Todos los focos del tenis están puesto en las grandes estrellas, pero debajo de ellas existen cientos de jugadores que pujan año a año por meterse dentro del top 100 y sueñan con poder vivir del deporte. En este grupo estuvo siempre Conor Niland, el hombre que supo ser una promesa del tenis irlandés, pero que las lesiones le impidieron brillar.
El europeo que ahora tiene 43 años lanzó en junio pasado su biografía en la que cuenta detalles de lo que no se del circuito ATP y cómo su esfuerzo por triunfar lo llevó a retirarse para poder ganar dinero en el mundo de los negocios.
Niland, la joven promesa
El irlandés nació apenas meses después que Roger Federer, por lo que en torneos juniors se ha cruzado en oportunidades con el suizo a quien supo vencer. Claro, en aquel entonces pocos imaginaban que el nacido en Basilea se iba a convertir en uno de los mejores de todos los tiempos y a su vez Niland era señalado como un talento a tener en cuenta.
Pero, para poder financiar los viajes entre países necesitaba patrocinadores y apoyo, algo que no le fue fácil de conseguir. Desde su país lo ayudaron con 10 mil libras al año, mientras que su mejor sponsor se cayó después de haber golpeado con un pelota a un juez de línea de manera accidental en 2008.
Niland se había hecho profesional en 2005 y ganó cinco torneos Futures entre 2006 y 2009, además de llegar a otras tres finales de Challengers en ese período. Pero después de ese incidente comenzaron las lesiones y todo se hizo cuesta arriba. “Acababa de terminar la universidad en California, donde vivía una buena vida; Viajar siete horas en taxi por carreteras bastante dudosas a cambio de un sueldo en un torneo Challenger fue una gran llamada de atención”, contó en diálogo con el periódico The Sun.
Las frustraciones de Niland
Conor Niland se retiró a los 30 años.
El hecho de invertir tanto dinero en viajes para disputar torneos en búsqueda de escalar en el ranking empezó a volverse agotador para Niland: “Cada semana, cuando perdía, pensaba constantemente: ‘¿Vale la pena?’.
Incluso, en su libro contó que las giras no son como la gente piensa: “Conocí a mucha gente buena, pero no hice ninguna amistad duradera. Leí mucho, eso me ayudó a frenar el aburrimiento. Entre los partidos, no quieres hacer turismo porque necesitas estar en reposo. En Eslovaquia no se puede ir al cine porque no se entiende el idioma, ¿no? Estos desafíos difíciles hicieron que la vida fuera un poco aburrida la mayor parte del tiempo. No había suficiente gente. No era raro que no hubiera nadie. Literalmente, nadie. Eso era un problema, hubiera preferido una multitud partidaria a nadie”.
Pero, después de tanto perseguir, el irlandés tuvo su premio y en 2011 pudo por fin clasificarse a dos de los mejores torneos del mundo: “La zanahoria de jugar Grand Slams es lo que me mantuvo en marcha y no es coincidencia que me clasificara y jugara el cuadro principal de Wimbledon y el US Open en 2011 y me retirara en 2012“.
Es que a los 29 años Niland pudo jugar por primera vez el abierto inglés, pero todavía había una frustración más por delante. Tras pasar las tres primeras rondas, le tocó un cruce con Adrian Mannarino y el ganador de ese duelo se vería las caras contra Federer, su viejo rival de la adolescencia. Pero, no pudo con el francés y se despidió antes del gran duelo.
“Andre Agassi dijo que odiaba el tenis. A veces sentí que el tenis me odiaba a mí. Pienso todos los días más o menos en el partido de Mannarino que perdí en Wimbledon. Era imposible evitar pensar de que jugaría en la Cancha Central contra Roger Federer. Obviamente creo que eso influyó en que no pudiera cerrar el partido. Fue agridulce”, contó en la presentación de su libro.
Su siguiente gran desafío fue el US Open ese mismo año. Para el segundo Grand Slam de su carrera, le tocó rápidamente medirse ante Novak Djokovic, por entonces número 1 del mundo, y el destino le tenía preparado un obstáculo más.
“Me desperté a las 2 AM del domingo realmente enfermo por una intoxicación alimentaria y es bastante difícil hacerle algún daño a Novak que está sano, y más aún estando completamente enfermo durante dos días y medio. Estaba realmente luchando, completamente agotado y sintiéndome delicado, así que otra vez fue otra patada en los dientes”.
El resultado fue 6-0, 5-1 y abandono para que el serbio pasara de ronda sin problemas. Después de eso, justo cuando Niland estaba en la posición 129 del ranking mundial, lo más alto que había llegado en su carrera, dijo adiós.
El retiro y su nueva vida
Nialand anunció su retiro en 2012, a los 30 años. No había ahorrado millones de dólares y tampoco veía un futuro en el tenis, por lo que volvió a estudiar para sumergirse en el mundo de los bienes raíces.
“Me llevó un tiempo adaptarme a la transición de ser deportista profesional al mundo corporativo. Nunca había hecho una pasantía. No tenía experiencia en una oficina. Tuve que aprender a imprimir algo correctamente. Todas las cosas básicas que uno puede aprender a los 22 años, las estaba aprendiendo a los 30, cuando terminé mi carrera”, contó.
En ese rubro, Niland encontró un lugar que le permitió desarrollarse y actualmente trabaja en el sector inmobiliario comercial como director asociado de venta minorista y ocio en Cushman & Wakefield. Además, su libro The Racket ganó el premio William Hill Sports al mejor de 2024.
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