La visita del Manchester City al Molineux Stadium inició la jornada sabatina de una fecha distinta de la Premier League, una fecha que no tiene tres partidos y que tiene homenajes en cada encuentro a la memoria de la Reina Isabel II, pero la semana de descanso le vino bien al equipo de Pep, que superó con amplitud y comodidad a los Wolves por 4 a 0.

Es que la resistencia local duró apenas un minuto, Jack Grealish abrió la cuenta con una perfecta asistencia de Kevin de Bruyne, pero el partido ni se había armado, y ese golpe fue letal para el equipo de Bruno Lage, que no le encontró la solución al problema.

Encima, Haaland, el mejor jugador de la Premier el mes pasado, anotó una vez más, el gol de rutina en cada partido que juega, tras recibir el paso de Bernardo Silva, encaró, y antes de pisar el área definió suave, lejos de Jose Sá, el arquero local que no tuvo chances.

Antes de ir al descanso, una torpe faltan de Nathan Collins terminó por romper el partido, una jugada peligrosa, torpe y hasta violenta que terminó en una especie de patada voladora sobre Grealish, decantó en su expulsión y la condena definitiva para su equipo.

 

En el segundo tiempo, Manchester City levantó un poco su intensidad, había chances para todos, y tras una buena combinación de Haaland, De Bruyne y Foden, llegó el tercer gol y definitivo en el partido.