Antes de seguir leyendo, la sugerencia es que le suban el volumen a una buena canción de rock, al estilo AC/DC. La historia que viene a continuación es intensa, agitada y con mucho color, por lo que hay que ponerse cómodo y dejarse llevar por las vivencias que se narrarán. El protagonista del día es Mike Tyson y, como su apodo de Iron Mike lo indica, se trata de una vida superhéroe que ha pasado por todo hasta poder alcanzar la gloria máxima. Aunque sí, la perdió, pero también la recuperó. En fin…

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La vida de película de Mike Tyson: entre la cárcel y la gloria
Todo comenzó un 30 de junio de 1966 en Nueva York. Ese día, llegó al mundo el pequeño Michael Gerard Tyson y nadie sabía que se estaba en presencia de alguien que se terminaría convirtiendo en uno de los personajes más icónicos en la historia del deporte. Entre conflictos familiares, problemas graves de conducta y múltiples ingresos a prisión, Mike Tyson se fue transformando en una leyenda absoluta.
Cuando era joven/adolescente, llegó a tener 38 arrestos en sus antecedentes por delitos menores con apenas 13 años. Criado por una madre soltera, la vida para Tyson no fue sencilla y tuvo que salir adelante a base de una rápida maduración. “Mi infancia fue como la de cualquiera que nace en un barrio negro y pobre de Estados Unidos. No teníamos dinero y no teníamos esperanza. Me arrestaron muchas veces, estuve involucrado en episodios de violencia, de drogas y de alcohol”, contó.
“Solía estar en pandillas, solía tener armas, dispararle a la gente, me disparaban y todo eso. Crecí sin mi padre, con mi madre que era una trabajadora sexual. Nos humillaban, nunca tuvimos orgullo en nuestra familia, nadie sabía quiénes éramos. Desde que era un niño de 12 años solamente me enseñaron a golpear a la gente, a derribarlos, humillarlos, a romper su voluntad, a demostrarles que era superior a ellos, que era mejor que todo el mundo. Pero en realidad yo era un niño asustado e inseguro. No tenía ni idea de lo que hacía, pero me sentía bien, todo el mundo me decía que era bueno en eso, lo que me llevó a convertirme en este hombre, este tirano que no tenía respeto por nada”, relató Tyson en primera persona.
Amante de las palomas desde muy niño, se peleó por primera vez cuando alguien amenazó con hacerle daño a sus aves, lo que lo adentró casi de casualidad en el mundo de la violencia y, posteriormente, en el de los deportes de contacto. Con apenas 18 años hizo su debut profesional en el boxeo y en su primera presentación noqueó. El resto es historia y es que desde 1985 hasta 2005 que dominó como quiso el deporte. Destacándose de manera impresionante en el peso pesado, se enfrentó a grandes leyendas, protagonizó icónicos momentos y se transformó en multicampeón del mundo.
El peor momento en la carrera y vida de Tyson llegó en 1992, cuando fue declarado culpable de violación y condenado a seis años de prisión y cuatro de libertad condicional. Por su buena conducta, estuvo tras las rejas apenas tres de esos seis años. La víctima fue una modelo de 18 años llamada Desiree Washington. Buscando pasar rápido la página, en ese mismo 1995 volvió a subirse al ring y a partir de allí nada más detuvo su carrera.
Claro, el espectacular nivel que mostraba dentro del cuadrilátero con épicas victorias más las múltiples excentricidades convirtieron a Tyson en un personaje que llamaba la atención del mundo. Desde haber mordido y roto una parte de la oreja de Evander Holyfield, hasta tener un tigre en su propia casa son algunos de los casos que califican el tipo de personaje del que se está hablando. Nada de esto quita que fue de los mejores de todos los tiempos por su brutal capacidad de nocaut. 50 victorias obtuvo en su trayectoria y 44 de ellas terminaron por la vía del nocaut, por lo que son números que hablan por sí solos.

Mike Tyson noqueó a casi todos los rivales a los que les ganó en su carrera. (GETTY IMAGES)
En 2003 llegó a declararse en bancarrota luego de haber acumulado cerca de 300 millones de dólares, perderlos y alcanzar una deuda de unos 28 millones de dólares. En todos esos años, su boxeo siguió intacto y fue derrotando a los mejores de su generación, pero algo nunca terminó de sanar dentro de su corazón. “Mi vida entera es un arrepentimiento. Mis acciones, mi conducta… Ojalá no hubiera dicho muchas de las cosas que he dicho a otros seres humanos. Estoy muy arrepentido”, expresó Mike muy sentido allá por el 2009.
“Yo era un cocainómano en toda regla, incluso la consumí antes del algún combate. Cuando era joven, era un animal con dinero. Se lo daba a la gente y tenía sexo con sus madres, sus hermanas… Orgías. Estaba loco. Estaba enfermo y no tenía ni idea. En la cárcel tenía tanto sexo que acababa agotado, ni siquiera tenía fuerzas para ir al gimnasio. Simplemente me quedaba en la celda todo el día. A veces fantaseo con la posibilidad de volarle los sesos a alguien para poder pasarme el resto de mi vida en prisión“, cierra.

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La última pelea de Tyson fue en noviembre de 2024 ante el youtuber Jake Paul en la que cayó casi sin soltar las manos. Solamente él sabe si no tenía la condición necesaria o si verdaderamente se cuidó de lanzar golpes que podrían haber lastimado a la celebridad. De cualquier manera, el mundo se quedó con la imagen de despedida de Iron Mike de los cuadriláteros. Ídolo de millones de personas, jamás se quiso ni se respetó, pero curiosamente su legado será inigualable e imborrable.





