La caída de la Selección Argentina ante Ecuador en Guayaquil tuvo un protagonista particular: Wilmar Roldán, el arbitro de la noche. El colegiado repartió dos tarjetas rojas, primero a Nicolás Otamendi y minutos más tarde a Moisés Caicedo, y sancionó, tras el llamado del VAR, el penal que Enner Valencia convirtió en gol para el único tanto del encuentro.
La furia en el plantel de La Scaloneta se desató luego de penalizar la sanción máxima. El colombiano consideró que Nicolás Tagliafico había cometido falta sobre Ángelo Preciado y le dio el penal al conjunto local, desatando fuertes reclamos de parte de la Albiceleste al considerar que la jugada no era más que un simple choque. Incluso, al finalizar el primer tiempo, Lionel Scaloni debió acercarse al círculo central para retirar a los jugadores que se acercaron a protestar vehemente la decisión del referí.
Tras el encuentro, la polémica volvió a desatarse. Primero, Emiliano Martínez fue tajante al considerar: “Yo creo que fue un poco injusto el penal. Los árbitros afuera de casa nos complican un poco más“. Más tarde también apareció Rodrigo De Paul, quien en zona mixta, fue contundente al ser consultado por el arbitraje.
“Prefiero no hablar“, sentenció el Motorcito sin dar vueltas. Y con una sonrisa pícara, agregó: “No vi ninguna de las dos jugadas. Hoy no tengo ganas de entrar en polémicas“.
A pesar de haber sido el protagonista de la noche, Roldán y los jugadores de la Selección se conocen a la perfección. Es que con su actuación en Guayaquil, se vieron las caras por 12° oportunidad, con un historial de 5 triunfos, 3 empates y 4 derrotas. El partido más recordado es la final de la Copa América 2015, cuando Chile se impuso por penales.

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