Surgió como gran promesa en el fútbol argentino. Fue campeón en Huracán, vivió grandes experiencias y se marchó a España en una millonaria transferencia al Villarreal. Sufrió destratos, fue descartado y llegó a Boca. Luego, emigró a la MLS, en donde se convirtió en ídolo absoluto y referente de su equipo, el San José Earthquakes.
Compartiendo el mismo campeonato que Leo Messi en Estados Unidos, Cristian Espinoza habló en exclusiva con BOLAVIP y realizó un repaso de toda su carrera . Elogió a Matías Almeyda -su primer DT en la MLS-, a Guillermo Barros Schelotto y Eduardo Domínguez, contó su calvario en Europa y las ganas de una revancha allí, aunque también sentenció que en Estados Unidos hay un muy buen fútbol, contrariamente a lo que se cree en Argentina.
-Estás hace seis años en la MLS y te convertiste en ídolo en San José, máximo asistente histórico y uno de los máximos goleadores históricos. ¿Te esperabas llegar a ese punto en el club?
-No, no me lo esperaba cuando llegué acá, y no es fácil conseguir lo que conseguí. Nunca imaginé tener la reputación y el nombre que tengo en la liga en sí. Es algo muy lindo tener la consideración que tengo acá. A día de hoy estoy muy feliz de haber tomado la decisión que tomé de haber venido acá, y tampoco fue fácil tomarla en ese momento. Mi esposa estaba embarazada y vivíamos en Argentina, era cambiar de costumbre y de cultura, e irnos a vivir a un lugar donde se hablaba otro idioma, era todo complejo. Pero ante la oportunidad de venir a jugar a los Estados Unidos, más allá del desafío y de lo difícil que fue, con el tiempo uno se acomoda y hoy todos estamos felices de dicha decisión.
-Allá llegaste en 2019, después de tu paso por Boca, y por pedido de Matías Almeyda, que era el DT de San José en ese momento. ¿Qué recordás de ese contacto con él para aceptar irte a la MLS?
-Con Matías hablé 5 minutos con toda la furia y ya me había convencido de venir para acá. Él es una persona que tiene una forma de ser única, con una forma de comunicar única. El haber sido jugador antes hace que sea muy cercano con sus dirigidos. Hablé muy poco con él y ya quería estar acá y ser dirigido por él. Haber tenido la posibilidad de que me transmita las ganas de jugar en San José, lo importante que me hizo sentir y lo atractivo que resultaba el proyecto fueron importantes para tomar la decisión de jugar acá.
-¿Hoy seguís teniendo relación con él?
-Hablo bastante con Matías ahora. Nos hicimos muy amigos acá y pude conocer no solo al Almeyda entrenador, sino también al Almeyda persona, y ver cómo es él en su día a día, que es una persona muy familiera. Es un regalo muy lindo de la vida tener relación con él, su familia y su cuerpo técnico. Matías me nutrió de un montón de conceptos como futbolistas. Es uno de los entrenadores que más me ayudó a crecer. Tácticamente me hizo crecer un montón, viendo las cuestiones defensivas y ofensivas, y me enseñó a saber leer los momentos de cada partido.
-En tu último año en la MLS viviste un boom con la llegada de Messi a Inter Miami. ¿Qué cambió en la liga desde que Leo arribó?
-Fueron muchas cosas las que cambiaron. La llegada de Leo llevó a la MLS a rincones del mundo en donde era impensado que se vea la liga . Principalmente Argentina. El público argentino antes no miraba ni a palos un partido de la MLS, y no solo porque en nuestro país era muy poco fan de la MLS. Y tampoco estaba la posibilidad, no tenías donde verla. Con la llegada de Messi, la liga hizo un convenio muy grande con Apple TV y se pudo llevar la MLS a todo el mundo. Ese fue uno de los grandes impactos que hubo con Leo, y eso llevó a que realmente se conozca la liga. Antes se decía que la MLS era mala, y yo que estoy desde 2019 y viví muchas experiencias y cambios en la liga te puedo decir que es muy buena. No es de las mejores del mundo, claro, pero sí creció mucho en los últimos años.
-¿Y en lo futbolístico que notás de cambio con su llegada?
-Que vengan jugadores jóvenes ahora también, y no solo los Kaká, Henry, David Villa y demás, que eran estrellas mundiales que venían a retirarse, ahora vienen muchos jóvenes a dar un salto en su carrera que los catapulta después a Europa. El impacto de Messi también tiene que ver con eso: muchos jugadores quieren venir a la liga por él. Los clubes también cambiaron su mentalidad en los últimos años, y empezaron a proyectar con jugadores prometedores a futuro y su desarrollo.
Cristian Espinoza (Imago)
Antes de recalar en San José Earthquakes, Espinoza tuvo pasos por Huracán, Boca y tres clubes de Europa: Villarreal, Alavés y Valladolid. Quien lo adquirió desde el Globo fue el conjunto amarillo, pero no llegó siquiera a debutar. Incluso, el extremo argentino recibió destratos de parte del club, siendo descartado sin piedad por la institución española.
-Te ficha Villarreal en 8 millones de dólares y no debutaste y te mandaron tres veces a préstamo: ¿Tuviste alguna explicación desde el club en algún momento?
-Fui a Villarreal, firmé con ellos y directamente fui a préstamo a Alavés y después a Valladolid. El único contacto que tuve con ellos fue en la pretemporada de 2017. La arranqué ahí y su idea fue darme a préstamo de nuevo, que ahí surgió la chance de ir a Boca.
-¿Fue chocante para vos esa situación? Digo, llegar a un club y que al toque te “descarten”.
-Ahí tocás un punto que fue central en la experiencia de mi carrera. Tuve la experiencia de llegar a un club muy importante, que gasten un montón de plata en mi pase y que al toque me hicieran sentir como que no les importaba . Te compran, invierten una moneda en vos y no te tienen en cuenta desde el día 0 mandándote a préstamo… En mi cabeza todo eso me trajo inseguridades. Pensaba: ‘ ¿Seré lo suficientemente bueno?, ¿Para que me compraron si no me quieren en el equipo? ’. No es fácil lidiar con eso, y más si no estás preparado para afrontarlo. Imaginate que yo venía de Huracán que jugaba todos los partidos, siendo importante para el equipo y me estaba yendo muy bien. De golpe me encontré con que no era la primera opción del técnico ni del equipo. Para mi carrera fue un baldazo de agua fría.
-¿Cómo lo superaste?
-Fueron experiencias que me sirvieron para crecer en la parte mental. Ni siquiera me dijeron que me iba a ir de Villarreal, y desde el equipo me dejaron la sensación de que no servía para ellos. Si por lo menos me decían que no iba a ser tenido en cuenta, o si el técnico me decía ‘no sé para qué te compraron’, bueno, es distinto. Pero Villarreal estuvo un año y medio negociando con Huracán por mi pase, entonces fue todo raro. Yo tenía muchas expectativas, encima cuando llegué el club jugaba Champions y apuntaba alto. Y que de repente me peguen ese mazazo de realidad, que me digan que me iba a ir a préstamo así como así fue durísimo. Futbolísticamente y anímicamente me destruyó, yo venía con una confianza por las nubes y de golpe tuve esa sensación de no ser una opción para el club y ser el descarte para ellos fue terrible. Con el tiempo aprendí que en Europa muchos clubes se manejan así.
Cristian Espinoza (Imago)
Como ya mencionó el propio Espinoza, en uno de los préstamos que tuvo siendo parte de Villarreal, recaló a Boca por dos años. Allí, el extremo le dejó grandes palabras a Guillermo Barros Schelotto como entrenador, declaró que jugó con su ídolo en el fútbol al compartir con Carlos Tevez y se refirió a la presión del famoso Mundo Boca.
-¿Cómo se da el llamado de Boca?
-Desde Boca hablaron con mi representante y le hicieron saber que querían contar conmigo. Obviamente que desde un club como Boca te digan algo así te moviliza. Mi idea era tener una revancha en Europa, porque en mi préstamo en Alavés me lesioné, pero en Valladolid me fue muy bien. Tuve que volver a Villarreal y sentía que podía tener una revancha, no me importaba si era ahí o en otro club de España. Pero un llamado de Boca cambia siempre todos los planes. Decidí volver a Argentina solo por el llamado de Boca.
-¿Cómo fue tener a Guillermo como entrenador y qué te dijo cuándo llegaste?
-Guillermo, como cualquier DT de experiencia, en la previa no me garantizó nada y me dejó en claro que estaba llegando a un lugar en el que tenía que estar preparado mentalmente. Antes de llegar a Boca estuve varios días averiguando y charlando con distintas personas para que me comenten lo que es ir a Boca. Guillermo me quiso dejar en claro que tenía que estar preparado para estar en un lugar así y me dijo que iba a pelear por el puesto, pero que iba a jugar el que mejor esté. Su comunicación siempre fue muy buena.
-Llegaste a su Boca y jugando en la misma posición que él en la cancha: ¿Te dio consejos puntuales para mejorar en lo deportivo?
-Al haber jugado en mi posición, Guillermo me da muchos conceptos. Leer las diagonales, las espaldas, los momentos del partido, la forma para hacer el uno contra uno. Los centros también, ja. Quedó mucho en el recuerdo colectivo ese video viral de él puteando por los “centros de mierda”, y eso era literalmente así. Guillermo quería que arriesguemos, que antes de tirar un centro de mierda, si somos extremos, que hagamos uno contra uno y que si la perdíamos ahí no pasaba nada. El video queda como algo gracioso, pero era una realidad del día a día. Él era clarísimo con lo que quería.
-Tevez, Gago, Pablo Pérez, Izquierdoz, y tantos más. El vestuario del Boca en el que estuviste tenía nombres fuertes. ¿Cómo era el día a día con ese plantel?.
-Era normal, como el de todos los equipos. Uno siendo pibe en ese entonces proyecta mucho sus carreras y sus comportamientos en los referentes. Llegaba y pensaba que me iba a cruzar a jugadores como Gago o Carlitos Tevez. Encima Tevez era mi ídolo de chico . Después los ves en el día a día y son los tipos más normales del mundo. Con muchas más responsabilidades que el resto, obvio, pero eran uno más del grupo. Super comunicativos con los más chicos y con los recién llegados, era un vestuario muy muy bueno y con muy buenos líderes. A fin de cuentas, eso también quedó demostrado con los resultados que consiguió ese Boca.
-¿Sentiste la presión del “Mundo Boca”?
– La presión del Mundo Boca se siente. Constantemente. No en el mal sentido, sino por lo que significaba ese lugar. Te pongo de ejemplo: nosotros le habíamos ganado a Patronato en La Bombonera 1 a 0 y metí yo el gol. Ese partido habíamos jugado muy bien, y pasa que cualquier equipo que juega contra Boca o contra River se prepara de la mejor manera. Es el partido que querés ganar. Me pasaba cuando estaba en Huracán, que era el partido que queríamos jugar siempre. Entonces, estando en Boca, sentís que el otro equipo no solo va a salir a defenderse, sino que también te va a salir que buscar su resultado y a dejarte expuesto. No solo porque individualmente es algo bueno, porque te pone en los reflectores, sino a nivel equipo también. Desde el lado de Boca era saber que con cada rival que jugás tenés esa presión de que van a jugarte una final.
-¿Qué te dejó marcado de esa presión diaria?
-Lo que aprendí rapidísimo en Boca fue a no darle bola a las redes sociales. Las dejé de ver. Los canales de deportes también. Era las 24 horas del día hablando de Boca. Prendías la tele y lo único que se hablaba era que Boca era un desastre porque le había ganado nada más que 1 a 0 a Patronato. Se tiene que entender que esto es fútbol, y dentro de la cancha no importa nada los salarios, el valor de cada jugador ni nada. Solo importa que son 11 tipos contra 11 tipos con una pelota buscando su resultado, y las posibilidades de ganar son las mismas para los dos equipos. Los equipos grandes hoy no ganan con la camiseta, todo depende del trabajo que hagas como grupo.
Cristian Espinoza (Imago)
Más allá de su paso por Boca, lo que más marcó a Espinoza dentro del fútbol argentino es su historia con Huracán. Surgido de inferiores, siendo parte del semillero desde infantiles, y con gran parte de su carrera allí, con más de 100 partidos disputados. El punta que ahora tiene 29 años vivió de todo: desde estar en la B Nacional hasta estar a un partido de ganar un título internacional con la Copa Sudamericana 2015. En el medio, atravesó episodios inolvidables positivos y negativos.
-¿Qué es Huracán para vos?
-Es el club donde me inicié y di mis primeros pasos profesionales. Si vuelvo a Argentina es para jugar en Huracán. Tuve un paso muy positivo en el club y pasé por todo: B Nacional, primera, campeón de Copa Argentina y la final de la Copa Sudamericana. Me quedó la espina de esa final, que la perdimos con Independiente Santa Fe. Sacando eso, con Huracán viví de todo y tengo los mejores recuerdos.
-¿Te imaginás volviendo al fútbol argentino?
-No me veo volviendo al fútbol argentino en el corto plazo. Creo que mi vuelta a Argentina no está cercana. Estamos con mi familia muy cómodos y muy adaptados acá a San José, y sobre todo felices. La felicidad de mi familia lo es todo y si acá estamos bien no tengo mucho que pensar. Pero en lo futbolístico no lo descarto, en algún momento. Después de lo que viví en Boca, más allá de que no jugué lo que me hubiera gustado, no tengo el deseo de volver. Pero sí lo haría a Huracán, que es el club de mi vida.
Cristian Espinoza (Imago)
Entre las múltiples cuestiones que atravesó Espinoza en Huracán, le tocó ser parte de un evento trágico como fue el accidente que sufrió el plantel en Venezuela en febrero de 2016. Tras enfrentar a Caracas en el duelo de vuelta de la preLibertadores, el micro que transportaba a la delegación quemera volcó y se produjeron diversos heridos. Afortunadamente, no hubo víctimas fatales. El delantero no viajó de manera milagrosa, y relató en primera persona lo que vivió desde Argentina del horror que sufrieron sus compañeros.
-¿Por qué no viajaste a Venezuela?
-Jugué contra Caracas en la ida, acá de local. El fin de semana jugué también por el torneo local y en la última jugada del partido me contracturé el aductor como nunca. Al día siguiente fui a entrenar y no me podía mover, que encima era el mismo día del vuelo a Venezuela. Cuando termina el entrenamiento, en la lista de convocados yo figuraba, pero Eduardo Domínguez me llama antes de irnos y charlé con él y con todo su cuerpo médico. Ahí, con 21 años, le dije que estaba bien porque quería jugar siempre, pero no podía ni moverme. Eduardo me insistió y se dio cuenta que no estaba bien. Me dijo que me estaba jugando muchas cosas importantes como mi pase y la posibilidad de ir a los Juegos Olímpicos de Río y decidieron que no tenía que viajar a Venezuela para quedarme haciendo regenerativos acá. Y me quedé.
-¿Y cómo te enteraste de la noticia del accidente?
-El miércoles, con el día del partido, celebramos desde Argentina la clasificación después de que el equipo le gane a Caracas y después del partido nos fuimos a dormir. Cuando me levanto, estaba desayunando con mi esposa y de golpe la llama la mujer del Pato Toranzo. Ella lloraba y mi mujer puso cara de asustada. Lo único que le llegó a entender es que hubo un accidente y que no sabía donde estaba Pato, y me pidió si podía llamar a alguien del plantel. Yo no entendía nada y primero me metí en las redes sociales y tampoco vi nada, entonces pensé que estaba todo bien y capaz era un malentendido. Dos minutos después, no te miento, me vuelvo a meter y vi la foto del micro. Ahí empecé a llamar a mis compañeros y no me atendía ninguno. Me pude comunicar con el presidente y me avisó que estaban todos bien, que Toranzo y Diego Mendoza estaban golpeados, y Pedro De España que era uno de los médicos del equipo. Ahí le pedí que llamara a la esposa de Pato porque necesitaba saber que le había pasado. A ella incluso le había llegado que hasta él se había muerto. Se dijeron locuras en las redes sociales. Fue una mañana caótica, horrible para mi también como compañero porque no entendía lo que había pasado, y pensaba que me pudo haber pasado y que no viajé solo porque Eduardo no me dejó ir.
Cristian Espinoza con la Selección Sub 20 (Imago)
Por último, Cristian Espinoza se animó a soltar su máxima ilusión como futbolista: llegar a la Selección Argentina. El delantero integró varias categorías de las inferiores de la Selección y jugó el Mundial Sub 20 de 2015. Hoy, con 29 años, cree que está en una edad todavía propicia para el llamado de Lionel Scaloni.
-Con Messi en la MLS y con el llamado de Thiago Almada desde Estados Unidos para un Mundial: ¿Soñás con que Scaloni te convoque a la Selección?
-Jugar en la Selección mayor es mi máximo sueño, nunca voy a perder la ilusión de estar convocado. Siento que estoy haciendo las cosas bien pero sé que las tengo que hacer muy bien para ser llamado. Sé que es difícil, sobre todo por la competencia que hay en mi puesto y los que están lo hacen muy bien. La ilusión, hasta que esté en edades de retirarme, la voy a tener y es algo que me motiva a ser cada vez mejor.
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