Ronaldo Nazario dejó una marca a lo largo de su carrera futbolística. El ex delantero brasileño, pasó por gigantes del fútbol mundial como Inter, Milan, Barcelona o Real Madrid, así como también se consagró bicampeón de la Copa del Mundo y logró ganar el Balón de Oro en dos ocasiones.
A pesar de esta brillante carrera, el brasileño también fue noticia en varias oportunidades por cuestiones extrafutbolísticas por su comportamiento fuera de la cancha. En una entrevista con el podcast ‘Charla’, Ronaldo hizo un repaso de su trayectoria, donde tocó diversos temas como las fiestas privadas o el error que arruinó su carrera.
“No sabía lo que tenías que hacer para ser jugador e hice lo que se me abrió el camino. Para ascender hay que buscar el desarrollo técnico, táctico y físico. La gente me dice mucho ‘eras un animal físicamente, qué regalo’. Carajo, entrené mucho, nadie llega tan rápido sin entrenar. No es sólo un regalo si no ponen delante a Usain Bolt que es muy rápido y le dicen que decida”, comentó respecto al esfuerzo para ser profesional.
Las fiestas privadas cuando era jugador
Durante su carrera, Ronaldo fue reconocido por realizar diversas fiestas con sus compañeros de equipo. En esta entrevista, el brasileño recordó la época en la que se iba los fines de semana de fiesta a París y regresaba en avión en las horas previas a sumarse a los entrenamientos.
“Estuve en todas. Iba a entrenar el lunes por la mañana, a las 10 de la mañana, jugué el sábado y luego me fui a París. Pasé el domingo en París y por la noche fui a la fiesta. A las siete de la mañana cogí el avión para Madrid, llegué a las nueve de la mañana con entrenamiento a las 10. Esto lo hice muchas veces”, comenzó.
“En la ciudad en la que juegas, o haces una fiesta en casa o firmas tu muerte. Entonces me diversifiqué y viajé. Siempre he sido de organizar fiestas, estructurar cosas de alto nivel. Siempre he tenido cuidado de hacer felices a todos”, agregó sobre las fiestas que organizó.

Ronaldo Nazario en su paso por Real Madrid.
El error que le arruinó la carrera
A lo largo de su carrera, Ronaldo también sufrió mucho por las lesiones. Una de las más graves fue a fines de los ‘90, cuando se rompió los ligamentos cruzados. Sobre esto, confesó que un error a la hora de recuperarse le arruinó la carrera por las molestias en la rodilla.
“Siempre tuve claras mis características y ambición como jugador. Quería marcar goles y divertirme jugando al fútbol. Fue una buena temporada antes de que empezaran las lesiones, que eran complicadas”, inició.
“En 1998 comencé a sentir una leve tendinitis y terminé bien el Mundial. Pensé que era algo normal que les pasa a muchos jugadores. A partir de 1999 empezó a empeorar mucho hasta que se rompió parcialmente. En el Inter cometimos un error al coser sólo parcialmente el tendón, pero nadie hubiera imaginado que seis meses después se rompería por completo”, siguió.
“Cuando se rompió, al principio pensé que me habían tirado con una piedra o un tiro. Me caí y puse la mano en la rodilla para sujetarlo y fue cuando me di cuenta de que algo se había roto y me hizo pensar en la cabeza. Empecé a llorar no de dolor, sino de miedo y me pregunté ‘¿qué me está pasando?, mi carrera y mi vida se acabaron’”, cerró.

Ronaldo Nazario en su paso por Inter.
El vino de 10.000 dólares que le tomó su amigo
Otra de las anécdotas que contó Ronaldo en esta entrevista fue en su paso por Milan, donde compartió plantel con Vampeta, otro futbolista brasileño. En una oportunidad, Nazario debió regresar a su país natal, y su compatriota se quedó a cargo de su casa. Cuando regresó a Italia, se percató que el volante se tomó una botella de vino de 10.000 dólares.
“Él se quedó en mi casa y tenía una bodega con 100 botellas y yo me fui a Brasil. Se bebió todo. Dos semanas después había terminado todas las botellas de vino y abrió más cajas que tenía en el piso con más hasta que encontró un vino que era especial. Era una botella de 1976, el año en que nací, que había comprado en un restaurante de París por 10.000 euros”, soltó.
Y cerró: “Era un vino caro que no iba a beber, estaba destinado a ser almacenado y él y sus amigos, en mi apartamento, abrieron esta botella y nos dieron a cada uno un vaso de plástico. Dijo que estaba caliente y puso hielo en el vino. Él cuenta esta historia como el ‘vino del Papa’, pero era mi vino, por el que pagué 10.000 por una botella de mi año, que debía conservarse por simbología”.

Ronaldo en Milan.

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