“¡Qué mal la estoy pasando!”. La célebre frase de Gastón Gaudio que lanzó por vez primera, en Roland Garros 2006, ante Evgeny Korolev puede ser, acaso, el resumen perfecto para entender la salida de Gastón Gaudio como capitán del equipo argentino de Copa Davis. “Fue mi última serie como capitán. Se termina una etapa muy linda, fueron tres años increíbles en los que volví a sentir una adrenalina que no sentía desde que era jugador”, dijo el Gato, de 42 años, en conferencia de prensa una vez concretada la victoria sobre Bielorrusia por 3 a 1 y previo a disputarse el quinto punto.
Gaudio asumió como capitán del equipo de Copa Davis en reemplazo de Daniel Orsanic, despedido por la nueva gestión de la Asociación Argentina de Tenis (AAT) que asumió en 2018 y estaba encabezada por Agustín Calleri como presidente y Mariano Zabaleta como vicepresidente.
Se sabía que sus días estaban contados. Hacía días lo que era un rumor pasó a tener matices más concretos y reales. No quería seguir. Estaba con poca energía y prefería dedicarse a otras cosas. A su vida y a sus negocios. Una advertencia de su inestabilidad la dio, incluso, tras su debut en septiembre de 2018. “Viví una sensación como en la época que jugaba, con un poco más de impotencia porque no podía hacer nada. Lo que menos me gustó de ser capitán es que estás diez horas adentro de la cancha, no comés, no tenés vida directamente. Estás desde las 9 de la mañana, cuando los chicos entran en calor, hasta las 9 de la noche. No pensé que fuera tan difícil”, confesó Gaudio tras la serie en San Juan (triunfo 4-0 ante Colombia). Sabía Gaudio que, más allá del resultado ante Colombia, en 2019 el equipo nacional tenía un lugar asegurado en la final de la nueva Copa Davis (perdió ante Espana 2-1 en cuartos de final).
Poco le duró la idea de construir y edificar los cimientos a Gaudio. Hubo varios varios parates, es cierto. Ayer, Gaudio se alejó definitivamente de su función. Primero, una derrota en marzo de 2020 ante Colombia. Luego, la pandemia por coronavirus que detuvo al mundo. Lejos de las funciones para las que había sido designado, se involucró a otros asuntos. Por caso, tuvo incidencia en el desembarco de Lionel Messi a París Saint-Germain a partir de su amistad con el emir qatarí propietario del club francés. Los negocios y los vínculos de ese estilo lo tientan. En 2018, como botón de muestra, la aerolínea Qatar Airaws llegó a Boca luego de una larga gestión en la que el propio Gaudio jugó un rol central. “Primero nos ofrecían su nombre para el estadio y luego se estancó la negociación. La empresa cercana a Gastón Gaudio nos ayudó a que hoy nuestra camiseta tenga este sponsor”, contó por entonces Daniel Angelici, ex presidente de Boca (mandamás al momento de rubricar el acuerdo).
Gaudio, como capitán de Copa Davis (Getty Images)
Ahora, en las últimas semanas, se lo vinculó en la puja dirigencial en Independiente, club del que es hincha el hombre nacido en Temperley, para unirse (no le da la antigüedad como socio para ser candidato) a la lista opositora a la actual conducción a cargo de Hugo Moyano. También, durante el último US Open, el último Grand Slam del año, se lo vio empuñando un micrófono de Espn y una gorra trucker de Star+, la nueva plataforma de la empresa de Disney, junto con Zabaleta. Todo, en modo notero buscando mostrar los entretelones del torneo de Nueva York.
Y el fin de semana, con la decisión ya tomada, se lo vio en funciones solo para cumplir el compromiso, el último compromiso. Sin referencias de los rivales, Gaudio ya estaba pensando en el día después. En dejar cuanto antes en lugar que requiere mucho trabajo invisible: gestión, diálogo y trabajo no solo con los jugadores de elite sino con las nuevas generaciones que, más tarde que temprano, podrían ser jugadores de Copa Davis.
Gaudio no lo puede creer. Ganó Roland Garros 2004 (Getty Images)
“En general, la experiencia no fue ni buena ni mala, hubo momentos como en (las finales de) Madrid que tuvimos buenos resultados, después vino la pandemia, tuvimos lesionados en la serie en Colombia, fueron años raros, sin la actividad que hubiese querido. En lo personal volví a sentir adrenalina como cuando jugaba”, sostuvo Gaudio en sus últimos minutos como capitán.
Enemigos íntimos
Ahora es el turno de Guillermo Coria como nuevo capitán. Su némesis cuando eran jugadores de tenis. De hecho, por años estuvieron enemistados. Se cruzaron en instancias finales de otros torneos y su vínculo quedó magullado. Por caso, en Viña del Mar 2001, el festejo como el Matador Salas que hizo Coria a Gaudio no le gustó nada. Una semana después, el Gato derrotó a Coria en cuartos de final del ATP de Buenos Aires y le devolvió la moneda con un bailecito para festejar, además de otros gestos desproporcionados para un triunfo en esa instancia. En Hamburgo 2003 se volvieron a encontrar y esa vez ganó Coria, que sufrió calambres durante el partido, pero finalmente logró recuperarse. “¿Qué te pasa, pendejo de mierda? No me mires así porque te cago a trompadas, gil”, le espetó furioso Gaudio después del saludo final.
Pero su Everest deportivo fue el 6 de junio de 2004. En la final de Roland Garros, cuando Guadio venció a Coria en un épico partido (0-6, 3-6, 6-4, 6-1, 8-6) luego de 3 horas y 34 minutos de juego. Tras ese partido, Coria cayó en caída libre y nunca más volvió a ser el que supo ser. Al margen, ese año implosionó el mundo del tenis. Aparecieron en todo su esplendor Roger Federer y Rafael Nadal para adueñarse por casi una década y media del universo del tenis. Nadal le ganó a Coria las finales de Montecarlo y Roma en 2005, año en el que el de Rufino obtuvo su último título, el ATP de Umag. A un año de aquella final con Gaudio, Coria cayó en el puesto 14 del ránking y nunca pudo volver a su máximo nivel logrado entre 2003 y 2004. En 2009, después de muchas idas y venidas por sus lesiones, se retiró definitivamente. Había intentado dos regresos sin éxito en torneos Challengers. “Fue la mejor enseñanza que tuve como persona. Obviamente me hubiese gustado ganar. Lloré durante un montón de horas después de esa final. Estuve hecho mierda durante dos días. Pero después de esos dos días me puse a analizar qué me había pasado”, reconoció años después Coria sobre aquel partido decisivo. Y agregó: “Me fui dando cuenta de un montón de cosas que había hecho mal. Es justo que me haya pasado. No pedí ayuda, hacía todo solo. Ahí empecé a darme cuenta de un montón de cosas de mi forma de ser que fui cambiando”.
Mientras que Gaudio trepó al número 5 del mundo en 2005. Pero después de París 2004 todo cambió también para el Gato. En los años siguientes fue noticia más por sus enojos y gritos desmedidos que por ganar títulos. Los malos resultados y la falta de confianza crecieron tanto que apenas pudo mantenerse en actividad para lograr su último título en 2010, el Challenger de San Remo. Pero en agosto de 2011 anunció su retiro oficialmente, aunque no competía desde el ATP de Kitzbuhel del año anterior.
Nuevo mandato
Llegó la hora de Guillermo Coria. Será su tiempo para reordenar el presente y el futuro del tenis argentino. Quiere hacerlo. Hacía tiempo esperaba su oportunidad. De hecho. Integró parte del cuerpo técnico de 2018 en el match, en San Juan, ante Colombia con Gaudio, a la cabeza, y Guillermo Cañas. El Mago admitió su deseo de hacerse cargo del equipo y se acercó el fin de semana al Buenos Aires Lawn Tennis Club para ver en vivo el debut de su hermano Federico como jugador de Copa Davis ante el bielorruso Daniil Ostapnkov. El ex 3 del ranking mundial en 2004asumirá en los próximos días siendo que el primer compromiso oficial está aún lejano, será en marzo de 2022 en los “Qualifiers”, un filtro que si se atraviesa le permitirá a la Argentina regresar al Grupo Mundial y jugar las Finales de la Davis.
Llegó el momento de Coria, el máximo rival de Gaudio como jugador. Los tiempos cambiaron y, con los años, la relación se recompuso. Atrás quedaron los chispazos del pasado. Aunque de eso, nadie se olvida. Ni ellos.