La derrota ante Augsburgo del pasado viernes prendió el ventilador en Bayern Múnich. El gigante de la Bundesliga pasó de manera inexplicable hasta ahora de una emocionante paz junto a Julian Nagelsmann a un equipo cuya actualidad pasa más por fuera del terreno de juego que adentro de este. La crisis del Covid-19 se ha tomado al club más fuerte de Alemania.
Los medios se han metido de lleno en el vestuario de un equipo que adoptó como medida sancionar con recortes de sueldo a los jugadores que pretendan no vacunarse, política que no ha sido del todo bien recibida por los futbolistas y que ha puesto en el ojo del huracán a un club cuya nueva dirigencia tiene que negociar con varios de estos una ampliación de contrato.
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"Las polémicas son siempre parte del Bayern. La pregunta es si se deben tolerar. Naturalmente es desafortunado que determinadas cosas internas salgan públicamente a la luz", reconocía el propio Nagelsmann sobre las filtraciones a los medios de un vestuario que se encontraría dividido según apuntan desde Sports Bild.
El caso Kimmich como detonante
El volante de 26 años ha reconocido públicamente su decisión de no aceptar la vacuna contra el coronavirus, hecho que le ha llevado a perderse los últimos encuentros con la selección alemana y que también le saca de las convocatorias del Bayern en los próximos días tras haber estado en contacto con un positivo.
Si bien el club había respetado dicha postura de arranque, las nuevas políticas en Alemania para controlar la ola que azota al país llevaron al Bayern a reducir el sueldo de quienes no acepten la vacuna. Sports Bild habla de división en un vestuario con diferentes opiniones en cuanto al tema desde Kimmich marcase el terreno públicamente. Nagelsmann de momento, niega todo: "No creo que vaya a haber una ruptura en el grupo, a la larga puede crecer con esto".