La carrera del futbolista suele tener cambios radicales: hoy estás en un lugar y mañana, sin previo aviso, te despertás en otro. Mucho más cuando el protagonista de la historia es "inquieto" y está decidido a exprimir lo máximo posible a este estilo de vida, como lo es Leandro Rodríguez. Un delantero de 34 años que nació en Haedo, está por ser papá y volvió a Argentina tras una increíble aventura por el exterior.

Surgido de las juveniles de Estudiantes de Caseros en aquel campeonato en el cual el Pincha casi asciende al Nacional B, Rodríguez parece estar hecho a medida para el fútbol argentino, ya que jugó en seis equipos antes del actual y en todos le fue bien. Sin embargo, él siempre eligió otra cosa.

Luego de pasar de Estudiantes a Excursionistas y de asentarse posteriormente en San Miguel, el delantero comenzó con su vida fuera del país: "No me gusta estar en un solo lugar, me encanta conocer culturas y diferentes países", comentó en una charla exclusiva con Bolavip Argentina el jugador al que siempre apodaron gato porque "me gustaba colgarme de los árboles".

Así fue como firmó su primer contrato en el extranjero en el Cobresol de Perú, equipo nuevo con pocos años de vida ubicado en Moquegua: "No había nada. Ni un shopping, cine, nada de nada. Parecía un desierto", recuerda destacando que por lo menos "la gente llenaba la cancha" al no tener otro entretenimiento.

Un paso en el cual Rodríguez debió compartir la habitación con otros cinco jugadores peruanos, el departamento era del club, y en el cual aprendió a "abrir la cabeza": " No todo es la gran ciudad; acá conoces gente, su cultura. Te nutrís por otros lados". Un buen recuerdo que tapa un poco el hecho de que los últimos meses de sueldo "no los cobramos".

No es un dato menor que a Cobresol llegó junto con su hermano, con quien hizo dupla en San Miguel, y ambos aprendieron una lección para el futuro: "el extranjero siempre debe rendir. Es el que más cobra, es al que llevan hasta allá. Y no para ver que pasa...". Un pensamiento que lo hizo dar el máximo en cada equipo en el que estuvo.

Durante su estadía en Perú hizo las cosas muy bien, incluso lo volverían a buscar en el futuro, y encontró el camino: "Los peruanos son muy técnicos. Por ahí se sacaba una diferencia por el juego físico que tenemos del fútbol argentino y ellos no están acostumbrados". Sin embargo, se iría pronto del Cobresol.

Cuando la rompía junto a su hermano, recibieron la visita de los representantes de "un equipo que habían comprado unos petroleros". El conjunto en cuestión era Llaneros, de la Primera de Colombia: "Aceptamos y nos fuimos. Firmamos por tres años", cuenta en esta charla con Bolavip Argentina sobre una experiencia que duró menos de lo que debía.

Pese a que la adaptación de los hermanos Rodríguez fue buena, la relación con el técnico no era la mejor: "Estaba re loco. Era insoportable con la táctica, con los movimientos. Que parate aca, hace esto o aquello. Nos cansamos, y nos volvimos a la Argentina". Una decisión capaz apresurada ya que "hoy reaccionaría de otra manera".

Sin embargo, y pese a que le taladraron la cabeza, su paso por Colombia dejó buenos recuerdos para Leandro: "Tenían un jet e íbamos para todos lados con ese avión. Me sentía Cristiano jugando la Champions", comentó entre risas antes de recordar aquellos partidos en los estadios más grandes del país como el Campín de Bogotá o el Pascual Guerrero ante 50 mil personas, o más.

Cansado del DT, Leandro y su hermano volvieron a la Argentina y el protagonista de esta historia comenzó a jugar en Morón. Aquí compartió vestuario con grandes jugadores, entre ellos Damián Akerman. Sin embargo, la falta de oportunidades y una nueva oportunidad en Perú; jugando para San Simón, lo llevarían de nuevo para aquella ciudad en donde comenzó todo.

Igualmente, la vida no lo depositaría mucho en el país peruano: "Cuando Mauro Zarate, con quienes somos amigos, firmó para el West Ham, habló con la persona que lo llevó (un tal Barry) y le prometió que me iba a ubicar en algún equipo de la Ligue 1. Así que fui". Una experiencia de las más fuertes.

Entrenando en un equipo de Premier League con jugadores como Manu Lanzini, Alex Song o el arquero Adrían, hoy en Liverpool y con quien mantiene relación, Leandro tuvo varios entrenamientos con el primer equipo hasta que "el tal Barry" le consiguió una prueba en el Milton Keynes Dons: "Llegué al estadio y no lo podía creer. Era una locura, mejor que varias de Primera de acá".

Si bien en su primer entrenamiento convirtió dos goles y fue la figura, a Leandro le parecía raro que luego de ese día no volvió a entrenar con el plantel: "Ahí hable con Mauro y el se comunico con Barry. Resulta que no tenían cupo de extranjeros", comentó sobre una situación que se resolvió gracias a que Zárate logró ubicarlo en el Città di Giulianova, de Italia.

Si bien Rodríguez cumplía uno de sus sueños ya que su familia es italiana y quiere radicarse allá cuando se retire del fútbol, la sensación de haber entrenado con la élite y que no se concrete dejó "una decepción muy grande ya que el fútbol a veces es muy ingrato". Sin embargo, esto no lo detuvo.

El fútbol italiano le sentaba bien; le gustaba su vida y se sentía valorado ya que "en Italia quieren al argentino porque es un busca. Quiere hacer las cosas bien y ellos saben que desde chico te estás formando". Sin embargo, el delantero volvía a chocar con el DT y a pegar el portazo: "Es un fútbol táctico, te dan muchas indicaciones y si te soltás te cagan a pedos. Yo considero que si si no te sentís cómodo en algún lugar no podes dar lo mejor".

Dado esto, Leandro aceptó una propuesta del Chino Zárate, hermano de Mauro, para jugar en Deportivo Merlo. Aquí volvió al ascenso para jugar en los Charros y en Defensores de Belgrano. Le fue tan bien que nuevamente apareció Europa en el radar, esta vez el destino era Chipre. 

A todo esto, Rodríguez fue entendiendo en sus saltos por el fútbol del mundo que “en Argentina se suele menospreciar o desmerecer algunas ligas que si no estás en una liga top no existis". Algo que considera erróneo ya que todo "fútbol tiene su dificultad". Incluso, considera que cualquier argentino del ascenso podría rendir en el extranjero si se anima y aprovecha la formación que existe en las juveniles nacionales.

Así fue como Rodríguez llegó a Chipre; "un lugar muy lindo, con un clima muy agradable y super tranquilo". Y pese a que no hablaba nada de inglés ni griego, los idiomas de este país europeo, "es una experiencia linda. Tenes que expresarte, te tienen que entender". Aquí estuvo en dos equipos, aunque realmente solo jugó para el Digenis Morfou.

Un fútbol que pudo disfrutar varios argentinos durante los últimos años y en donde Lean se pudo reencontrar con Emilio Zelaya, Nico De Bruno y Facu Bertoglio. Esta banda se reunía siempre "después de los partidos para comer algo". Sin dudas un país y una experiencia magnífica.

Además, en este momento de la charla con Bolavip Argentina, el delantero que firmó con San Telmo demostró no solo ser dúctil con la pelota sinosaber de geografía e historia ya que se tomó unos minutos para hablar sobre "la operación alta" en donde Turquía tomó parte del territorio Chiprota. 

Luego de esto, el fútbol pondría a Rodríguez en el fútbol de Costa Rica para jugar en el Pérez Zeledón; un conjuntó que venía de ser campeón de manera sorpresiva y con el cual participó en la Concachampions frente a los grandes de México y Estados Unidos. Sin embargo, la relación con el entrenador del equipo no era la mejor ya que este, pese a ser argentino, le dejó bien en claro a Leandro que él era el extranjero y lo excluyó.

De esta manera, y antes de llegar nuevamente al fútbol italiano para jugar en Arce, Leandro Rodíguez terminó de ver cómo funciona el fútbol: "Cuando jugas en el extranjero nunca dejas de ser el de afuera. Además, el argentino está mal visto. Si vos te ganas las cosas con un bajo perfil, trabajando, te llegan a respetar más".

Valores, motivaciones y enseñanzas que lo fueron adaptando para su mejor capítulo: Guatemala. La carrera de Leandro mejoró en todo aspecto durante su paso por San Pedro, Sacachispas y Aurora ya que fue terminó segundo en la tabla de artilleros, es el máximo goleador en la historia de .... y hasta sonó para su Selección.

Un momento increíble que lo hace confesar: "Estuve tres años y me hubiera quedado, creo que es el primer país en que me sentí asi", relata en Bolavip Argentina sobre un país en donde "la paga es la mejor de centroamérica" y donde las "cosas me salieron mejor. Capaz estar más grande me ayudó".

Un nivel superlativo que despertó el interés del Messina FC de la Serie C de Italia y que lo posicionó para integrar la Selección de Guatemala: "Lo de Italia lo descarte porque quería quedarme y lo de la Selección no se dió porque acá ahora tienen un pensamiento de impulsar juveniles y no nacionalizar extranjeros", comentó dejando bien en claro que es algo que comparte y apoya pese a quitarle una oportunidad.

Sin lugar a dudas, Leandro Rodríguez tuvo una carrera de ensueño que ahora tendrá su nueva etapa en el fútbol argentino ya que firmó para San Telmo, conjunto de la Primera Nacional: "Lo que tiene Argentina es que hay un nivel competitivo muy alto, que te mantiene siempre a tope para que no te coman el puesto. Acá te matan, allá ya me había un respeto y no me metían fuerte".

Un regreso que lo hará "extrañar la tranquilidad de jugar en el extranjero porque acá todo se vive muy pasional y extremo" pero que se minimiza al saber que su hijo podrá nacer y disfrutar a la familia "hasta que pire y me vaya de nuevo". Una oportunidad que saldará "una cuenta pendiente" de estar en la Segunda División y de, por qué no, dar el salto a Primera.

LA ENTREVISTA COMPLETA A LEANDRO RODRÍGUEZ