En la década de 1990 River tuvo en sus filas a Joaquín Irigoytía, un arquero que llegó desde Entre Ríos y que con el correr de los años mostró grandes rendimientos, a tal punto que ganó el Mundial Sub 20 en 1995 con la Selección Argentina y la Copa Libertadores 1996. Es por eso que llegó a ser llamado como el ‘nuevo Pato Fillol’.
A lo largo de su carrera, pasó por el Millonario, Hércules de España, Colón de Santa Fe, Cerro Porteño, Cobras de México, Almagro, Lanús y Aldosivi, hasta que decidió colgar los guantes y comenzar a estudiar la carrera de abogacía, para luego trabajar con su padre y hermano.
Alejado de la práctica deportiva, el ahora abogado habló con Bolavip, donde charló acerca de sus años como futbolista, el motivo por el que decidió retirarse joven y cómo es su vida como abogado, profesión que comparte con dos de sus hijas.
Sus inicios en el fútbol
Tras comenzar a jugar en su ciudad natal, Irigoytía fue visto ni más ni menos que por Amadeo Carrizo, uno de los arqueros más importantes de la historia de River. El mismo Carrizo fue el encargado de llevarlo a probar al Millonario, donde quedó para iniciar las divisiones inferiores. Allí, compartió con grandes jugadores y entrenadores, como Marcelo Gallardo y Alejandro Sabella. Además, fue parte del plantel campeón de la Copa Libertadores 1996.
-¿Cómo llegaste a River?
-Se da en 1990, fui por Amadeo Carrizo. Él me vio dos o tres veces en Gualeguaychú porque iba mucho por trabajo. Le comentaron sobre mí, me vio y yo pensé que iba a ser un contacto así nomás, pero tuve una relación hermosa. Cuando me fui a probar había muchos chicos, él fue, se quedó y le dijo al DT que me estaba viendo, que me preste atención. Decía que yo era su pollo y fue algo hermoso aprender y hablar con él. Quedé en River y se me hizo muy duro el primer año, porque éramos cinco arqueros y yo era el quinto, casi no tenía chances de jugar, por lo que pensé en volverme. A mí papá se le ocurrió que hiciera el colegio libre y viajar a entrenar. Viajaba todos los días a entrenar, que era una locura, pero todo forma parte del sueño de ser profesional. Los últimos cinco partidos de la octava, que era mi categoría, los jugué y anduve muy bien. Al año siguiente, no me lo esperaba, pero me convocaron a la Selección y pensé que era una broma de mis compañeros hasta que vino la empleada administrativa del club. Estuve en el Sub 17, que tenía buenos jugadores y no viajé porque era el tercer arquero. Aprendí mucho de Mostaza Merlo como DT en ese ciclo. Compartí con Vignolo en esa Selección. Era áspero, ja. Yo lo quería en mi equipo. Esto me sirvió mucho para asentarme y empezar a atajar como titular.
-¿Cómo procesaste el cambio hasta asentarse en River?
-Fue todo muy rápido. Yo soñaba mucho, después en la sexta y quinta me venía a Gualeguaychú y hacía fútbol con mis amigos en el club de acá porque el entrenador me daba permiso. Un día me llamó Delem, el encargado de inferiores de River, y me dijo que me empezara a tomar el fútbol como un profesional. Me dijo que empiece a vivir como un profesional porque el club pensaba en mí como un futuro profesional. Siempre mi idea fue esa, así que no me costó casi nada. Después empecé a entrenar con tercera con Sabella. Fue impresionante lo que aprendí con él como entrenador y persona.
-¿Ya se veía que iba a ser un gran entrenador?
-Era un tipo que sabía muchísimo de fútbol, trabajaba, imponía un respeto sin imponerlo. Él tenía mucha autoridad cuando hablaba, cuando explicaba y hasta cuando se enojaba. Con Gallardo estuvo muchísimo y creo que le dejó muchísimas cosas. Cuando le daba la 10 a Gallardo, hacía como que pesaba mucho, tenía esas cosas lindas de la llegada al jugador.
-¿Lo imaginabas a Gallardo como entrenador?
-Con Marcelo me pasa que lo imaginaba de DT porque en partidos por más que tenía pulsaciones arriba, iba charlando sobre cómo veía los partidos, quién iba a entrar, quién salir, se veía que entendía bien el juego. Lo mismo me pasó con Astrada y Hernán Díaz. Eran pocas veces las que se equivocaban, a veces se lo transmitían a los técnicos porque eran tipos que entendían bien.

Joaquín Irigoytía en el plantel de River.
-¿Cómo viviste la Copa Libertadores del 96?
-Jugué uno o dos partidos que no fueron tan relevantes. Después fui al banco a todos y vi lo que pasó con Crespo, que fue increíble. Ramón lo ponía porque no tenía a otro y Hernán entraba y hacía goles, por lo que lo tuvo que poner de titular. A partir de ahí empezó a mejorar, no es que se mantuvo o decayó, cada vez jugaba mejor. Jugó una Libertadores soñada para él. Tenía mucha confianza, que se la fabricó él mismo, siempre lo destaqué por su fortaleza mental de sentir que podía y lo hizo.
-¿Cómo era la injerencia de Francescoli en el vestuario?
-Enzo siempre fue muy humilde. Nosotros lo admirábamos mucho por su forma de ser con nosotros, con la gente. Veníamos de hacer los test en Palermo y él paraba a sacarse fotos con la gente, siempre fue muy atento con el plantel, con los jóvenes. Era un ejemplo. Creo que tuvo mucha incidencia en la parte futbolística, fue fundamental para la Libertadores y los torneos locales. Lo pude disfrutar mucho.
-¿Por qué tuvo tanta injerencia?
-Teníamos charlas entre nosotros después de la charla técnica. Sus palabras eran fundamentales para el equipo.
-¿Cómo era Ramón Díaz en sus inicios?
-Aprendí muchísimo y su gran virtud es haber aprendido, más que nada a respetar al jugador. Él se dirigía ante los jóvenes de una manera que no me gustaba, yo hubiera preferido otro trato. Por ahí era cuestión de modos o formas, no tenía la llegada al jugador que evidentemente ahora mejoró, porque sabe mucho de fútbol, los títulos lo respaldan. Creo que en aquel momento no era ni por asomo lo que fue después, pese a ganar esa copa, porque tuvo jugadores que eran técnicos dentro de la cancha y lo ayudaron mucho. Después se ayudó él, siempre fue un técnico importante y se lo ganó.
El campeonato del mundo en 1995
Por sus buenos rendimientos en las divisiones inferiores de River, Irigoytía fue convocado a la Selección Argentina Sub 20 con José Pékerman como entrenador. Con este plantel, logró consagrarse campeón del mundial en Qatar y fue elegido como el mejor arquero del certamen.

El plantel argentino campeón del mundo sub 20 en 1995.
-¿En qué momento te enteraste que ibas al Mundial?
-Cuando entró José, empezó a hacer un trabajo importante. Miró para esa Selección por lo menos a 30 arqueros. Eran convocatorias tras convocatorias. Ahí salvo Biagini y Sorín, todos los demás eran pico y pala, teníamos que demostrarle. Me enteré que viajaba al Mundial en el último día. Nadie estaba seguro si viajaba porque éramos muy parejos en todos los puestos. En esa época yo ni siquiera había jugado en Reserva, era muy complicado. Siempre el arquero es el que más experiencia tiene, pero en ese momento era el que menos tenía. Aprendí muchísimo también con Tocalli, que hacía de entrenador de arqueros porque en ese momento no había y le sacamos el jugo.
-¿Qué significó para vos ganar el Mundial y ser uno de los más destacados?
-No había premio al mejor arquero del torneo, y me eligieron como uno de los tres mejores jugadores del torneo. Para mí el Mundial fue un sueño, disfruté de todo el proceso. Fue medio raro ser mencionado y comparado con el ‘nuevo Fillol’. En el club la tuve que pelear y tuve que ir al juvenil para que me noten y vean que existo. También tuvimos un buen Sudamericano que fue durísimo y en el que estuvimos cerca de quedar afuera con Bolivia en primera ronda. Después del juvenil, empecé a entrenar con Primera, con tres o cuatro partidos en Reserva. Tenía más partidos en el plantel de Primera que en el de Reserva. Son momentos, era muy joven y me hubiera gustado tener un tiempo más para adaptarme. Entré muy arriba, después podes bajar un poco el nivel hasta que te asentás. Yo empecé arriba, después bajé un poco el nivel, sentí el desgaste del cambio. Me la pasaba prácticamente concentrando y no estaba acostumbrado. Ahí me tendrían que haber dicho ‘dale, seguís’, pero ahí me volvieron a sentar y eso me afectó un poco. Es lo que tocó. Después se hizo más difícil porque vino Bonano, un excelente arquero, que llegó joven.
Su salida de River y los pasos a préstamo
Sin continuidad en River, Irigoytía decidió marcharse a préstamo al Hércules de la segunda división de España. Debido a que la experiencia no fue la mejor, regresó al club de Núñez, para luego comprarse su pase y marcharse de la institución.
-¿Por qué decidiste irte a préstamo a España?
-Lo que pasó fueron esas ganas mías de querer jugar. River no me quería dar a préstamo y me tasaron en un precio alto. En un momento estuve cerca de ir a Central con Russo, pero como echaron a Bonano en Supercopa, para hacerme ir al banco en un partido, me voltearon la posibilidad que hubiera estado buena. Me empecé a enojar con la situación, porque me resultó hasta una falta de respeto a un chico del club, porque había hecho mis méritos, siempre sumé y trabajé mucho. Esa situación me fastidió. Por ahí se me mezclaron las ganas de jugar con esa situación y me fui a un lugar al que no me debía haber ido. Ramón quería que me quedara, pero me fui. Pensé más con el corazón que con mi cabeza y con el diario del lunes me di cuenta de que me había equivocado. En ese momento valía lo mismo que Chilavert, que era el mejor de Argentina, y obviamente Hércules no me compró. Era el club para hacer base y salir a otro lado. Me prestaron por seis meses, no me compraron y cuando llegué fue un golpe de realidad duro porque era distinto a River. Fue una poco feliz decisión.
-Decidiste volver rápido a River…
-A mí me encanta el automovilismo y soy fanático de Colapinto. La actitud que Williams tuvo con él fue espectacular y creo que va a ganar con esa decisión. Esto en el fútbol no se ve, hay mucha mezquindad. La no ida a préstamo, el hacerme esperar y la mezquindad de los dirigentes que había me molestó porque eran oportunidades para que yo haga experiencia. River no es para experimentar y lo comparto, más en un arquero. Era darme a préstamo. Después cuando volví no me querían porque me había ido a préstamo, entonces me compré la mitad del pase y la otra la compró Colón. Me fui de River horriblemente mal, me acuerdo de todos los dirigentes de ese momento y cuando descendió me acordé de todos ellos porque fueron parte activa de lo que pasó. Lo lamenté porque soy hincha, pero en el fútbol y en el deporte, si tomás malas decisiones las pagás a la corta.
-¿Fue complicada la salida de Colón?
-Estuve cinco años y medio en el club, alternando el puesto con un gran arquero y amigo como Leo Díaz, quien aparte era un buen compañero. Hicimos una amistad que trascendió el fútbol. En esos años tuve torneos que me tocó jugar, otros que no. Después llegó un DT que trajo a otro arquero y en su momento planteé lo que pasó, salió una nota y pensé que iba a tener trascendencia y solucionar algo, pero no le interesó mucho a los hinchas. Esto debe seguir pasando y en el fútbol pasan cosas increíbles con los representantes. Si hubiera habido celulares en mi época era una masacre eso.
-¿Esas cosas que pasaron hicieron que te canses del fútbol?
-Totalmente, empecé a ver de otra manera al deporte. El Diablo Monserrat me dijo que si quería disfrutar y amar al fútbol me vaya a jugar con amigos, porque lo que hacíamos era trabajo. A mí me costó, pero terminé dándole toda la razón.
-¿Llegaste a disfrutar del fútbol previo a esto?
-Tuve épocas muy lindas, como la lucha de inferiores. Jugué más de 10 años profesionalmente por todo eso que se generó en mí en inferiores, todos esos sueños, la competencia leal y todo eso me ayudó a soportar todos esos años. Después, en la Selección juvenil por todo ese aprendizaje, y en los primeros tiempos en River cuando empecé a entrenar. Lo que me pasó en River, uno ama al club, porque crecí ahí y tuve DTs que me enseñaron a entrenar y muchas cosas más, debuté ahí, viví en la pensión cuatro años, es una parte de mi vida, y entonces cuando dije que quería ir a sumar minutos para estar a la altura del arco me dijeron que no, que espere y como me quise ir me castigaron. Ya desde ahí era una mentalidad a la que me tenía que adaptar y no quería, yo quería crecer. De esa manera no podía.
La decisión de estudiar abogacía
Cerca de sus 30 años, el arquero decidió comenzar a estudiar abogacía mientras continuaba con su carrera profesional. Con el pasar de los años, decidió darle mayor prioridad a sus estudios, por lo que tuvo dos retiros previo al definitivo. Ya recibido, comenzó su estudio jurídico y un trabajo inmobiliario.
-¿En qué momento de tu vida empezaste a estudiar?
-Empecé a estudiar cuando me fui a Lanús, que me llamaron para volver a jugar después de haberme retirado joven. Volví, entrené y era suplente de Chiquito Bossio, no estaba en mi cabeza sacarle el puesto y quería ponerme bien para ver para qué estaba. Por eso me llamó Aldosivi, y mis compañeros me recomendaron. Me fui de Lanús a los seis meses por estas cosas raras con los representantes e intermediarios, me llamaron 10 veces de Aldosivi y les decía que no, hasta que dije que sí. La verdad que en todos los clubes a los que fui, con total objetividad, dentro de la cancha me fue bien. Lo que pasa es que yo tenía este tema con el fútbol, por la cuestión de cómo veía que se manejaban y entonces tenía los problemas afuera. En Aldosivi tuve un problema porque firmé un contrato hasta diciembre, me fue bien y me quisieron renovar por seis meses más. Les dije que no porque quería estudiar y me amenazaron con no jugar más y no pagarme. No me fui bien con los dirigentes porque venían a cambiar las reglas después de que yo suspendiera mi carrera de abogacía para disfrutar del fútbol. Me sentí re bien tratado, pero tuve este problema con los dirigentes porque quería seguir estudiando. Terminé el contrato y volví para terminar mis dos últimos años de abogacía. Ahí desconecté el celular y mi manera de hacer el duelo de jugador fue recibirme y empezar a trabajar.
-¿Por qué elegiste estudiar abogacía?
-Lo elegí porque mi papá fue juez civil y comercial y después puso su estudio de abogados. También estaba un hermano y me incorporé como un tercer abogado. Nos fue muy bien y puse mi propio estudio para empezar a ser cabeza. Ahora está mi hija trabajando conmigo y este año se recibe otra hija. Conformé una asociación de defensa al consumidor y derecho ambiental, así que tenemos varios frentes. Tengo abogadas junior también porque tenemos muchas cosas y afirmo que recibirse de abogado es hermoso, pero ejercer y vivir de esto es más difícil.
-¿No te quisiste relacionarte con el derecho deportivo?
-Cuando empecé, no había una especialización en derecho deportivo. Después empecé a ver qué entradas había en esa rama y la mayoría era orientada a la representación y yo nunca quise a los representantes, siempre fueron sujetos a los que no me quería acercar. No los quiero porque los tuve y no quería ser eso, por lo que me desanimé un poco y por eso no estoy en el fútbol, no sé en qué lugar me gustaría estar. No veo una beta como para explotar. Cuando me invitó River a ver un partido, estuve con Brito y los dos vices, ahí me preguntaron si me interesaba el derecho deportivo y les contesté que no, de lo que conozco no. A parte está atornillado en pocas personas que las conozco y no vale la pena. Hoy no veo que el fútbol argentino haya pegado un salto desde lo dirigencial a pesar de ser los campeones del mundo. Sí veo un buen trabajo de los clubes nacionales formando jugadores, creo que el mérito viene desde otro lado.
-También estás relacionado con el rubro inmobiliario…
-Empezamos un barrio acá con mi mamá, que es mi socia. Es un barrio en Pueblo Belgrano, ella antes vivió por acá y yo me vine a vivir años atrás para estar cerca de la naturaleza.
-¿Cómo es hoy tu relación con el fútbol?
-Estoy desligado por completo. A la cancha fui cuando muy amablemente me invitó River y me encontré con un club europeo dentro de Argentina, quedé impactado porque nunca más volví a una cancha de fútbol, no voy a la cancha y no voy a ciertos lugares de los que me fui de la manera en la que no hubiera querido. Me costó mucho, pero lo tomé como un desafío. La gente me hizo sentir súper bien tratado, pero me cuesta. Por ahí miro partidos en mute, no me gusta escuchar lo que me cuentan. Me gusta ver el fútbol inglés porque ahí juegan como se tiene que jugar el deporte, igual que en la Champions League. Si miro partidos de otras ligas apago el TV a los 10 segundos. Con amigos tampoco juego al fútbol, hago ejercicio. En su momento me enganché con el golf y ahora voy a volver porque me sirve para desenchufarme. Me han invitado a jugar al fútbol, a veces quedo mal, pero prefiero que no. La última vez que jugué fue con amigos, me pusieron de carrilero y me fusilaron, ja. Fue una etapa tan hermosa que la quiero mantener así, ya no me disfrazo más de jugador de fútbol.

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