Fue el primer arquero en atajarle un penal a Chilavert. También el que más veces estuvo en el arco de Colón. Fue compañero de Diego Maradona. Usó la camiseta del Milan sin jugar en el Milan. Fue parte del último título local con Independiente. Sabe hablar árabe y es asesor financiero. Le dicen Batman y ahora tiene una estrecha relación con la familia Messi. ¿De quién se trata?
Leonardo Nicolás Díaz tiene 53 años y dice que le pusieron Batman cuando empezó a atajar, porque volaba mucho. El apodo y el apellido (aunque no se llame Bruno) calzaban perfecto y un periodista lo bautizó con ese apodo, que le duró toda su carrera profesional. Empezó atajando en 1989, pero no pudo debutar en Newell’s y sí lo hizo en el Sabalero. Se retiró en 2011, en Deportivo Maipú.

Leo Díaz y sus mil historias. Foto Facebook.
Una carrera plagada de viajes: además de los equipos argentinos (Colón, Independiente y Huracán, entre otros) pasó por Colombia, Chile, Bolivia, Egipto, Chipre y Guatemala, donde es considerado uno de los mejores arqueros de la historia de Municipal, en donde ganó tres títulos de manera consecutiva, jugó 10 clásicos ante Comunicaciones y no perdió ninguno y clasificó a la ConcaChampions.
Hoy, Leo Díaz sigue ligado al fútbol aunque el 80% de su tiempo, según sus propias palabras, las dedica a su otra profesión: es asesor de planificación financiera en una empresa argentina. Estudió coaching entre otras carreras y cursos y gran parte de su tiempo lo dedica a eso.
Sin embargo, no está lejos del fútbol para nada. “Como trabajo para una multinacional, por razones de trabajo viajo bastante a Estados Unidos. De paso, aprovecho para venir a ver a la Selección. Tengo proyectos en el fútbol, sigo involucrado, pasé mucho tiempo de mi vida en ese ambiente“, contó en una entrevista.
“Yo nunca me voy a cansar del fútbol, pero hay cosas que no me gustan… Por ejemplo, no me gusta cuando no te pagan o cuando le deben a los jugadores… Y lo que tampoco me gusta es ver a muchachos que no hicieron otra cosa que jugar al fútbol y que hoy no tienen lugar, están fuera del sistema… Yo tuve la previsión de dedicarme a la planificación financiera y eso también me gusta”, agregó.
Dos de sus trabajos relacionados con el fútbol están en su provincia, Santa Fe. Por un lado, trabaja en el Club Leones de Rosario, el equipo que ahora fue afiliado a la AFA y jugará en la Primera C en el 2026 y que tiene como presidente nada menos que a Matías Messi.

En Colón es el arquero con más presencias. Foto Archivo.
Por el otro, también trabaja en San Lorenzo de Roldán, siempre ligado al arco, que lo adoptó a los 6 años (su papá fue arquero de Colón) y nunca lo abandonó.
Un penal para la historia
El primer penal que le atajan a Chilavert fue Leonardo Díaz el que lo detuvo, en el Amalfitani. “Penal para Vélez, ya terminaba el partido, pone la pelota y bueno, me inspiré… Fue una fecha antes del el 5-1 de Vélez y Boca, que le hace dos goles a Navarro Montoya. Coloca la pelota, hace el circo ese de que le va a pegar fuerte y todos los antecedentes era que le pegaba con potencia. Pero íbamos perdiendo 2-1, yo era un pibe en el arco, tenía 23 años, va a querer salir de lo común… Pensé yo en tres segundos mientras colocaba la pelota. Lo intuí, pensé ‘va a amagar y me la va a tocar sutil’. Y cuando toma carrera, le amagué, ya tenía decidido tirarme ahí y la tiro ahí. La intuición, lo que siempre se habla de cuando se ataja un penal. Justo ahí terminó el partido. Y viene y me regala la camiseta, la del Bulldog”.
Ser compañero de Diego
Newell’s fue su escuela y también el lugar donde se dio un lujo que pocos pueden contar: haber sido testigo preferencial de la llegada de Diego al equipo rosarino.
“Era impresionante verlo. En los entrenamientos jugaba con los botines desatados. Verle los movimientos, una cosa es la tele y otra en vivo. En las prácticas se lo cuidaba un poco, cuidábamos los suplentes de no pegarle. Además, siempre después del entrenamiento nos quedábamos los pibes. Y por ahí el Gringo Scoponi se iba y él me decía ‘andá que te voy a patear unos tiros liobres, penales. No sabés lo que era para mí. Le atajé alguno, eh. Lo mejor que me pasó fue ese momento”.
“Después lo enfrenté en Boca-Colón, yo lo fui a saludar pero pensaba que no se iba a acordar de mí. ‘Qué hacés, Leo’. Una memoria tremenda. Muy sencillo”. Ese día no fue uno más: fue el famoso día en el que Maradona se cruzó con el Huevo Toresani y salió la famosa frase “Te espero en Segurola y Habana 4310, séptimo piso y vamos a ver si me dura 30 segundos”.

Maradona y Leo Díaz en Newell’s. Foto El Gráfico.
“Yo fui a separar en ese partido, el quilombo fue con Caniggia. Diego se mete, y viene el Huevo, que era calentón y se pelean y Lamolina le saca amarilla a Diego y roja al Huevo. Perdimos en el descuento”.
“Rescato más que nada el buen compañerismo, la humildad, que es fundamental para el jugador. uno lo miraba en cada entrenamiento, en las concentraciones, era un muchacho sencillo, a los juveniles nos aportó muchísimo”.
Una deuda en el fútbol
“La espina la tengo porque en el 98, 99 se pudo haber dado una convocatoria a la Selección, uno después con los años siento que me quedó eso pendiente, pero no me quejo del fútbol, creo que uno estaba con buenas condiciones para estar en la Selección Mayor. Yo jugué en las Juveniles, en la Sub 17 y Sub 20 y me faltaba estar en la Mayor, pero no se dio, son cosas del fútbol“, contó en Pisala.
Sí fue parte del plantel Sub 20 con Juan Esnaider, Mauricio Pochettino, Mauricio Pellegrino, Nacho González, Marcelo Delgado y con Mostaza Merlo como entrenador. Aquel equipo que viajó al Mundial de Portugal de la categoría y que terminó suspendido por dos años para participar de competencias internacionales luego de los desmanes que se produjeron en el partido ante el equipo local. Argentina ya venía con antecedentes desde el Sudamericano de Venezuela y aquella eliminación en la fase de grupos se transformó en un papelón histórico.

Un equipo histórico de Independiente. Foto Archivo.
“Estaban Rui Costa, Figo, no sabés lo que era. Íbamos 0-0 y el rumor era que Portugal tenía que llegar a la final. Estaba hasta (Julio) Grondona en la tribuna. Claudio París va a una pelota fuerte, lo expulsan y ahí se armó. Lo echaron también a Esnaider. Perdimos 3-0. Llegamos al vestuario, la cagada a pedos que nos pegó Don Julio”, contó en Historias por dentro.
Dos equipos históricos
Leo Díaz fue parte de dos equipos que hicieron historia. Fue figura en el ascenso de Colón allá por 1995, después de una espera de casi 14 años en la B. En el arco Sabalero estuvo 242 partidos en nada menos que 9 años. En aquel equipo fue que salió a la cancha nada menos que con una camiseta del Milan (también usó una del Bari), tapando la publicidad del momento. Así era el fútbol local en los 90.
También integró el equipo que logró el subcampeonato en el 97 y que luego jugó por primera vez una Copa internacional: la Conmebol y también la Copa Libertadores.

Con la camiseta del Milan, en el año 2000. Foto El Litoral.
En el 2002 se fue al Independiente del Tolo Gallego, con el que consiguió el último título local del Rojo, que luego ganó las Sudamericanas 2010 y 2017, y la Suruga Bank en 2018, pero no volvió a celebrar en el fútbol vernáculo. “Ese Independiente era el Barcelona de Guardiola”, dijo alguna vez sobre el equipo que conformaron jugadores como Gabriel Milito, el Pocho Insúa, el Rolfi Montenegro, el Cuqui Silvera, Pablo Guiñazú entre otros.
“Ser parte de la historia de Independiente por ese título a uno lo reconforta, lo llena de orgullo. El hincha de Independiente a cualquier lado donde voy me trata muy bien. Me llaman de las peñas, cuando voy a la cancha a ver partidos me tratan muy bien, uno se siente tranquilo porque al hincha le ha dejado algo y estoy muy agradecido de por vida”, contó.
Años después volvió a Independiente como entrenador de arqueros. Lo hizo de la mano de Lucas Pusineri primero en Cúcuta y Deportivo Cali y luego también en el Rojo, en plena pandemia. Ahora se dedica de lleno al asesoramiento financiero pero sin dejar los guantes de lado.
Su carrera en números
Surgió de Newell’s pero en el 94 se fue a Colón, donde ascendió en el 95 y atajó durante ocho temporadas (regresó para la temporada 04/05). Llegó a Independiente en el 2002 donde fue campeón y luego se fue a Deportivo Cali. Tras su segunda salida del Sabalero, fue a Municipal de Guatemala de la mano de Enzo Trossero donde fue campeón de los torneos Clausura 2005, Apertura 2005 y Clausura 2006.
Volvió a la Argentina para atajar en Huracán, luego de fue al AEL Limassol de Chipre, a Deportes Concepción de Chile y luego al Al Nasr de Egipto. Al regresar al país tuvo pasos por Boca Unidos y Deportivo Maipú, además de atajar una temporada en The Strongest de Bolivia.







