“Si soy presidente, Luis Figo jugará en Real Madrid, fue la frase de Florentino Pérez que marcaba el inicio de un fichaje nunca antes visto en LaLiga, así como una bomba de relojería que no duraría mucho sin estallar. La llegada del luso a la casa blanca supuso un golpe sin precedentes en un Barcelona que estalló como nunca y donde las reacciones se acumularon durante varios meses.

‘El Caso Figo’ traído de vuelta a la vida por Netflix desvelará algunas de las claves de una operación que supuso el punto de tensión más alto en la historia del Clásico, un trauma sin precedentes en el Camp Nou y el inicio de los Galacticos en Real Madrid. La frase de Florentino Pérez parecía un simple trino, pero todo se convirtió en realidad un 23 de julio del 2000.

 

El por entonces presidente del Barcelona, Joan Gaspart, reconoció que aquella fecha fue el principio del fin para Figo en Cataluña. El luso llamó al mandamás culé para confesarle la situación y ese precontrato firmado por su agente con Florentino que parecía irrompible. Pese a los intentos de toda la directiva blaugrana, Luis ponía rumbo al Bernabéu y desencadenaba un infierno.

“Arrancado del corazón del Barça”

Hubo protestas en masa en los primeros encuentros del Barcelona durante la temporada 2000/2001 para dejarle en claro a Figo que había traicionado al equipo que le tenía como líder y referente. Pancartas, cánticos e insultos ante las cámaras del Camp Nou iban acompañados de portadas por parte de esa prensa a la que el portugués había negado su arribo a Madrid. ‘Pesetero’, ‘Traidor’ O ‘Judas’, algunos de los calificativos que más recibió el extremo en esos primeros meses.  

Pero nada de esto sería comparable a los visto un 23 de octubre del año 2000. En la previa del primer Clásico del siglo aparecieron pancartas con la cara de Figo siendo quemadas a plena luz del día, más banderas con mensajes en su contra y el lleno en un Camp Nou que no olvidaba lo ocurrido.

107,5 decibelios se alcanzaron en el feudo culé cuando Real Madrid saltó al césped con Figo a la cabeza en una pitada atronadora que solo encontró como respuesta al uso tapándose los oídos. Objetos como mecheros, botellas, plásticos e insultos de todo tipo por parte de 98.000 espectadores se mantuvieron durante los 90 minutos de un choque.

Hasta una cabeza de cerdo fue lanzada al portugués en un Clásico con victoria culé por 2-0 que nunca cerró al herida, pero que si sirvió como venganza a la fuga de talento más dolorosa del Camp Nou hasta entonces. Luis Figo fue, es y será tal y como marcan desde Cataluña: “Un jugador arrancado del corazón del Barcelona”.