
-En Godoy Cruz me tocó la etapa más gloriosa del club hasta ese momento. Tres clasificaciones a Copa Libertadores, en una pasamos a octavos de final, en otra también y tuvimos el campeonato que peleamos con Boca.
-¿Cómo viviste esa campaña?
-Fue un campeonato hermoso. Cuando vos salías a la cancha y sabías que ganabas todos los partidos, está buenísimo. Cuando te cruzás con compañeros que tienen lo que a vos te falta y vos tenés lo que a ellos les falta se dan esas sociedades de los equipos que vos decís “¿cómo juegan estos?” y después los ves en otro equipo y no rinden. Estaba buenísimo: salís, sabés que ganás, es hermoso, lo disfrutás.
-¿En algún momento se ilusionaron con ser campeones?
-Hubo un momento en el que creímos totalmente que podíamos ser campeones. Ganamos, creo que no sé si 10 partidos seguidos, o sea, fue una cosa impresionante. Y sabíamos que ganábamos… o sea, salíamos a la cancha y sabíamos que ganábamos. Me acuerdo que en el último partido, nosotros ya sabíamos que Boca era campeón porque había jugado antes. Jugábamos con Arsenal y estaban organizando por redes sociales hacer como el primer minuto del partido un aplauso en agradecimiento al esfuerzo de los jugadores. Los hinchas querían hacer un aplauso como homenaje a ese equipo de reconocimiento. Y nosotros en la concentración, con la confianza que teníamos, en la mesa medio jodiendo, hablábamos: “Tenemos que cortar el aplauso… en el primer minuto tenemos que hacer un gol”. Bueno, dicho y hecho: fuimos, creo que a los 20, 25 segundos casi metemos un gol abajo del arco. Yo corto una pelota como en posición media de enganche, salimos todos a presionar a 100 equipos, todo desordenado, cortamos la pelota, la abrimos, tiran un centro y se lo pierden abajo del arco y la gente como que se puso a cantar y terminó el aplauso. Salió bien, por lo menos la idea, ja.
-¿Qué creés que faltó para ser campeón?
-Y bueno, al final hicimos todo, a ver… no era para nosotros. Boca lo hizo un poquitito mejor y salió campeón. Son las cosas que tiene el fútbol.
Los pasos por Lanús y Banfield, más las experiencias en Paraguay y Estados Unidos
Una de las particularidades de la carrera de Abecasis es que jugó tanto en Lanús como en Banfield, en el clásico del sur. “Es un clásico hermoso, sobre todo por la cercanía y porque viste el que va a la cancha y te putea al otro día te lo cruzás en la calle, en el paredón, en el súper… la gente que vivía ahí se cruzan todo el tiempo. Es parecido al de Rosario, pero un poco más chico”, comentó al respecto.

Luciano Abecasis en su paso por Banfield. (Luchoabecasis).
En medio de estos pasos, jugó en Libertad y Estados Unidos, con las camisetas de Libertad y San José Earthquakes, en donde volvió a ser dirigido por Matías Almeyda, el entrenador que lo hizo debutar en River. “En Paraguay a mí me tocó justo la pandemia, pero nació mi hija, así que para mí fue maravilloso. Fue un momento particular, pero hermoso”, contó.
-¿Cómo fue el reencuentro con Almeyda?
-En Estados Unidos creo que también nosotros la pasamos bien porque era mucho argentino y para mí la liga de Estados Unidos es todo lo que está bien. Me encantó. Y más que tuve la oportunidad de volver a tenerlo a Matías Almeida, ya con mucha más experiencia él, la verdad que es una cosa impresionante.
-¿Te quedó una espina por tu segunda etapa con Almeyda?
-Si te diría, diciéndotelo ahora acá, y a medida que van pasando los días me van bajando la información fue el no haberle podido regalar por ahí unos mejores rendimientos. Viste cuando vos decís “che, yo con este loco le hubiese querido romper toda”, pero en agradecimiento. No me fue mal, pero tampoco me fue como quería. A lo mejor ponés demasiada expectativa en querer devolver algo y te parás en el lugar del deber y eso te genera una presión extra.
La campaña histórica con Independiente Rivadavia
A principios de 2023, luego de su paso por Banfield, el lateral derecho se sumó a las filas de Independiente Rivadavia de Mendoza. Allí escribió las páginas más gloriosas del club, ya que ascendió a Primera División en la primera temporada, y luego ganó la Copa Argentina 2025.
-¿Con qué club te encontraste cuando llegaste a Mendoza?
-Llegaba de Primera División al club, llegaba con otra mentalidad. Bajaba de categoría y quería ascender. Me encontré con un club en pleno armado y mucha gente con ganas de contagiarse de esa energía. Encontré gente que armó el club de cero con las mismas ganas de ascender. Mezclamos las ganas con los métodos, con las experiencias. El ascenso fue muy buscado, muy merecido.
-¿En qué momento se dieron cuenta de que podían ascender?
-Me acuerdo que una de las arengas fue en la primera rueda en cancha de Rafaela. Rafaela venía bien, tenía un equipazo, para mí era el mejor equipo por nombres, pero terminamos siendo nosotros por rendimiento. En ese partido hablamos de eso: “No sé qué va a pasar hoy, si vamos a ganar o empatar… lo único que les digo es que ya nos metimos en un lugar donde va a ser muy difícil salir. Estamos haciendo una media muy buena, vamos a estar todo el año peleando hasta el final, queramos o no. Hagamos el esfuerzo para salir campeones porque si no vamos a tener un reducido”.
-¿Cómo vivieron la consagración de la Copa Argentina?
-La Copa Argentina nos fue ilusionando a medida que avanzábamos. Nadie planifica salir campeón de la Copa Argentina, pero cuando te ves cerca decís “che, faltan tres partidos…”. Fuimos justísimos campeones y, para mí, con muchísima más hambre que cualquier equipo en mucho tiempo. Me acuerdo del partido de River, como que ese fue “che, eliminamos un candidatazo y ya estamos en la final”. Ahora no hay escapatoria, hay que ganar.

Luciano Abecasis campeón de la Copa Argentina con Independiente Rivadavia. (@Luchoabecasis).
-¿Sintieron nerviosismo el día de la final?
-El día de la final la inconsciencia de los más chicos ayudó. No hay receta mágica. Yo ya había tomado la decisión de retirarme y les dije a varios en el vestuario: “Retírenme campeón, muchachos”. Cuando Villa metió el gol me explotó todo. Me retiré campeón en la primera estrella del club y la primera de Cuyo en torneos grandes. Después del partido me fui a Rosario a hacer trámites, estuve tres días con fiebre emocional… fue un quilombo de emociones hermosas”.
-¿Cómo te sentiste al retirarme campeón?
-No tenía ni idea de que íbamos a ser campeones ni que se iba a dar de esta manera. Fue una de las primeras validaciones: yo decía “che, loco, tomaste la decisión… bueno, tomá, te la damos”. Como si me dijeran: “Querés terminar bien, querés terminar en lo más alto, estás dejando algo por un bien mayor… listo, te lo recompensamos”. La primera validación: campeón. Como yo les cargo a mis amigos: “No sé quién hizo mejor carrera o no me interesa, yo no me comparo con los demás… pero si me voy a comparar, me comparo con el mejor. Y ni Messi del Barcelona se fue como yo me fui de Independiente Rivadavia”, ja. No es para cualquiera el retiro que tuve. La carrera la puede hacer cualquiera… ahora el final, no sé.
-¿Con qué Sebastián Villa se encontraron cuando llegó?
-Seba Villa vino con muchas ganas, mucha predisposición y todo su talento. Lo hicimos sentir importante otra vez y lo devolvió con rendimiento.
La decisión del retiro
Previo a la gran final de la Copa Argentina, Abecasis decidió ponerle punto final a su carrera a los 35 años. Después de contárselo a su círculo íntimo, lo informó en el club. Ahora, piensa en un futuro ligado al fútbol desde otro rol.
-¿Cómo tomaste la decisión de retirarse?
-Fue un proceso, pero tomado y abordado desde diferentes lugares, digamos. Si bien la decisión la tomo yo, porque también entiendo que hoy en el deporte, a la edad que yo lo hice, puede parecer apresurada. Esa fue un poco la devolución que tuve cuando la comuniqué del ambiente del fútbol puro, digamos, el que vive y respira fútbol: “¿Por qué? ¿Qué te pasó? ¿Tuviste algún problema?”. No, nada, todo lo contrario. Justamente me pude dar el lujo de tomar esta decisión con claridad. Lo fui analizando desde los diferentes planos en los cuales iba a impactar o podría impactar positiva o negativamente en mi vida en general. Lo deportivo era netamente futbolístico: ya no tenía las mismas ganas, el mismo amor, el mismo empuje, la misma pasión y no quería que mi última etapa se fuera desdibujando por ahí mi imagen. Ese fue uno de los primeros condimentos que puse para la decisión: el poder cerrar a la altura de lo que yo le dediqué a la carrera.
-¿Tu familia cómo se lo tomó?
-Después, en el plano familiar o personal… yo ya no quería más vivir en el centro de esa película, quería empezar a vivir junto con ellos. Quiero ser un par dentro de mi familia, dentro de mi grupo de amigos. Entendí también que en Independiente Rivadavia ya había marcado un camino, una huella y cuando uno no tiene ganas, hay gente que tiene muchas ganas y hay que dejar paso. Prefiero que lo haga alguien que lo pueda hacer un poco mejor que yo, por lo menos con más ganas. Me daba ansiedad que llegara este momento porque era una realidad inalterable: esto iba a pasar. Ahora pasó de la manera que yo quise. Eso para mí es un valor agregado, porque el día de mañana prefiero sentirme responsable por haber tomado una decisión “apresurada” que culpable por no haberla tomado y quedarme desdibujado. Familiarmente tuve la validación de mis hijos: mi nena de dos años de golpe empezó a querer comer upa mío… Dejé de tener dolores, duermo lo que quiero, me sobra la energía. Mi cuerpo y mi cabeza se liberaron.
-¿Qué se viene para el futuro?
-Hoy estoy contento con la decisión que tomé y muy entusiasmado de todo lo que viene para mí. Hoy tengo una propuesta del club para quedarme trabajando dentro del club. Tengo que terminar de cerrar ese vínculo para ver si vamos para adelante o no.







