Papu Gómez, el reconocido futbolista campeón del mundo con Argentina, ha vuelto a ser el centro de la controversia tras romper su silencio sobre la sanción por dopaje que lo ha mantenido alejado de las canchas. En una reveladora entrevista concedida al programa de YouTube “De Visitante”, conducido por el periodista Julián Polo, Gómez expresó con vehemencia su frustración y un profundo sentimiento de injusticia ante lo que considera una desproporción en las penas del sistema antidopaje.
Papu Gómez incómodo por el castigo recibido
Su crítica se intensificó al establecer paralelismos con otros casos de dopaje en el fútbol. Gómez detalló que la suspensión de dos años impuesta en su contra se originó por un error no intencional. Según su versión, la sustancia prohibida, terbutalina, ingresó a su organismo a través de un jarabe para la tos que su hijo estaba tomando. El futbolista, visiblemente afectado y sintiéndose “borrado” y apartado del ámbito futbolístico, enfatizó que, de haber declarado el medicamento en el control antidopaje, la sanción no se habría concretado.

Papu Gómez campeón del Mundo en Rusia 2018. (Photo by Clive Brunskill/Getty Images)
Esta omisión, si bien lamentable, subraya la complejidad y el rigor de los protocolos antidopaje, donde la responsabilidad recae enteramente en el deportista. La declaración más impactante y que rápidamente se viralizó, fue la tajante crítica de Papu Gómez a la severidad de su castigo. Con un tono de indignación, el futbolista exclamó: “TOMÁS COCAÍNA O TE FUMÁS UN PORRO Y TE DAN 6 MESES DE SUSPENSIÓN. YO POR HABERME TOMADO UN JARABE PARA LA TOS DE MI HIJO ME COMÍ 2 AÑOS. ¿A QUIÉN LE ENTRA EN LA CABEZA?”.
Caso bastante parecido al de Paolo Guerrero
Esta frase no solo refleja su impotencia, sino que también puso en el centro del debate la disparidad percibida en las sanciones por dopaje, generando un amplio eco en redes sociales y medios deportivos. Aunque no lo mencionó de forma explícita, las declaraciones de Papu Gómez inevitablemente traen a colación otros sonados casos de dopaje en el fútbol, siendo uno de los más notorios el de Paolo Guerrero. El delantero peruano, quien fue sancionado por un resultado positivo a un metabolito de la cocaína, también libró una extensa batalla legal y mediática para defender su inocencia.
Al igual que Gómez, Guerrero argumentó que la sustancia no fue consumida con la intención de mejorar su rendimiento deportivo, sino que se trató de una contaminación accidental a través de un té de coca. Si bien la sanción inicial de Guerrero fue considerablemente más leve, el caso escaló y finalmente derivó en una suspensión de 14 meses. Las similitudes entre ambos casos son notables, ya que tanto Gómez como Guerrero han cuestionado la rigidez de la normativa antidopaje y la aparente falta de consideración de la intención detrás del positivo al momento de imponer las penas.
Papu Gómez esperará su regreso al fútbol
A pesar de reconocer su responsabilidad por no haber declarado el medicamento, la declaración de Papu Gómez es un testimonio elocuente de la profunda frustración que experimentan numerosos atletas al verse confrontados con la estricta política de “responsabilidad objetiva” que rige en el deporte de alto rendimiento. Bajo este principio, el deportista es considerado culpable de cualquier sustancia prohibida detectada en su cuerpo, independientemente de su origen o de la intención que tuvo al consumirla. No obstante la sanción, el futbolista ha dejado en claro su firme intención de no retirarse del fútbol y su anhelo de regresar a las canchas una vez que haya cumplido íntegramente su castigo, manteniendo viva la esperanza de retomar su carrera profesional.

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