Mientras cumple una condena de nueve años de cárcel en Brasil y busca sumar puntos para gozar de ciertos beneficios por buena conducta, Robinho recibió una noticia que golpea de lleno su propósito: El Supremo Tribunal Federal rechazó la solicitud de libertad presentada por su defensa y ratificó que el exdelantero deberá continuar en la prisión rural de Tremembé, a pocos kilómetros de San Pablo, cumpliendo la sentencia impuesta por la justicia italiana.
El tribunal analizó un recurso extraordinario presentado por los abogados del exdelantero y lo declaró improcedente. La defensa había sostenido que la ley de migración brasileña usada para validar la condena italiana fue sancionada después del delito por el que Robinho fue juzgado, acusando una aplicación retroactiva prohibida por la legislación brasileña.
Sin embargo, seis de los once jueces del Supremo votaron a favor de mantener preso al ex jugador de 41 años, al considerar que sus abogados intentan reabrir una causa que se encuentra cerrada, lo cual no está permitido a través de este tipo de recursos legales.
Vale recordar que el exdelantero del Milan, Santos y Real Madrid fue condenado en tres instancias de la justicia italiana por la violación grupal de una joven albanesa en una discoteca de Milán, en 2013. La sentencia a nueve años quedó firme en enero de 2022, aunque recién ingresó a prisión en marzo de 2024, cuando Brasil homologó el fallo ya que su legislación impide la extradición de ciudadanos.

Robinho deberá seguir cumpliendo su condena en prisión (Allstar/StewartxKenda).
A partir de aquel momento, la defensa buscó sin éxito que el delito pasara de clasificarse de “atroz” a “común”. La diferencia no es menor: en Brasil, los crímenes atroces impiden beneficios como fianza o reducción significativa de la pena. La Justicia, sin embargo, cerró esa puerta definitivamente. Y a pesar de los reportes que lo catalogan como un preso de “conducta ejemplar”, ltambién le impidió tomar cualquier atajo legal.
Los días de Robinho en prisión: arreglando televisores y emprendiendo con un hacker
El exfutbolista, de 41 años, reparte su rutina entre el estudio, el trabajo y el fútbol. Mientras duerme en una celda de ocho metros cuadrados, Robinho no pierde la ilusión de obtener la libertad condicional por buena conducta.
En esa búsqueda, se pasa horas completando módulos del Programa de Educación, cuidando el huerto, participando de un club de lectura y arreglando televisores y radios. Al punto que completó un curso de electrónica de 600 horas para capacitarse y colaborar desde ese rol. Además, no se aleja del deporte: juega al fútbol en el patio de la cárcel, aunque con botines prestados por otros internos.
Como frutilla del postre, en las últimas semanas trascendió que proyecta iniciar un emprendimiento de apuestas deportivas junto a Walter Delgatti, hacker condenado por vulnerar sistemas del Consejo Nacional de Justicia. Robinho pondría capital e imagen, y su socio el conocimiento técnico. No obstante, su conducta no consigue dar el brazo a torcer ante el Tribunal, quien considera que debe seguir cumpliendo la pena de nueve años dictada en Italia.

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