Este domingo 14 de mayo el Fútbol Club Barcelona se coronó campeón de LaLiga 2022/2023 al vencer 4 a 2 al Espanyol, obteniendo de esa forma, a cuatro fechas del cierre del calendario, la cantidad de puntos necesaria para que ni el Real Madrid ni el Atlético de Madrid, sus dos más próximos perseguidores en la tabla de posiciones, tengan opciones suficientes para alcanzarlo.
Pero las cuestiones meramente deportivas quedaron apartadas a causa de los hechos funestos que se desencadenaron cuando los jugadores del conjunto que dirige Xavi Hernández celebraban el título local número 27 en el centro del campo de juego del RCDE Stadium, el cual sufrió la invasión de los ultras del elenco local.
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Al respecto, LaLiga evalúa aplicarle al RCD Espanyol una dura sanción, con base en el artículo 15 del Código Disciplinario del reglamento, el cual especifica que en ”ocasión de un partido se altere el orden, se menoscabe o ponga en peligro la integridad física de los árbitros/as, jugadores/as, técnicos/as o personas en general, se causen daños materiales o lesiones (…) incurrirá en responsabilidad el club organizador del mismo, salvo que acredite el cumplimiento diligente de sus obligaciones y la adopción de las medidas de prevención exigidas por la legislación deportiva para evitar tales hechos o mitigar su gravedad. El organizador/a del encuentro será también responsable cuando estos hechos se produzcan como consecuencia de un mal funcionamiento de los servicios de seguridad por causas imputables al mismo”.
El momento en el que los jugadores del FC Barcelona debieron correr hacia el túnel por la invasión de los ultras de Espanyol al campo de juego. Getty Images.
Por tales razones que quedaron perfectamente registradas tanto por las cámaras de la transmisión del encuentro (que decantó en el campeonato del FC Barcelona) como por las capturas de los periodistas y aficionados en general presentes, el Espanyol se expone, de esta manera, siempre que el ente regulador considere que la graduación de los incidentes fueron ”muy graves”, a una pena económica que puede ir entre ”18.001 a 90.000 euros”, además de la “clausura total del recinto deportivo por un período que abarque desde un partido hasta una temporada”.
Ahora, si la escala baja al nivel de ”grave”, el castigo desciende sustancialmente a “una multa en cuantía de hasta 6.000 euros” y una ”clausura parcial de las instalaciones deportivas por un partido, apercibiéndole con la clausura total de sus instalaciones deportivas en caso de reincidencia”. Ya si se distingue el acontecimiento como leve, algo que no debería ocurrir, el Espanyol pagaría una punición de máximo 602 euros.