Guillermo Ochoa llegó a Salernitana y se puso los guantes. No tardó en ser destacado como figura, pero también le tocó sufrir en exceso los descalabros defensivos que convirtieron al suyo en el equipo más goleado de la Serie A. Sufrió la crítica, Made in México, y perdió la titularidad en dos encuentros consecutivos cuando Luigi Sepe estuvo recuperado de su lesión.
Se llegó a decir, incluso, que Memo podía dejar el club de manera prematura por no jugar debido a una cláusula que se había incluido en su contrato. Pero este domingo recuperó la titularidad y, habiendo logrado la primera valla invicta desde su arribo, parece haber ganado la pulseada. Por mérito propio, porque Monza le dio trabajo y él respondió.
En un primer tiempo en que ninguno de los equipos logró establecer diferencias en el marcador, tuvo su intervención más destacada al desactivar un cabezazo a quemarropas Ciurria. En el complemento, después que Coulibaly pusiera el 1-0 para los suyos, evitó el empate con una gran doble tapada.
Con el partido liquidado por la diferencia de tres goles, Memo se dedicó entonces a cuidar el que sería su primer partido con la portería en cero y tuvo dos grandes intervenciones en tiempo de descuento, cuando Monza curiosamente atacó más que en todo el partido buscando el tanto del honor.
No solo fue la primera valla invicta para Ochoa, sino que fue la primera para Salernitana desde octubre del año pasado. Y entonces, parece que el mexicano lo ha puesto todo de su lado. La portería debe ser suya, porque se lo ha ganado.