Mientras lucha por salir de un pronunciado bajón físico y mental que según el mismo reconoció lo ha llevado a jugar en los últimos meses el peor tenis de su carrera, Alexandr Zverev, quien pese a todo sigue conservando la tercera posición en el ranking mundial, parece haberse decidido a romper relaciones con una leyenda que en su asalto a la élite parecía estar llamado a apadrinarlo.
Se trata de su compatriota Boris Becker, considerado de manera unánime como el mejor tenista alemán de la historia y destacado también entre los mejores jugadores de todos los tiempos, sin distinción de nacionalidad. El seis veces campeón de Grand Slams venía de describir al hamburgués como un “niño problemático” después de sus explicaciones sobre los problemas físicos que lo venían limitando y este decidió salir a responder.
“Para ser sincero, creo que no le importo demasiado. Creo que solo busca atención de los medios, algo que recibe cuando habla de mí. Es una lástima, pero ya no me importa lo que diga”, expresó con contundencia Zverev en diálogo con el diario Bild, previo a su estreno de este mismo martes en el ATP de Viena, ante Jacob Fearnley.
El certamen que se está desarrollando en Austria será de gran valor para Zverev como puesta a punto para el Final 8 de la Copa Davis que se celebrará en Bologna, Italia, del 18 al 23 de noviembre, siendo el encargado de capitanear al equipo alemán en la serie de cuartos de final ante Argentina.

Zverev liderará a Alemania en los cuartos de final de la Copa Davis ante Argentina.
“Todo funcionará y estoy lleno de confianza en encontrar mi forma y mi mejor tenis. Ahora vienen los torneos que realmente me gustan en indoors, Viena y París, donde gané el año pasado. Creo que puedo jugar un buen tenis allí de nuevo”, dijo antes de su estreno en Austria.
La dura autocrítica de Zverev tras su eliminación en Shanghái
Tras ser eliminado en los dieciseisavos de final del Masters de Shanghái por Arthur Rinderknech, Alexandr Zverev hizo una profunda autocrítica sobre su nivel actual y los impedimentos que ha tenido para poder desarrollar su mejor versión. “La última vez que jugué sin dolor fue en Australia. Está siendo un año realmente duro a nivel físico, los problemas de espalda no cesan. Estoy inmerso en una auténtica lucha contra mí mismo porque tengo una desconfianza enorme en mi juego”, se sinceró.
Y agregó: “Simplemente no creo en mí, carezco de cualquier tipo de fe y confianza en mí mismo. Estoy jugando un tenis horrible y el balance de mi temporada es realmente malo”.







