Desde el pitazo inicial en el Allianz Arena de Múnich, París Saint-Germain se adueñó de la posesión y dominó a su gusto el encuentro ante Inter de Milán. Luego de varias aproximaciones que no tuvieron demasiado peligro, el elenco francés logró romper el cero en el marcador y ponerse en ventaja para intentar conquistar su primer trofeo europeo.
Cuando apenas iban 12 minutos de la primera parte, PSG mantenía el control con Vitinha en el borde del área. El mediocampista portugués filtró un pase excelente hacia Désiré Doué que levantó la cabeza y vio en total soledad a Achraf Hakimi, que no tuvo que hacer nada más que empujar la pelota hacia el fondo del arco y anotar el 1-0 a favor del conjunto parisino.
No es ninguna casualidad que el lateral de notable vocación ofensiva ingrese al área cuando la jugada se desarrolla por el costado izquierdo, sino que es un movimiento mecanizado. Con la intención de arrastrar una marca para que el extremo quede libre, el marroquí se posicionó cerca del punto penal y solo debió dirigir la pelota en dirección a la red.
Tal es la importancia que tiene Hakimi en la parte ofensiva del equipo que dirige Luis Enrique, que en el partido de vuelta de las semifinales ante el Arsenal también marcó un gol. De hecho, su tanto fue el que terminó de liquidar la serie y selló el boleto a la final de la Champions League. Y ahora, en el duelo decisivo volvió a ser determinante y aportó en el resultado.
Apenas ocho minutos más tarde que el primer tanto que rompió el cero, Khvicha Kvaratskhelia inició un contraataque y lanzó al espacio a Ousmane Dembélé, que juntó dos marcas rivales y cambió el sentido de la jugada al sector contrario. Del otro lado, llegaban en clara ventaja tres futbolistas del PSG contra dos contrincantes que regresaban desesperados.
El veloz francés envió un centro al segundo palo para que, tras el control, Doué remate de volea y convierta el 2-0 antes de los 20 minutos del primer tiempo. Cabe destacar que fue clave el desvío en Federico Dimarco que venció a Donnarumma cuando ya estaba recostado hacia su derecha. Y con un tremendo dominio del París, se fueron al entretiempo.
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