Fue una muy mala fecha para el arbitraje del fútbol argentino. Hasta horroroso por momentos en el campo y en el VAR en casi todos los partidos, prijncipalmennte en la carnicería que fue Rosario Central vs. Lanús.
Pero también se vieron obscenidades en el triunfo de River contra Tigre por un penal no cobrado sobre la hora al Matador, pese a que no hubiese cambiado la historia que fue 3 a 1 para los de Martín Demichelis.
Y debo hacer hincapié en el partido de Platense y Boca. El encargado del VAR fue Mauro Vigliano y en el campo estuvo Nicolás Ramírez y ninguno vio un penal insólito de Marcos Rojo a Gastón Suso en el primer tiempo. Una camiseteada que dejó en cuero al central del Calamar y no pasó nada.
Pareciera que Marcos Rojo juega con un reglamento distinto a veces. Y lo raro es que el capitán de Boca, estando amonestado, haya hecho esa falta para irse expulsado, como si quisiera ver la roja. Es cierto que el defensor del Xeneize parece tener la posibilidad de dar alguna que otra patada de más, pero lo de ayer fue bastante raro.
Un fin de semana patético del arbitraje y del VAR argentino.