La historia trae a ese Ballet Azul de Millonarios a principios de los 50 con Di Stéfano, Pipo Rossi y Adolfo Pedernera. El legado de Osvaldo Zubeldía para futbolistas y entrenadores durante la década del 70: “Revolucioné el fútbol colombiano porque acabé con la siesta. Acabé con los desayunos fuertes y los almuerzos prolongados. ¡A la cancha! A trabajar mañana y tarde”, le dijo a El Gráfico en 1981. Bilardo puso a Deportivo Cali en la final de la Libertadores ante el Boca de Lorenzo en 1978.

Colombia creció gracias a los futbolistas y los entrenadores argentinos. Se hizo mayor de edad y empezó a competir. El Pibe Valderrama le ganó a Diego el tercer puesto de la Copa América 1987. En 1993, Goyco fue héroe en los penales para llegar a la final de la Copa América en pleno invicto del ciclo Basile. Después nos bailaron en Barranquilla y nos golearon en Buenos Aires con el 0-5 de la tapa negra de El Gráfico.

El fútbol argentino importó la mejor materia prima desde los 90. Durante los últimos 25 años, sus futbolistas más destacados regaron nuestra liga con su calidad. Antes fueron Oscar Córdoba, Bermúdez, Serna, Yepes, Ángel, Iván Córdoba, Falcao. Del actual plantel, James Rodríguez fue campeón del Apertura 09 con Banfield. JFQ y Borré, con el River de Gallardo. Vargas atajó en Argentinos Juniors. Once Caldas le ganó por penales la final de la Libertadores 2004 a Boca.

La línea de tiempo más reciente incluye la primera gran noche de Dibu Martínez con la Selección en la semifinal de la Copa América 2021. El trash talk previo y los tres penales atajados en la definición. Un poquito más atrás encontramos el peor partido del ciclo Scaloni: una fea derrota 0-2, con goles de Roger Martínez y Zapata. Jugó tan mal que el entrenador hizo un cambio en el entretiempo: De Paul por Di María. Allí arrancó el recorrido de RDP como pieza clave del equipo, dentro y fuera del campo. Argentina empezó a jugar con el sello de los enganches, muchos y cerca de la pelota.

Roger Martínez festeja su gol en la Copa América 2019, con Pezella sufriendo detrás. (Foto: Imago)

Roger Martínez festeja su gol en la Copa América 2019, con Pezella sufriendo detrás. (Foto: Imago)

El último antecedente y las ganas de una revancha

El capítulo más reciente es la final de la Copa América 2024. Después del papelón organizativo que provocó la demora de una hora en el comienzo, James, Ríos y Arias marcaron tendencia por la derecha del ataque colombiano hasta que Lionel Scaloni ajustó con Di María por la izquierda del equipo argentino como en la final del Mundial para ayudar a Tagliafico y a Alexis. Se lesionó Leo, entró Nico González y Angelito volvió a la derecha. Ya en la prórroga, el padre de la criatura metió un triple cambio que ya tiene su lugar en los libros: Lautaro por Julián, Paredes por Enzo y Lo Celso por Alexis. Corte y confección con pase fuerte a cargo de Leandro, pase de magia firmado por Gio y definición de goleador campeón de LauToro Martínez para sellar el bicampeonato de América.

Colombia quería lo que Argentina tenía, pero al final Argentina le sacó a Colombia ese invicto de 28 partidos. El reencuentro llega casi 60 días después en formato Eliminatorias. El local conserva su invicto en el camino a 2026 con tres victorias y cuatro empates. Argentina extendió su ventaja tras su excelente segundo tiempo ante Chile plasmado en ese 3-0. Le lleva cuatro puntos a Uruguay, que empató ante Paraguay en la despedida de Luis Suárez de la Celeste, y cinco a su rival del martes en Barranquilla. No será la primera vez que se juegue durante la tarde colombiana. El 2-1 para Colombia de las Eliminatorias en 1993 que cortaron el largo invicto del equipo de Coco Basile y el 0-1 firmado por Piojo Lopez (y Mondragón) para el conjunto de Daniel Passarella también se disputaron en esa franja horaria.

El campeón del mundo y bicampeón de América desfiló en el segundo tiempo frente a Chile. El golazo de Alexis, que ya había arrancado un poquito más adelante casi como enganche, destrabó el partido. Lautaro y Julián compartieron el frente de ataque y la rompieron. Lo Celso entró muy bien, como casi siempre. Ante el primer peligro de Chile con Isla por la derecha, Scaloni puso a Acuña y Garnacho por ese costado. Enzo Fernández, de estupendo segundo tiempo, presionó y recuperó. Encontró a Lo Celso que con un toque simple que ven los buenos le permitió a Julián hacer su golazo. Iba a salir, pero Dybala en modo Messi entró por el tocado Alexis y el seleccionador ajustó como si estuviera Leo: afuera Lautaro. Arrancó con un 3-5-2 y terminó con un 4-3-3 con Molina, Romero, Otamendi y Acuña. RDP, Enzo y Lo Celso. Dybala, Castellanos y Garnacho, que jugó sus mejores minutos en la Selección.

Pekerman, otro punto de contacto en la historia futbolística de Argentina y Colombia. (Foto: Imago).

Pekerman, otro punto de contacto en la historia futbolística de Argentina y Colombia. (Foto: Imago).

Los de Lorenzo no lograron dominar el juego ante Perú, en Lima. Con James y Juanfer en el banco, el entrenador argentino apostó a un 4-3-3 bien definido con Sinisterra y Lucho Díaz como wines más Córdoba de 9. Flamante fichaje de Rayo Vallecano y aún sin ritmo futbolístico tras su esplendorosa Copa América, James entró por Sinisterra en el entretiempo y Colombia volvió a su rombo 4-3-1-2, con el 10 de enganche más Lucho y Córdoba arriba. El intenso Perú se puso en ventaja con gol de Callens. Llegaron más cambios y otro esquema: un 4-2-3-1 con Ríos y Lerma en la base más el zurdo Asprilla, James y Lucho detrás de Durán, reemplazante de Córdoba arriba. Creó chances, transformó a Gallese en figura pero, otra vez, le sacó petróleo a la pelota parada: centro de James, corrección de Durán en el vértice del área chica y gol de Lucho por el lado opuesto.

La analogía entre Néstor Lorenzo y Lionel Scaloni sale casi automática. Cada uno le ha devuelto a su seleccionado su respectiva identidad futbolística. Ambos tuvieron la sensibilidad de conectar la historia con el presente y mezclarlos a partir de la elección de los futbolistas que mejor interpretan y ejecutan ese tan necesario “volver al futuro”. Futbolistas complementarios en sus carreras que incluyen un Mundial jugado para cada uno, se parecen a la hora de declarar con esa valiosa virtud de nunca entrar ni en euforia ni en fatalismo. José Pekerman, ese parámetro de la grandeza con cara de prócer de billete, puede sentirse orgulloso. Los dos cuerpos técnicos tienen su influencia. Su propio legado sigue creciendo. El paso del tiempo aumentará su impacto y su figura. De paso por Colombia como futbolista, José también nos ayuda a entender este hermoso vinculo futbolístico entre Argentina y Colombia. Hoy rivales. Pero compañeros siempre.