Con el diario del día después podría decirse que Anthony Joshua cometió ante Oleksandr Usyk el mismo error que en el primero de sus combates ante Andy Ruiz: tener excesiva confianza sobre su victoria al punto de pensar, antes de realizarla, cuál sería la próxima.

Pero fue tal la superioridad del ucraniano sobre el cuadrilátero que ni siquiera el hecho de que AJ fuera el campeón mundial y de que peleara como local en una cartelera organizada por su promotora hizo incurrir a los jueces en esas tarjetas polémicas tan frecuentes, pues Usyk se llevó la victoria en decisión unánime.

Joshua no lo protestó. Entendió, apenas finalizó el duodécimo asalto, que su rival había sido mejor. Lo felicitó, aunque no pudo esconder el gesto de decepción que se mezclaba con la fatiga y el dolor que Usyk le había provocado, incluso en ese round final donde lo arrinconó contra las cuerdas y lo dejó al borde del nocaut.

Ya sis sus cinturones de campeón mundial de peso pesado de la FIB, la AMB y la OMB, AJ dijo qué pelea le gustaría concretar en el futuro inmediato. "El camino hacia lo indiscutible es el marketing. Cuando me detuve hoy, solo recordé que es un gran circo. Este es el espectáculo más grande de la Tierra", comenzó diciendo.

Y agregó: "Pelearé contra Tyson Fury y Wilder sin los cinturones. Los cinturones son divertidos, es genial, es un legado, pero con o sin los cinturones, pelearé con quien sea. Lo principal es que tienes dos peleadores competitivos en el ring de suelo británico (en referencia a Fury) que solo quieren enfrentarse cara a cara".