Aquí no se podrá leer “Que se vayan todos”. Aquí no se podrá encontrar una solicitud de renuncia de un entrenador y mucho menos de un presidente o cuerpo directivo de una institución.
Para realizar un análisis se debe mantener la cabeza fría por respeto a la profesión. El problema es que aquí coinciden, en parte, la verborragia que podría exhibir un hincha y una observación minuciosa y coherente de los hechos. No hay árbol que tape el bosque. La eliminación de Boca ante Alianza Lima, una de las peores en la historia del club en la Copa Libertadores, es el bosque mismo.
Casi que no existe argumento que pueda maquillar la curva descendente en la que se encuentra el club. Ciertas cuestiones pueden destacarse de la gestión de Juan Román Riquelme, como poner en condiciones un club que parecía abandonado o defenderlo del embate por las Sociedades Anónimas. Sin embargo, el rendimiento deportivo ha sido penoso, a pesar de haber disputado una final del certamen más importante del continente. Para reflejarlo se consideran los siguientes puntos.

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Los entrenadores, una crisis de identidad
Miguel Ángel Russo, Sebastián Battaglia, Hugo Ibarra, Jorge Almirón, Diego Martínez y Fernando Gago ¿Cuál es la línea de juego? ¿Qué se pretende del equipo? ¿Se prefiere un entrenador de perfil mucho más táctico, un gestor de vestuario y grupo u otro que sostenga un interinato? Ninguna relación guardan entre sí esos 6 directores técnicos. A unos les fue un poco mejor. A otros, peor. Sin embargo, es insoslayable que sus fines de ciclo fueron luego de arrastrar una seguidilla de bajo rendimiento futbolístico.

Gago dirigió solo 22 partidos a Boca (Getty)
Ni hablar de la nula capacidad de afrontar situaciones adversas, algunas desembocando en expulsiones en momentos cúlmine (Advíncula en Copa Argentina contra Vélez y en Sudamericana ante Cruzeiro, Lema contra River en la Liga Profesional y vs. Estudiantes en la Copa LPF, Fabra ante Fluminense, Rojo vs. Palmeiras). Además, ya son 3 entrenadores consecutivos que no logran quedarse con un trofeo (sujeto a lo que suceda con Gago). Ni siquiera puede destacarse un factor competitivo de los distintos equipos que se fueron suscitando en los últimos períodos.
Vamos a introducirnos, por ejemplo, en los clásicos ante el resto de los grandes. Los siguientes números corresponden a la gestión Riquelme como vicepresidente y luego presidente del club. Ante River, solo ganó 3 de los 12 que disputó. Racing: 3 triunfos en 14 cotejos (sí, lo sacó de las Libertadores 2020 y 2023, pero una fue por penales y eso no maquilla el rendimiento ante este rival). Contra Independiente, 2 de 8. San Lorenzo: 2 de 6. Bonus: Estudiantes, al que solo lo derrotó en 2 de 9 y fue eliminado en semifinales de la Copa de la Liga 2024. Ningún entrenador puede ser eximido de estos clásicos.
Mencionamos las líneas de juego. Cómo es posible pasar de pseudo interinatos que terminaron en ciclos largos de entrenadores sin experiencia como Ibarra y Battaglia a uno extremadamente posicional como Almirón. O de uno que es un amante de los mediocampistas y que no piensa el fútbol con ubicaciones fijas como Diego Martínez o otro que se caracteriza por no tener un 11 definido y preferir los extremos pegados a la raya como Gago.

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Es verdad, Almirón llegó a la final de la Libertadores 2023. La ilusión de la séptima era casi una realidad, pero también es cierto que accedió a disputar el partido decisivo sin ganar ni un solo juego de eliminación directa y a través de los penales en octavos, cuartos y semis ¿En el ámbito local? Su Boca sacó solo 45 puntos de 90 posibles en el año. Apenas el 50%. Por eso mismo no se clasificó a la Libertadores del año siguiente y tuvo que disputar la Sudamericana.
Gago es un capítulo aparte. Se puede realizar una salvedad en cuanto a la poca cantidad de partidos que dirigió. Solamente lleva 22 ¿Los inconvenientes? Varios. En primer lugar, la poca certeza para definir un elenco titular. “Competencia interna” y “Nadie tiene el lugar asegurado” son argumentos que, en cierto punto, pueden conllevar su razón, pero Boca, en este Apertura 2025, fue el equipo que más jugadores utilizó en 7 fechas: 30.
La rotación es necesaria al jugar mucho en poco período de tiempo, pero se torna inverosímil que el DT Xeneize no haya podido repetir ni una vez un 11 inicial. A veces se utiliza un esquema. A veces, otro. Es imposible definir un estilo, una manera de atacar, patrones de juego, vínculos entre futbolistas, asociaciones o estilos para defender si se promueven tantas modificaciones. El fútbol es las características de los jugadores. No se puede sostener una identidad con tantos cambios de rumbo.
En segundo lugar, una cuestión anímica y hasta espiritual. El discurso de “hay que entender que también se pierde” es un muy buen mensaje para el ambiente del fútbol, donde siempre apremia el resultado y todo se transforma en una picadora de carne con tal de defenestrar al otro. Esa misma línea bajó Lionel Scaloni como entrenador de la Selección Argentina. “Mañana sale el sol”, fue una de sus frases más utilizadas.
La cuestión es cómo, dónde y por qué se intenta transmitirlo. Los hinchas del club que tiene en sus vitrinas 6 Libertadores deben escuchar esas palabras luego de enterarse que su equipo no disputará el torneo por segundo año consecutivo y que, por si fuera poco, no lo gana hace 18. Casi dos décadas. Una generación que no sabe lo que es levantar esa copa. Esa declaración, en ese contexto, es comprender muy poco sobre el lugar en el que se está parado.
Inferiores: ¿Llegan para triunfar o solo para ser vendidos?
Boca Predio es una marca ya instaurada. Sabemos que refiere a las divisiones formativas de uno de los clubes más grandes del continente. Las buenas ventas de Boca de futbolistas nacidos en sus entrañas no debe empañar el objetivo de las inferiores.
¿Para qué llegan a Primera? ¿Para consolidarse, generar un vínculo fuerte con el club y ganar títulos? ¿Para disputar un puñado de partidos e irse? Ninguno de los salidos del Xeneize que debutaron en la máxima categoría y que luego fueron vendidos o prestados pudo convertirse en un símbolo o estandarte de la institución. ¿Por qué? Porque se van.
Si tomamos como ejemplo los 15 del siguiente listado, nos da un promedio de solo 53,8 cotejos jugados antes de marcharse. Además, un gran porcentaje, en ciertos casos, no fue titular en esos encuentros.
Equi Fernández- Al-Qadsiah (67 PARTIDOS)
Aarón Anselmino – Chelsea (23 PARTIDOS)
Cristian Medina – Estudiantes (160 PARTIDOS)
Luca Langoni – NE Revolution (70 PARTIDOS)
Nicolás Valentini – Fiorentina (47 PARTIDOS)
Vicente Taborda – Platense (17 PARTIDOS)
Jabes Saralegui – Tigre (42 PARTIDOS)
Mateo Retegui – Estudiantes, Talleres, Tigre y Genoa (NI SIQUIERA UN PARTIDO COMPLETO)
Gonzalo Morales – Unión y Barracas Central (9 PARTIDOS)
Valentín Barco – Brighton (35 PARTIDOS)
Alan Varela – Porto (111 PARTIDOS)
Agustín Almendra – Racing (69 PARTIDOS)
Agustín Sández – Rosario Central (45 PARTIDOS)
Aarón Molinas – Defensa y Justicia y Tigre (47 PARTIDOS)
Nicolás Capaldo – Salzburgo (65 PARTIDOS)
En algunos casos, Boca necesitaría contar con los servicios de futbolistas que ya no están. Anselmino se fue a Inglaterra y podría tranquilamente ser central titular. Desde que se fue Varela, el equipo jamás encontró un 5 que tome el bastón en la mitad de la cancha. Siguiendo la línea del mediocampo, Equi Fernández posee características que no tiene ninguno de los que ahora visten la camiseta. La delantera merece también un análisis separado al actual y el ejemplo de Mateo Retegui es perfecto. Un futbolista que la rompe toda en Europa y del que la institución jamás pudo ver su potencial.
Política de mercado
El último mercado de la gestión Riquelme fue el mejor, no hay ningún tipo de dudas. Cuando corremos el velo y miramos hacia atrás es el problema. Son 35 los jugadores incorporados desde 2020 (no se contabilizan los últimos de 2025 por una lógica cuestión de tiempos).
Fueron éxito rotundo: Miguel Merentiel. De períodos con muy buen rendimiento: Edinson Cavani, Luis Advíncula, Sergio Romero, Leandro Brey y Milton Giménez. Con alternancias: Pol Fernández, Marcos Rojo, Kevin Zenón. Regular: Marcelo Saracchi, Lucas Blondel, Juan Barinaga, Cristian Lema, Lautaro Blanco, Javier García, Nicolás Figal, Carlos Zambrano ¿Para qué te traje? Gary Medel, Pulpo González, Edwin Cardona, Darío Benedetto, Norberto Briasco, Tomás Belmonte, Juan Ramírez, Nicolás Orsini, Esteban Rolón, Óscar Romero, Bruno Valdez, Facundo Roncaglia, Martín Payero, Lucas Janson, Ezequiel Bullaude, Brian Aguirre, Agustín Martegani, Ignacio Miramon. Está claro dónde se ubica el grueso de los nombres.

Miguel Merentiel, uno de los grandes últimos aciertos del Consejo de Boca (Getty)
Cantidad no es calidad. Poner la lupa en los puntos flacos del equipo debería ser moneda corriente. Una porción de aquello se vio en las últimas incorporaciones, pero hace tiempo Boca gritaba ayuda por un volante que fuera nexo entre el mediocampo y la delantera, como Carlos Palacios; un arquero con la seguridad y eficiencia de Marchesín (más allá del Penalesgate contra Alianza Lima); un futbolista sobrio, claro y con pocos errores como Rodrigo Battaglia; un tapado que terminara sorprendiendo por su rendimiento: Ayrton Costa; un hombre que demuestre calidad en cada toque y que sirva a la circulación de la pelota como Ander Herrera. Todo eso llegó ahora, después de desaprovechar 4 mercados de pases.
Con la gente ya no alcanza
El Mundo Boca, en referencia a dirigentes, futbolistas e hinchas, debe comprender que un partido de fútbol no se gana solo con aliento ni con mitos de que La Bombonera tiembla. Podemos hacer un repaso muy simple para reflejarlo. Desde la última Libertadores en 2007 quedó eliminado del certamen en 6 ocasiones como local: 2009 (Defensor Sporting), 2015 (River, episodio gas pimienta), 2016 (Independiente del Valle), 2019 (River), 2022 (Corinthians) y 2025 (Alianza Lima). En las restantes 7 ocasiones se quedó afuera como visitante o en cancha neutral. Además, si tomamos ese año como marca distintiva y la eliminación ante Alianza Lima, el club no disputará el certamen desde fase de grupos en 6 de 18 ediciones. Es el 33%. Boca no puede permitirse no acceder a la competición más preciada en un tercio de las ocasiones. Y ni siquiera pudo gritar campeón las veces que jugó la Sudamericana.
La crisis es transversal a todas las dirigencias, cuerpos técnicos y planteles. El funcionamiento de un equipo es absolutamente indivisible del éxito. Sí, hay algunos que ganaron con ayuda de la suerte, pero Boca no triunfó ni con el auxilio del factor azaroso y esto se trata de largo plazo, planificación, consistencia y búsqueda de identidad.
Cuando algo se repite puede ser cualquier cosa, menos casualidad. Los problemas de Boca exceden al hecho de no disputar la Libertadores 2 años seguidos. Le sobran huellas, señales y motivos para ver el problema y a sus responsables.







